El patrullero de altura Atalaya (P-74) de la Armada arranca una misión de vigilancia y seguridad en aguas del Estrecho, próximas a Marruecos, consideradas de interés nacional y salpicadas por islas o peñones de soberanía nacional. El buque comprobará que se "cumple la normativa internacional" en la región marítima, sobre la que el reino alauí plantea sus reivindicaciones. Además está previsto que exhiba sus capacidades en el puerto de Melilla, donde atracará para celebrar una jornada de puertas abiertas en la que puede participar cualquier ciudadano.
El buque de la Armada ya ha partido desde su base en Ferrol rumbo a las aguas del Estrecho, donde desarrollará su misión de vigilancia y presencia militar durante los próximos meses. Los buques de la Armada, bajo control del Mando de Operaciones (MOPS), son los encargados de proteger los intereses españoles. Se trata de un área de intenso tráfico marítimo, al suponer la entrada natural al Mediterráneo.
Pero también constituye un espacio marcado por las habituales reivindicaciones que el reino alauí lanza sobre las posiciones españolas, desde los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera, pasando por Islas Chafarinas, hasta los islotes que -como el de Perejil- conforman la región.
El objetivo del patrullero de la Armada será "detectar anticipadamente amenazas y facilitar una respuesta inmediata y viable ante una potencial crisis": "Entre sus cometidos, se encuentran la presencia naval y la vigilancia y control de los espacios marítimos de soberanía e interés nacional, comprobando que se cumple la normativa internacional, en especial la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar", detalla el Estado Mayor de la Defensa (EMAD).
Presencia en Melilla
El Atalaya, además, llevará a cabo labores de protección del patrimonio arqueológico sumergido y de la comunidad pesquera en aguas españolas, al mismo tiempo que dará apoyo a la misión Frontex-Indalo, de la Unión Europea, contra el tráfico de personas o la Sea Guardian, de la OTAN, para disuadir y luchar contra el terrorismo.
Dentro de su misión, el buque de la Armada tiene previsto atracar en Melilla, donde este sábado celebrará una jornada de puertas abiertas. Se trata de una experiencia similar a la que tuvo lugar el pasado mes de noviembre, cuando la Armada exhibió músculo en Ceuta y Melilla, donde atracaron las fragatas Reina Sofía, Navarra y Canarias al término de un ejercicio desarrollado en el Golfo de Cádiz.
El patrullero Atalaya tiene una eslora de 68 metros y una cubierta con capacidad para operar helicópteros de tamaño medio. Equipado con diversos radares, un cañón y dos ametralladoras de 12,7 milímetros, el buque cuenta con una dotación de 48 efectivos.
La posición de Marruecos
A pesar de que la misión de la Armada en aguas del Estrecho es permanente, desde Marruecos se eleva la voz de forma recurrente contra la presencia de los buques españoles, especialmente en momentos de tensión diplomática entre Madrid y Rabat, como la que se vivió tras el ingreso hospitalario en Logroño del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, y la posterior irrupción de miles de personas en Ceuta por vías irregulares, bajo la connivencia de las autoridades marroquíes.
En ese contexto, el Estado Mayor de la Defensa y la Armada informaron a través de sus redes sociales de que el buque de acción marítima Audaz (P-45) cumplía las misiones habituales de vigilancia y presencia naval en aguas del Estrecho. Como contó Vozpópuli, diversos medios y espacios de debate marroquíes consideraron que el despliegue del buque español suponía una afrenta en un momento en que las relaciones bilaterales estaban prácticamente rotas.
Además del despliegue naval, las Fuerzas Armadas mantienen presencia constante en la región con un despliegue del Ejército de Tierra en los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas, así como en el de Vélez de la Gomera. El Ejército del Aire y del Espacio, por su parte, protegen el espacio aéreo con diversas unidades ubicadas al sur de la Península.
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