El plan quinquenal para la renovación de armamento y capacidades de defensa en el que está inmerso Marruecos cuenta con fondos por valor de 20.000 millones de dólares -un aumento del 29% en el último año- e incluye la adquisición de helicópteros, cazas de combate y carros de combate. También se ha especulado con la posibilidad de que el reino alauí se haga con drones de última generación y sistemas de defensa antiaérea Patriot. Son datos que figuran en un informe presentado por el think tank Instituto de Seguridad de Cultura en el que aborda las pretensiones de Rabat de anexionarse Ceuta y Melilla, así como sus movimientos para hacerse con la hegemonía en el norte de África en detrimento de Argelia.
"Esa inversión supone un dilema de seguridad para España", detallaba el investigador Guillem Colom, uno de los autores del informe, en la presentación del documento celebrada este lunes en Madrid. "Su primera intención es ser la primera potencia en la región y discutirle la hegemonía a Argelia, pero puede cambiar la intencionalidad muy pronto, y eso debe preocupar a nuestro país", incidía Colom, redactor del capítulo dedicado al rearme de Marruecos. Y eso, en un contexto en el que Rabat mantiene intactas sus pretensiones sobre Ceuta y Melilla, adquiere un significado particular.
Dicho informe repasa las adquisiciones hechas por el reino alauí en este sentido. Principalmente, para el cumplimiento de un doble objetivo: aproximarse a Argelia en sus capacidades armamentísticas y potenciar su propia industria de defensa. Pero en un tablero geopolítico en el que España también juega, cualquier movimiento que desequilibre las balanzas tiene su contraprestación directa para nuestro país.
Así, el informe Las pretensiones de Marruecos sobre Ceuta y Melilla desde la perspectiva de la zona gris, analiza la situación del plan quinquenal (2017-2022) lanzado por Marruecos para reforzar sus capacidades, con unos fondos superiores a 20.000 millones de dólares. Así, los gastos de defensa de Rabat en 2020 ascendieron a 4.800 millones de dólares, un 29% más que en 2019 y 54% más que en el año 2011. Se prevé que la cifra alcance los 5.600 millones de dólares en el año 2022 (hasta 6.900 si se tienen en cuenta otras partidas presupuestarias).
El incremento se justifica, por un lado, en la reintroducción del servicio militar obligatorio en 2019 y la mejora de los salarios de los miembros de las Fuerzas Armadas, con todos los gastos que eso conlleva. Pero una buena parte del presupuesto se destina a los primeros pagos de los sistemas de armas adquiridos en los últimos años. Un gasto que supone el 4% del PIB de Marruecos y más del 10% de su gasto público, de acuerdo a los datos publicados en el informe. Una dinámica en la que Estados Unidos y Arabia Saudí serían actores principales, principalmente en la venta de armamento a Marruecos, pero también con acuerdos de cooperación militar en otros ámbitos.
Las adquisiciones de Marruecos
El informe pone nombre a algunas de las adquisiciones hechas por el reino alauí en el último lustro: "Destacan los carros de combate M1A1 Abrams, los helicópteros de combate AH-64 Apache, los cazas F-16 Block 70/72 y una amplia panoplia de armamento anticarro y aire-superficie". Todo ello para reemplazar "muchos materiales obsoletos" o que "estaban alcanzando el final de su vida operativa". También para apoyar el desarrollo de nuevas capacidades militares.
Los investigadores también citan los rumores sobre la posible compra de Marruecos de los drones MQ-9B Sea Guardian estadounidenses o de los turcos Bayraktar TB-2, tecnología sofisticada que en el entorno del Mediterráneo y del norte de África darían una ventaja estratégica sobre otros países de la región. Asimismo abundan en los históricos acuerdos de cooperación firmados con Israel en materia de ciberseguridad o en la posible adquisición de dos fragatas FREMM a Italia o de una defensa antiaérea Patriot.
"Aunque el poder militar tiene una importancia secundaria en la zona gris, su empleo no debe menospreciarse", señala el informe. Y esa "zona gris" apunta directamente a Ceuta y Melilla, a juicio de los investigadores. El primer ministro del reino alauó, Saadeddine El Othmani, afirmó en diciembre de 2020 que ambas ciudades españolas son también marroquíes y que una vez resuelto el conflicto del Sáhara Occidental se tendrá que abordar el de estos enclaves.
"A medida que [Marruecos] va dotándose de mayores capacidades militares, Rabat puede tener más incentivos para implementar una zona gris contra Ceuta y Melilla porque puede percibir que puede controlar una eventual escalada". O lo que es lo mismo, a mayor músculo militar marroquí, más contratiempos para España a la hora de hacer frente a una escalada de la tensión en la región, como ya se ha manifestado en otras ocasiones en el pasado. Una de las más significativas fue la crisis de la Isla de Perejil, en 2002. Pero también se consideró una agresión -aunque no en términos militares- la entrada de miles de inmigrantes en Ceuta por vías irregulares del pasado mes de mayo, que obligo a desplegar al Ejército español.
"Si bien el despliegue marroquí se centra en la contención de Argelia y el Frente Polisario, sería relativamente fácil realizar un simple despliegue cerca de territorio melillense y ceutí", advierten los investigadores en su informe. Y añaden: "La posibilidad de que Marruecos esté desplegando una estrategia híbrida bajo el formato de la zona gris, con la mirada puesta en hacerse con la soberanía de Ceuta y Melilla sin forzar una guerra abierta constituye, como mínimo, una de las hipótesis de trabajo más verosímiles que se pueden plantear al respecto".
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