El nombre de Yassin Kanza, a la postre atacante en Algeciras y asesino del sacristán de una iglesia, era conocido para la Policía Nacional. Magrebí, de 25 años, estaba pendiente de ser entregado a Marruecos por encontrarse en España en situación irregular. Vivía en una barriada pobre de Algeciras, en una vivienda de reducidas dimensiones, y en los últimos meses podría haber profundizado en espacios de deriva salafista, un extremo que investigan los agentes especializados: la Audiencia Nacional ya aborda los hechos en relación con el terrorismo yihadista. Fuentes policiales destacan el “perfil problemático” del detenido, a quien ya se le ha registrado su casa e intervenido sus sistemas de comunicaciones. Además se investiga si el entorno del detenido estaba igualmente radicalizado.
Las mismas fuentes detallan a Vozpópuli que el detenido no se caracterizaba por su integración social. Al contrario, era más bien solitario y tenía poco -o ningún- arraigo. Residía en una casa de pequeñas dimensiones en la calle Sevilla, de Algeciras, junto a varios compañeros. El de Yassin era un “perfil problemático”, debido a los incidentes que se registran habitualmente en este tipo de escenarios. Las mismas fuentes hablan de peleas y complicaciones derivadas del consumo de alcohol.
La actitud de Yassin Kanza, no obstante, cambió radicalmente en los últimos dos meses. Según las declaraciones recogidas por la Policía a algunos de sus conocidos, el ahora detenido se volvió aún más introvertido y profundizó en los preceptos del Islam. Los investigadores tratan de determinar si entró en contacto con entornos salafistas, principalmente a través de las redes sociales, donde Al Qaeda y Estado Islámico, con sus extensas redes, tratan de ganar adeptos a su causa.
"Ver qué hago con mi vida"
De acuerdo a las primeras revelaciones, los investigadores habrían encontrado propaganda yihadista en su casa. Ahora se analiza el contenido de unas memorias extraíbles y del terminal telefónico de Kanza. También se estudian los posibles problemas psiquiátricos que había sufrido en el pasado, así como una gran cantidad de medicación intervenida en la vivienda. Según las grabaciones hechas por EFE, los agentes localizaron una nota de asuntos pendientes. Coincidían temas tan inmediatos como "pelarme la barba y el pelo" con otras cuestiones de mayor envergadura: "Hablar con mi herma seriamente y ver qué hago con mi vida".
En ese caso, el perfil de Kanza correspondería con el de actor solitario. Tal y como abordaba el Real Instituto Elcano en su informe España en el mundo 2023: perspectivas y desafíos en seguridad, las proclamas salafistas tienen una mayor incidencia en individuos “afectados por problemas de salud mental”: “Intentan atentar por su propia cuenta, instigados únicamente por la propaganda emitida por el Estado Islámico y al-Qaeda, o en general por los contenidos online que difunden los fines y los medios propios del yihadismo global”.
El auto de entrada y registro redactado por el juez Joaquín Gadea, de la Audiencia Nacional, detalla que Yassin Kanza actuó "con fines terroristas" relacionados con el "salafismo yihadista", afirmando que su objetivo era "alterar la paz pública mediante la ejecución de actos de terror, la que habría podido motivar la actuación criminal". No obstante, los agentes implicados en la investigación tratan de determinar si el entorno del individuo estaba igualmente radicalizado.
En situación irregular
Todos esos elementos -afirman fuentes policiales- son los que definen el "perfil problemático" del individuo. A ello hay que sumar su situación irregular en España. Kanza ya trató de acceder a Gibraltar por vías ilegales en 2019, junto a otras dos personas y a bordo de motos de agua. Enseguida se tramitó su devolución a Marruecos; a Tánger, en concreto. Ahora Yassin Kanza estaba pendiente de un expediente de expulsión de nuestro país, que comenzó a tramitarse en junio de 2022, aunque aún debía resolverse por los habituales trámites burocráticos con Marruecos que se dan en estos casos.
A pesar de todo, era difícil imaginar el devenir de los acontecimientos que tuvieron lugar en la tarde de este miércoles. Pasadas las siete de la tarde, Kanza entró en la iglesia de San Isidro e increpó a los presentes, a los que instaba a convertirse al Islam. A los minutos abandonó el templo, para regresar de nuevo con un machete en la mano, lanzando proclamas relacionadas con Alá. Se dirigió hacia el sacerdote, Antonio Rodríguez, y le agredió con el arma, de grandes dimensiones y que algunos testigos confundieron con una katana. Aunque la víctima sufrió heridas graves, pudo salvar la vida.
En medio del caos y el bullicio, el ahora detenido se marchó a otra iglesia, Nuestra Señora de La Palma. Allí se topó con el sacristán, Diego Valencia, quien trató de escapar de las embestidas del agresor. No obstante, este le alcanzó a la salida del templo y le agredió con el machete hasta provocarle la muerte. Yassin Kanza se paseó entonces por la plaza con actitud tranquila y el machete en la mano, hasta que agentes de la Policía Nacional lo detuvieron.
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