El pasado 30 de septiembre, la 41 Escuadrilla de Escoltas de la Armada Española dirigió un ejercicio táctico avanzado de ataque masivo de drones. Este simulacro, realizado en colaboración con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), formó parte del ejercicio MAR 24-2, llevado a cabo en la Base Naval de Rota.
El ejercicio, que se centró en contrarrestar la creciente amenaza de los UAV (Unmanned Aerial Vehicle), o drones no tripulados, es un ejemplo de cómo las Fuerzas Armadas españolas buscan adaptarse al conflicto actual. La relevancia de los drones en conflictos recientes, como en el Mar Rojo y otras zonas estratégicas, ha provocado que la Armada intensifique su preparación frente a estas tecnologías emergentes.
Para este ejercicio, la 41 Escuadrilla de Escoltas organizó un escenario ficticio diseñado específicamente para replicar las condiciones que se experimentan en zonas de conflicto internacional. El ambiente se caracterizó por elementos propios de regiones donde operan tanto fuerzas militares convencionales como células insurgentes, que emplean tácticas no convencionales y nuevas tecnologías.
La zona de operaciones recreada en este ejercicio se situó en las proximidades de una isla ficticia frente a la costa de Huelva, un entorno que se asemeja a las condiciones del estrecho de Bab-el-Mandeb y el sur del Mar Rojo, zonas geopolíticas clave para la seguridad marítima internacional. Estos escenarios, en los que el tráfico pesquero y mercante es constante, son vulnerables a ataques de insurgentes y piratas que, en la actualidad, hacen un uso intensivo de los drones para perpetrar ataques coordinados.
Los buques de la agrupación, entre los que se encontraban las fragatas Reina Sofía, Navarra, Canarias, Méndez Núñez y el buque de aprovisionamiento en combate (BAC) Patiño, tuvieron que lidiar con la amenaza de hasta siete drones de diferentes clases. Estos UAV, lanzados desde posiciones tanto en tierra como desde pequeñas embarcaciones insurgentes, simularon ataques coordinados que pusieron a prueba las capacidades defensivas de los buques.
Respuesta táctica: coordinación y eficiencia bajo presión
El ejercicio de la Armada fue diseñado no solo para simular ataques de drones, sino también para preparar a los buques en la respuesta a situaciones de hostigamiento continuo. Cada nave tuvo que ejecutar maniobras defensivas y ofensivas bajo presión, con el fin de repeler los ataques y mitigar los daños potenciales. .
Uno de los principales objetivos fue aumentar los niveles de alistamiento de los buques frente a ataques de este tipo, que suponen una amenaza directa para las operaciones navales. En los últimos años, los drones se han convertido en una herramienta eficaz para estos actores insurgentes y no estatales, debido a su capacidad para operar de manera relativamente económica y su habilidad para penetrar en zonas estratégicas sin ser detectados fácilmente. Este tipo de ejercicios permiten a la Armada no solo mejorar sus sistemas de detección y respuesta ante UAV, sino también poner en práctica nuevas tácticas para hacer frente a estos ataques de manera eficaz.
Tecnología y realismo en el MAR 24-2
El ejercicio MAR 24-2 no solo consistió en la simulación de ataques con drones, sino que fue parte de una maniobra más amplia en la que la agrupación naval realizó un tránsito de 35 millas náuticas a través de un estrecho internacional virtualmente amenazado. Esta operación se desarrolló en condiciones similares a las que se encuentran en algunas de las zonas más conflictivas del mundo.
Este ejercicio permitió a los participantes experimentar tensiones de un entorno operativo real, donde el tráfico mercante y pesquero puede entorpecer las maniobras militares, y donde la incertidumbre es un factor constante. Estas condiciones también exigieron una alta coordinación entre los buques de la agrupación, que debieron ajustar sus rutas y tácticas para evitar ser superados por la amenaza de los drones.
El uso de la tecnología en este tipo de ejercicios es clave para garantizar su realismo y efectividad. En colaboración con el INTA, la Armada Española ha implementado nuevas tecnologías que permiten recrear escenarios altamente complejos.
La creciente amenaza de los drones en el ámbito naval
El uso de drones en conflictos marítimos es una realidad que preocupa a las fuerzas navales de todo el mundo. En años recientes, se han registrado múltiples incidentes en los que actores no estatales han utilizado UAV para llevar a cabo ataques contra buques militares y mercantes en zonas estratégicas.
Una de las razones por las que los drones son tan efectivos en estos escenarios es su capacidad para eludir sistemas de detección convencionales y su flexibilidad para ser utilizados en ataques coordinados y de saturación. Además, la facilidad con la que estos dispositivos pueden ser operados, combinada con su bajo coste, los convierte en una herramienta de gran atractivo para grupos insurgentes.
La Armada Española, consciente de esta amenaza, ha intensificado su formación y preparación en este tipo de tácticas, y el ejercicio MAR 24-2 es un ejemplo claro de este esfuerzo. La capacidad de los buques para enfrentarse a este tipo de ataques es crucial para garantizar la seguridad de las rutas marítimas internacionales, en especial en zonas de alto riesgo como el estrecho de Bab-el-Mandeb o el Golfo de Adén.
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