Dos amigos marcados por el poder. El director adjunto del gabinete de la presidencia del Gobierno, Antonio Hernando, se posiciona para ser ministro en una previsible crisis en el Ejecutivo, según varias fuentes socialistas consultadas por este diario.
Además, en el cónclave monclovita más próximo al presidente, Pedro Sánchez, se pone fecha a una posible remodelación del Consejo de Ministros: septiembre. La idea es arrancar el curso político tras el parón veraniego marcando la agenda. Pero todas las fuentes reiteran que solo Sánchez sabe lo que terminará haciendo.
Hasta entonces, Hernando, el otrora portavoz del PSOE en el Congreso, se deja querer para ocupar un cargo que siempre anheló. Es más, una fuente que le conoce muy bien explica que siempre le gustó la posibilidad de llevar una cartera ministerial.
Uno de los "chicos de Blanco"
Y ese día parece ahora más cercano que nunca desde la traumática ruptura que le separó del líder socialista por culpa de la abstención de los socialistas en la última investidura del expresidente Mariano Rajoy, que reventó al partido en dos y permitió a Sánchez erigirse en 'salvador' del PSOE y plantar batalla en unas primarias que le catapultaron frente a Susana Díaz.
El propio Sánchez, desde la tranquilidad que da el poder, se encargó de coser a los suyos en la última crisis de Gobierno, el verano pasado, sacando al ex todo poderoso Iván Redondo de su gabinete y llevando a él a su otro gran amigo: Óscar López.
El presidente es, junto a Hernando y el exresponsable de Paradores, integrante de los "chicos de Blanco", en referencia al exsecretario de organización socialista y exministro de Fomento José Blanco. Y es que los tres llegaron a la dirección del PSOE en el 2000 de su mano y trabajaron en todas las campañas del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo cierto es que los ánimos en Ferraz y en Moncloa están bajos tras el batacazo en Andalucía pese al 'subidón' de la cumbre de la OTAN que, consideran, ha elevado el perfil de Sánchez. Pero el radar demoscópico del Gobierno detecta a los votantes progresistas desmovilizados. Es más, fuentes gubernamentales aseguran que ese es el principal problema que enfrenta la coalición de Gobierno junto al dato inflación (10,2%) que, reconocen, les mata mes a mes.
Por eso, están empeñados en tender puentes con Unidas Podemos y en cuidar mediáticamente a su lideresa, Yolanda Díaz. La obsesión del presidente es evitar todo "ruido" entre socios que contribuya a dejar en casa a los potenciales votantes de la coalición. Pero más allá de los líos entre los dos partidos, en Moncloa faltan perfiles políticos que marquen línea.
Fuentes gubernamentales socialistas reconocen que los cambios en el Ejecutivo del año pasado, que supusieron el desembarco de la ministra portavoz, Isabel Rodríguez; de la titular de Ciencia, Diana Morant; de la responsable de Educación, Pilar Alegría; de la encargada de Transportes, Raquel Sánchez y del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, no se han rentabilizado. El único, dicen estas fuentes, cuyo desempeño en este tiempo le ha granjeado proyección pública ha sido Bolaños "y no precisamente buena tras el lío de Pegasus".
El cargo internacional
Sánchez prescindió de dos ministros de marcado perfil político: Carmen Calvo (Presidencia) y José Luis Ábalos (Transportes). Y la hipotética llegada de Hernando podría elevar el tono del Gobierno no solo ante el PP de Alberto Núñez Feijóo, que lidera la mayoría de sondeos de opinión, sino ante los medios. Y es que el engranaje socialista está preocupado por la comunicación del partido, donde la Ejecutiva espera cambios de algún tipo pese a que Sánchez respaldara a todos en sus respectivos puestos.
El líder socialista, como ya adelantó este diario, y confirman fuentes socialistas, tiene en mente una salida internacional en caso de batacazo electoral. El líder del PSOE concurrirá en las próximas elecciones generales. Pero no parece probable que Sánchez se quede en la oposición en caso de que los socialistas y la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, no logren el respaldo suficiente para formar otra coalición. Por eso, Sánchez se plantea dar el salto a las altas instituciones comunitarias.
Su gran baza es relevar al belga Charles Michel como presidente del Consejo Europeo haciendo 'ticket' con Ursula Von der Leyen, excepto en el caso de que la alemana cayera al frente de la Comisión, ya que entonces intentaría sustituirla como candidato socialista con el apoyo del socialdemócrata alemán Olaf Schölz y del socioliberal francés Enmanuel Macron. Pero nadie en Moncloa quiere que ocurra y trabaja por un Sánchez presidente más allá de 2023.
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