España está en shock desde la noche de este martes en la que la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos o, simplemente, gota fría) ha arrasado a su paso por las provincias de Valencia y Albacete, donde ha dejado decenas de muertos, desaparecidos y miles de damnificados. Sus devastadores efectos humanos y materiales aún están por cuantificarse y la población de la zona se encuentra en una situación de vulnerabilidad, por lo que los servicios de atención psicológica trabajan desde la mañana del miércoles a pleno rendimiento.
“Este tipo de desastres causa mucho estrés a las personas que los viven de cerca”, explica a Vozpópuli el psicólogo de San Juan de Dios Juan Jesús Muñoz. “Las catástrofes naturales irrumpen de forma abrupta en nuestras vidas intensifican nuestros sentimientos de incertidumbre hasta límites insospechados, como qué hacer para protegernos a nosotros mismos y nuestros seres queridos, lo cual nos transmite un sentimiento de pérdida de la seguridad que sí tenemos normalmente”, indica.
El temporal es uno de los peores de lo que va de siglo en España, con centenares de personas que pasaron la noche del martes encerradas en sus casas viendo cómo se inundaban las calles de sus barrios o, incluso, aisladas en la carretera, sin posibilidad de escapar de las aguas, como se ha podido ver en los vídeos en las redes sociales.
“Las lesiones, la muerte de un ser querido o la pérdida de nuestro hogar genera inseguridad y se interrumpe nuestra cotidianidad”, señala el psicólogo clínico y coordinador del área de salud mental del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos (Madrid). “Después de miedo, nos llegan ataques de pánico, angustia, desánimo o incluso estrés postraumático”, afirma Muñoz.
El papel de los psicólogos en una catástrofe
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha informado de que se ha reforzado la presencia de medios militares con equipos de psicólogos que han acompañado los más de 1.000 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), así como helicópteros procedentes del Ejército de Tierra y del Ejército del Aire y del Espacio.
“El papel de los psicólogos durante y después de situaciones de emergencias y desastres es ayudar a las víctimas, a los profesionales que participan en los dispositivos que pueden estar expuestos a situaciones muy traumáticas”, explica Juan Jesús Muñoz a Vozpópuli. “Somos uno más de los profesionales que intervienen en estas situaciones extremas con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, médicos, personal social, etc.”, asegura.
Los psicólogos que participan en estos dispositivos de emergencias trabajan en los llamados "primeros auxilios psicológicos", que consisten en estructurar y organizar a los afectados: "Tenemos que preguntarles qué tenemos que hacer por ellos y escucharlos muchísimo para que puedan liberar sus tensiones y no menospreciar los silencios", apunta el experto. Los profesionales intentan facilitar la expresión de las emociones negativas como el llanto o la tristeza. "Al principio son una serie de pautas básicas, pero luego, a medio plazo, puede intervenir en situaciones de duelo y hay técnicas de desmovilización psicológica para incidentes críticos más puntuales", sentencia.
"Estas son algunas de las técnicas y eso sí, la hoja o el libro, manual de actuación dependerá del tipo de desastre", matiza. "A partir del rol del psicólogo, ha de ser de un profesional que está preparado psicológica y emocionalmente para situaciones que pueden ser muy variables, contingencias. Es una especialidad dura, requiere mucha vocación y hay que estar muy preparado para actuar y trabajar bajo mucha presión psicológica en situaciones de especial vulnerabilidad", explica Juan Jesús Muñoz.
Para los seguros, las inundaciones son un “riesgo extraordinario” cuyos daños no pueden cubrir, aunque para ello existen los Consorcios de Compensación de Seguros, como se ha explicado en Vozpópuli. Una situación que también genera estrés en los afectados.