“Los del 97. Aquellos sanfermines… qué sanfermines. Fueron muy duros. Dormíamos en un cuartel semiabandonado, en condiciones no muy buenas, y teníamos que movernos en furgones blindados. ETA secuestró y mató a Miguel Ángel Blanco mientras Pamplona celebraba sus fiestas. La tensión social en la ciudad era brutal. Todos los días había gresca, gente en las calles que se pegaba. La más mínima chispa podía hacer prender aquel polvorín. Teníamos que actuar con contundencia y, al mismo tiempo, medir cada movimiento al milímetro. Pasamos momentos realmente complicados”.
Carlos [nombre ficticio] lleva más tiempo en su vida dentro de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que fuera de ella. Es un antidisturbios de entre los 2.400 -al menos sobre el papel- con los que cuenta la Policía Nacional, repartidos en 52 grupos por toda España. Experiencia dilatada que en la última semana ha vivido una “divertida” convulsión: “No para de sonarme el teléfono, todo el mundo me llama para preguntarme qué me parece”.
Habla, por supuesto, de Antidisturbios, la serie de Rodrigo Sorogoyen que arrasa en Movistar Plus. Ficción que revela los entresijos de un equipo de la UIP y que ha levantado una polvareda entre los sindicatos policiales. “El primer episodio es tremendo”, admite Carlos. “Refleja muy bien la tensión de una intervención que se tensa, que va a mayores”. A su juicio, el papel más destacado es “el del líder”: “Refleja perfectamente cómo actúa, el liderazgo que asume en un escenario difícil”. Ríe y añade: “Pero hay otras cosas que… no estamos zumbados”.
“Sólo el ingreso en la unidad ya es complicado”. Carlos se refiere al examen que, en competencia mutua, deben superar los policías aspirantes a antidisturbios. Además de estudiar el temario correspondiente, los candidatos deben superar un reconocimiento médico, unas pruebas físicas y un test psicológico. Y todo eso no basta para entrar en la UIP.
El paso por Linares
“¿Te acuerdas de que en un momento de la serie, el nuevo habla de que había pasado por Linares?”. Carlos recuerda su paso por el Centro de Prácticas Operativas de la Policía en este municipio jiennense. Los que aprueban los exámenes cumplen un curso de ejecución en estas instalaciones: “28 días en los que se nos lleva al límite”. El cribado de candidatos es significativo. “Es tan duro que un 30% no lo supera”.
Y el “reciclaje”. No basta con aprobar las pruebas, con superar Linares. Cada año, los antidisturbios regresan al centro de prácticas de Jaén para hacer “una semana de reciclaje”: “Renovamos contenidos y actualizamos conocimientos. En los últimos años ha habido cinco o seis cambios en el procedimiento de entrada y registro”. Y cada dos años, nuevos reconocimientos médicos, psicológicos, pruebas físicas; todo ello por tramos de edades. También nuevos temarios: “Todos los años se renuevan”. Son las pruebas de revalidación.
Mucho ha cambiado la forma de actuar desde aquellos sanfermines del 97. “Por ejemplo, ahora hay mucho peso de las redes sociales, en unos minutos te pueden montar una manifestación con cientos de personas y hay que estar preparados”.
"La delgada línea azul"
Ese fue el caso de Cataluña: referéndum del 1-O, algaradas tras la sentencia del procés, acciones coordinadas en las calles. Disturbios en las calles con un protagonismo destacado de los miembros de la UIP y de otras unidades similares de los Mossos d’Esquadra y de la Guardia Civil. Para Carlos, “se alcanzaron situaciones que nadie podía desear”: “Sólo ver las fotos de aquellos días producen un fuerte impacto emocional”.
“En Cataluña se puede ver con claridad por qué somos la delgada línea azul”. Habla de las escenas en las que un puñado de agentes, cascotes alrededor, conjugan una fila frente a una cantidad muy superior de radicales. “No son situaciones fáciles, pero actuamos siguiendo el protocolo y las órdenes”. Carlos habla de “los compañeros heridos”, la “incertidumbre” por el caos, las “escenas bélicas” en los lugares más céntricos de Barcelona. Agentes en primera línea durante la mayor explosión que ha vivido España en los últimos años.
“Son los episodios con mayor repercusión mediática que hemos vivido -reflexiona este veterano agente de la UIP-, pero nuestro trabajo diario suele ser más discreto. Blindaje frente a hooligans en partidos de fútbol, seguridad en eventos multitudinarios… intervenciones que requieren máxima preparación, sangre fría cuando todo está caliente. Somos la delgada línea azul que mantiene el control entre el caos”.
Los miembros de la UIP también prestan apoyo en inundaciones y riadas, como las que se han sufrido en la Comunidad Valenciana o en Murcia en los últimos años. Asimismo, asumen funciones de control fronterizo en la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado o el tráfico de seres humanos.
Las peticiones de renovación
Y eso que, a juicio de los sindicatos policiales, los antidisturbios necesitan una renovación “urgente” y unos “incentivos” que garanticen una mayor compatibilidad con la vida personal de sus miembros. Así lo confirman algunos de ellos en conversación con Vozpópuli.
“Hemos trasladado al Director Adjunto Operativo (DAO) un documento que detalla los medios materiales necesarios para que el trabajo se pueda realizar con seguridad personal: chalecos antibala, escudos balísticos, armamento, vehículos nuevos, uniformidad”, afirman desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP).
También plantean “una reforma de la especialidad” para “recuperar efectivos perdidos en estos años como consecuencia de la pérdida de atractivo provocada por unos complementos salariales desfasados”: “Pedimos, además, un sistema de trabajo más compatible con la vida personal y un mayor equilibrio en las salidas de las unidades”.
Tememos que sólo se conozca esa visión sobre nuestro trabajo. Es una serie de ficción, es importante no olvidarlo.
La Confederación Española de Policía (CEP) expresa, asimismo, la necesidad de mejorar los vehículos, los equipos de protección, las tecnologías… “Pero las más urgentes pasan por aumentar las retribuciones después de muchos años en los que han quedado desfasadas pese a ser una especialidad y el desarrollo de una nueva jornada laboral”. Desde este sindicato consideran que se corre el riesgo de “descapitalizar los grupos operativos” al no tener el suficiente “atractivo” entre los candidatos.
Desde Jupol también inciden en la necesidad de reformar las jornadas laborales de los antidisturbios: “Desde el año de 2015, a diferencia del resto de unidades de la Policía Nacional, pasaron a tener un sistema de jornada laboral por turnos en vez de por horas”. Aseveran que los miembros de la unidad “no tienen diferencias en su jornada laboral entre días de diario, fines de semana o festivos, con la consiguiente injusticia en la percepción económica en las nóminas”.
¿Qué ha supuesto la emisión de la serie de Movistar Plus para los antidisturbios de carne y hueso? “Tememos que sólo se conozca esa visión sobre nuestro trabajo”, apuntan voces sindicales. “Es una serie de ficción, es importante no olvidarlo”, añaden otros. La conclusión compartida es que “la UIP salva vidas todas las semanas y eso nos lo agradecen los ciudadanos”: “Es el reconocimiento más importante que hay”.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación