La historia de María con su comunidad de vecinos empieza hace ya más de una década. En 2002, ella y su familia se mudaron a un piso en un pequeño pueblo de Valencia donde las condiciones expuestas por el constructor parecían ser las mejores para dar la bienvenida a una nueva etapa de sus vidas. No obstante, pronto empezarían los problemas. Uno de sus hijos, el cual padece una enfermedad degenerativa en los huesos, necesitaba una rampa para poder acceder a su casa. Esta petición fue rechazada por los vecinos, lo que dio lugar a una situación de tensión y enfrentamientos que se ha intensificado en los últimos años.
Ahora, la Audiencia Provincial de Valencia da la razón a María y declara nula la votación por la que la comunidad quiso imponerle un cargo de 19.000 euros para poder empezar la obra. La consigna aprobada en una junta de vecinos, en la cual ella misma no pudo participar, fue que su familia pagaría el grueso de la derrama, mientras el resto sólo tendrían que hacerse cargo de 600 euros por vivienda.
Seis años después, su hijo tiene 27 años y lleva demasiado tiempo esperando una solución que nunca llega. Una solución que, a pesar de esta victoria en los tribunales, parece estar más lejos que cerca, ya que algunos de los vecinos siguen oponiéndose a realizar la obra. María cuenta a Vozpópuli su "desesperación" y la de su familia al ver que tras años de lucha todo sigue como siempre.
Lo curioso del acuerdo firmado en el año 2018, ahora anulado por la justicia, es que la propia demandante no pudo participar en la votación por contar con una deuda de unos siete euros con la comunidad de vecinos. Un impago de bajo coste que le impidió participar en una junta crucial para su familia y, en especial, para su hijo. Varios años después, una nueva sentencia declara este acuerdo nulo "por contrariar la forma de distribución del gasto al no corresponderse con el coeficiente de participación" habitual para cada vivienda.
Un triunfo judicial que legitima de lucha de María y su familia y que supone el primer paso para que su comunidad de vecinos tenga que aprobar la construcción para que su hijo pueda acceder a la zona del ascensor con autonomía. Y es que desde el año 2017, la ley exige la instalación de una rampa para personas con discapacidad si algún propietario lo solicita.
Algunos vecinos siguen sin querer construir la rampa
No obstante, con esa sentencia en la mano, la familia se encuentra con el 'no' de muchos de los vecinos. "Cinco días después de que saliera la sentencia, nos rajaron las ruedas del coche", comenta esta madre valenciana. Un ejemplo más de las "amenazas y agresiones que llevamos sufriendo desde hace tiempo". Y es que, según detalla la demandante, la batalla liderada por su familia para conseguir la construcción de una rampa para su hijo les ha convertido en el blanco de algunos vecinos que llevan haciéndoles la vida imposible desde hace años.
"La sentencia está muy bien, pero no se va a hacer", "hay que pedir permiso de obra al Ayuntamiento, pero como no lo vamos a hacer, te vas a tener que ir", "nosotros tenemos un corazón fuerte para subir las escaleras, estos que se jodan". Estos son algunos de los comentarios que la familia denuncia haber escuchado en los últimos meses por parte de algunos de sus vecinos. Comentarios que año tras año han ido haciendo mella en su hijo, el cual aún no puede disfrutar de una rampa para poder acceder a su casa.
María denuncia que esta situación ha afectado gravemente a la salud mental de su hijo y que parece no tener final. "Mi hijo tiene 27 años, es ingeniero y tiene cuatro idiomas. A lo largo de su vida ha sufrido muchas operaciones y problemas médicos y, aún así, nunca ha tenido un problema psicológico. Sin embargo, esta situación lo ha empeorado todo", comenta la madre.
A pesar del fallo de la audiencia valenciana a su favor, la familia entiende este último triunfo en los tribunales como una victoria agridulce; un gran paso que sabe a poco después de ver cómo se les ha desprotegido, ya no sólo desde la comunidad de vecinos, sino también desde las instituciones públicas como el Ayuntamiento. "El daño ya está hecho".
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