El asalto a la embajada de Corea del Norte en Madrid desencadenó una crisis diplomática a varias bandas. Un equipo compuesto por varios hombres retuvo al personal durante horas en la legación, en vísperas de una reunión de máximo nivel en Hanoi entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el líder del país asiático, Kim Jong Un. Se especuló con la colaboración de servicios secretos internacionales y sobre las verdaderas intenciones que motivaron el episodio. La investigación liderada por la Audiencia Nacional arrojó dos nombres clave implicados en los hechos: el de un ciudadano mexicano, Adrian Hong, y el de un exmarine estadounidense, Christopher Ahn; ambos descendientes de inmigrantes coreanos. Nuevas pesquisas arrojan más luz sobre la trayectoria de ambos y apuntan a su colaboración en la fuga de un grupo de familiares disidentes del dictador.
La periodista y escritora Suki Kim esboza en The New Yorker un extenso perfil de Adrian Hong, al que presenta como un idealista movido por el afán de las libertades en todo el mundo. Nacido en Tijuana (México), hijo de un profesor de taekwondo reconvertido en misionero. De Adrian cuenta que, tras participar en misiones de socorro en Haití y República Dominicana e impulsado por su ascendencia sociocultural, centró sus esfuerzos en lo que ocurría dentro de las fronteras de Corea del Norte. Mientras estudiaba en Yale constituyó un grupo [LINK, Liberty in North Korea] que orbitaba en torno a este leit motiv, muy crítico con la dinastía Kim.
Según la autora del artículo, las inquietudes de Adrian Hong aumentaron hasta el punto en que decidió pasar a la acción. En 2006 viajó hasta Yanji, al noreste de China, acompañado de otros dos miembros de LINK. Allí conoció a una familia norcoreana que malvivía en un refugio tras desertar de su país natal. Adrian Hong y los suyos -siempre siguiendo el mismo relato- trataron de ayudarles en la búsqueda de asilo político, en una maniobra infructuosa que terminó con la detención de todos ellos. Pasaron una semana bajo arresto antes de ser deportados a Estados Unidos; la familia desertora pasó seis meses entre rejas, hasta que finalmente fueron liberados bajo la presión internacional y enviados a Corea del Sur. Adrian Hong se manifestó muy crítico con las autoridades estadounidenses.
Un plan de fuga
Su trayectoria vital salta posteriormente sobre varios escenarios. Viajó a la Libia de Gadafi, donde conoció a los grupos disidentes. Se desempeñó en varios trabajos, también en el mundo de las ONGs. Incluso cambió su aspecto físico, dejándose barba y peinándose hacia atrás para dejar atrás su apariencia juvenil. Así fue forjando una personalidad que le empujaba a conocer a más personas con inquietudes hacia Corea del Norte, a conformar más grupos -de proyección internacional- en torno a la misma temática. Entre otras actividades, fomentó nuevas vías de ayuda para aquellas personas que querían abandonar el régimen norcoreano.
Pedía ayuda urgente para salir de allí. "¿Puedes ir a buscarlos al aeropuerto de Taiwán esta noche y asegurarte de que nadie los esté siguiendo?"
Así llegamos a Manila (Filipinas) en febrero de 2017. Christopher Ahn, exmarine estadounidense, veterano de Irak y de ascendencia coreana -sus padres emigraron a Los Ángeles, donde montaron una tienda de ropa-, se estaba tomando varias cervezas San Miguel en un bar. Había viajado solo, después de que un amigo suyo se echase atrás en el último momento por un compromiso. En esas le llamó Adrian Hong. Se conocían de varias reuniones organizadas por el grupo contrario a la dinastía Kim.
La llamada tuvo lugar un día después del asesinato de Kim Jong Nam, hermanastro disidente de Kim Jong Un. Dos mujeres le habían atacado con un agente nervioso en el aeropuerto de Kuala Lumpur. Adrian le contó a Chris que acababa de recibir una llamada de Kim Han Sol, a quien se considera familia de los dos anteriores. Estaba en Macao y temía por su vida, por la de su madre y por la de su hermana. Pedía ayuda urgente para salir de allí. “¿Puedes ir a buscarlos al aeropuerto de Taiwán esta noche y asegurarte de que nadie los esté siguiendo?”.
