De Arturo Fernández puede decirse que es el presidente de la patronal madrileña y un reputado empresario del sector hostelero que, durante años, ha servido y alimentado a las élites de toda España en sus archiconocidos restaurantes. A pesar de todo, Fernández no pasa ni por su mejor momento personal, ni por la mejor situación económica. Sic transit gloria mundi, puesto que el imperio Fernández parece desmoronarse ladrillo a ladrillo. Se ha quedado sin la cafetería de la Asamblea de Madrid, donde su connivencia con el poder político popular le hace ser conocido como “el noveno consejero”, aunque él dice que se lleva bien con todo el mundo. Aparte del preconcurso de acreedores en Arturo Cantoblanco, se encuentra el fraude en los cursos de formación y su imputación por haber sido consejero durante la salida a bolsa de Bankia.
Fernández: un apellido de tradición empresarial
El Barón Rothchild, el conocido banquero, solía contar que su chófer le echó en cara que su hijo le daba una propina de mayor cuantía. Él respondió, sarcástico: “No me extraña, tiene un padre rico”. La historia del Grupo Cantoblanco descansa sobre el factótum del abuelo de Fernández, Arturo Fernández Iglesias. Originalmente, lo que fue el germen del actual emporio madrileño, era la humilde armería del arcabucero real de Alfonso XIII. La caza y el Grupo Arturo son inseparables. Asimismo, fundó el Club de Tiro Cantoblanco, y el primer comedor Arturo, siempre intrínsecamente relacionado con lo cinegético.
El propio Grupo Cantoblanco tiene que abastecerse en “los chinos” o “Carrefour” porque no puede pagar a proveedores
El nieto de Arturo Fernández asumió el bastón de mando con tan solo 17 años. Y no hay nadie de su familia que le pueda suceder en tan honroso cargo, dado que no posee descendencia. La mayor parte del grupo Cantoblanco, el 51%, se vendió a Real Investment Holding tras pedir el preconcurso de acreedores el pasado junio. El sector en el que se encuentra Grupo Cantoblanco ha sido azotado duramente por la crisis económica, lo cual ha provocado que Arturo Fernández haya tenido que vender al mejor postor el esfuerzo de dos generaciones. De hecho, la situación parece ser tan comprometida, que el propio Grupo Cantoblanco tiene que abastecerse en “los chinos” o “Carrefour” porque no puede pagar a proveedores.
La deuda del grupo Cantoblanco: 16 millones de euros
Arturo Fernández tiene motivos para estar intranquilo. La monstruosa deuda de su holding de la restauración provocó que Fernández tuviese que solicitar el preconcurso de acreedores para restructurar la deuda en junio. Algunos trabajadores llevan meses sin cobrar, y sin saber si alguien les va a resarcir la deuda. Han organizado jornadas de huelga frente a una situación que consideran injusta, mientras que Fernández solo se ha limitado a decir que los pagará, sin especificar cuándo. Los propios trabajadores denunciaron a Fernández por efectuar pagos en negro de sus horas extras para regularizar dinero negro. Banca March, Santander, Bankia y Caixa Bank se reparten la deuda del grupo Cantoblanco, unidos a Hacienda, que reclama al holding del empresario madrileño deudas por valor de 50 millones de euros.
Los recursos de formación de CEIM se destinaban a los sueldos de los directivos
Recientemente saltaba el escándalo: la CEIM había estado desviando el dinero destinado a cursos de formación. La Cámara de Cuentas detectó que en los ejercicios del año 2008 y 2009, casi la totalidad del sueldo de algunos de los directivos de la patronal madrileña venía de fondos públicos destinados a la formación de trabajadores.
Uno de sus colaboradores más estrechos y mano derecha, Alfonso Tezanos, acabó dimitiendo por lo acaecido
Arturo Fernández, que sigue siendo presidente de la patronal tras haber sido reelegido, se defendía diciendo que si se habían pagado con fondos públicos a dichos directivos, se debía a que dichas personas eran profesores. Merece la pena recordar que Arturo Fernández prosigue imputado por el juez Andreu en la causa que investiga la salida a bolsa de Bankia por haber formado parte del consejo de la entidad.
Finalmente, uno de sus colaboradores más estrechos y mano derecha, Alfonso Tezanos, acabó dimitiendo por lo acaecido. A pesar del escándalo, fue reelegido como presidente de CEIM pocas semanas después.
Relaciones Públicas: con el PP, el Rey y la clase empresarial
De Arturo Fernández se podrán decir muchas cosas, pero no se puede negar su connivencia con la clase política. A pesar de que él mismo dice llevarse bien “con todo el mundo”, sí es verdad que se lleva mucho mejor con algunas personas. Entre ellas, Esperanza Aguirre, con la que compartió pupitre del Colegio Británico y con el actual presidente de la Comunidad de Madrid. Asimismo, la mujer de Ignacio González, Lourdes Cavero, fue 'colocada' en un puesto de adjunta a la presidencia que hasta aquel momento no existía. En este puesto permaneció hasta el pasado marzo.
Arturo hizo una donación de 60.000 euros a una fundación del Partido Popular en el año 2003 relacionada con Fundescam.
Fernández es accionista del nuevo hospital de Vallecas, uno de los centros sanitarios semipúblicos que construyó su íntima amiga Esperanza Aguirre. Las obras de este hospital se adjudicaron a las empresas Begar y Ploder. Empresas que están lideradas por el empresario leonés José Luis Ulibarri, implicado en la trama Gürtel y amigo del cabecilla Francisco Correa.
Su relación con el Partido Popular va más allá de ser el arrendatario –hasta ahora- de la cafetería de la Asamblea. El propio Arturo hizo una donación de 60.000 euros a una fundación del Partido Popular en el año 2003 relacionada con Fundescam. También se le ha visto de caza con el rey Juan Carlos I –es Armero Real - y con otros miembros de la jetset.
El ocaso de un titán en horas bajas
Arturo Fernández ha perdido, en los últimos meses, la cafetería de la Asamblea y el Teatro Real. Continúa imputado por su implicación en la fraudulenta salida a bolsa de Bankia, por no hablar de las sombras que se ciernen sobre la gestión de su empresa. Y también se le une el escándalo de los fondos de formación. Una intoxicación alimentaria que afectó a 31 personas, entre diputados, periodistas, y demás trabajadores de la asamblea el pasado abril fue la gota que colmó el vaso. También perdió la cafetería de Ifema y del Congreso de los Diputados. Tras décadas de intocabilidad y autosuficiencia, puede que el imperio Arturo acabe finalmente por derrumbarse. El Armero Real puede que tenga que retirarse al ser incapaz de desatascar un arcabuz repleto de hollín muy oscuro, un hollín en forma de amiguismo, nepotismo y corrupción, a partes iguales, que puede acabar estallándole en cualquier momento.
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