El exmarine estadounidense se encontró con Kim Han Sol en el aeropuerto de Taipei. Los familiares de Kim Jong Un lo reconocieron por su camiseta negra y su gorra de los Dodgers [equipo de béisbol de Los Ángeles], tal y como habían acordado. Los cuatro aguardaron en sendas salas privadas del aeródromo. Adrian les dijo que esperasen, que estaba negociando su salida con otro país. El exmarine estadounidense y Kim Han Sol hablaron de trivialidades; éste último le contó algunos de sus recuerdos de pesca con su abuelo, Kim Jong Il, anterior dirigente de Corea del Norte.
La familia desaparece
Según la investigación, llevaban 18 horas de espera cuando Adrian Hong les comunicó que tenía tres billetes para aterrizar en Schiphol, a las afueras de Ámsterdam, donde les acogerían. Chris les acompañó hasta la cola, pero el encargado de validar los tickets no les dejó subir, aduciendo que llegaban tarde, pese a que otras personas -aseguran- estaban montando en el avión en ese preciso instante.
El avión aterrizó en el aeropuerto de Schiphol… pero el equipo de Free Joseon (el de Adrian Hong) nunca vio a la familia de Kim Han Sol
Regresaron cabizbajos a la sala de espera a recibir nuevas instrucciones. Fue entonces cuando aparecieron dos hombres que se identificaron como agentes de la CIA y que despertaron las sospechas de Chris Ahn. De nuevo, la llamada de Adrian. Había conseguido otros billetes y, en esta ocasión, una supuesta mediación más directa de las autoridades holandesas. El exmarine se hizo un selfie con Kim Han Sol -coartada frente a una posible acusación de secuestro-, se dieron un abrazo y se despidieron. A bordo del avión viajaba también uno de esos individuos que se identificó como miembro de los servicios secretos estadounidenses.
El caso es que el avión aterrizó en el aeropuerto de Schiphol… pero el equipo de Free Joseon (el de Adrian Hong) asegura que nunca vio a la familia de Kim Han Sol. La investigadora sugiere que la inteligencia norteamericana se los llevó a un lugar secreto y nunca más se supo de ellos.
El asalto a la embajada
Y de aquel episodio en 2017 se llega a 2019, con el asalto a la embajada norcoreana en Madrid. Fecha clave, en vísperas de esa cumbre en Hanoi entre Trump y Kim Jong Un. Según las pesquisas policiales coordinadas por la Audiencia Nacional, Adrian Hong -quien se había hecho pasar por un hombre de negocios- entró en las dependencias diplomáticas y luego facilitó el acceso de otras personas a su interior; entre ellas, Chris Ahn. Retuvieron al personal durante varias horas e incluso burlaron una llamada de la Policía, que se había presentado en el lugar tras recibir un aviso: Adrian, con un pin norcoreano en la solapa, les convenció de que todo estaba bien.
Al cabo de unas horas, los asaltantes abandonaron la embajada. A bordo, entre otros, de sendos vehículos oficiales. Adrian Hong lo hizo en un Uber bajo el pseudónimo de Oswaldo Trump. Las investigaciones policiales determinaron que habían huido a Estados Unidos en avión. Al cabo de unos días se publicaron unos vídeos de los supuestos asaltantes rompiendo los cuadros de Kim Jong Un en el interior de la embajada norcoreana.
¿Qué motivó el asalto? La nueva investigación, que bebe de fuentes directas, apela a un supuesto interés de uno de los diplomáticos norcoreanos de abandonar el régimen junto a su familia. Y que éste recurrió a Free Joseon para fingir un secuestro y, así, evitar las represalias de Pyongyang sobre otros seres queridos que aún se encuentran en el país asiático. Pero que la aproximación de la Policía habría hecho temer al diplomático que hubieran descubierto su coartada y, por tanto, frustró el plan en el último momento.
De acuerdo a las últimas informaciones, las autoridades estadounidenses investigan a Chris Ahn y Adrian Hong por su presunta implicación en el asalto a la embajada norcoreana en Madrid. El primero fue arrestado y a los tres meses quedó en libertad bajo fianza. El segundo, según la periodista y escritora, permanece en un lugar secreto tras recibir amenazas “creíbles” del gobierno de Pyongyang, pero con su intención intacta de proyectar acciones dirigidas a derrocar al régimen de Kim Jong Un.
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