España

Rajoy se moviliza para abortar un nuevo 'no a la guerra'

Rajoy mantiene abierta en estas horas la 'línea caliente' con la oposición inaugurada con motivo de la crisis catalana. El presidente del Gobierno ha conversado telefónicamente con los dirigentes del PSOE, Ciudadanos, Podemos y el lendakari vasco para informarles sobre la postura de su Ejecutivo ante los episodios terroristas que sacuden a Francia desde el pasado viernes.

Mariano Rajoy se moviliza con rapidez para abortar cualquier posibilidad de reedición del movimiento 'no a la guerra' que derribó las posibilidades de una victoria en las elecciones generales de 2004. El presidente del Gobierno ha reactivado la 'línea caliente' abierta con la oposición con motivo de los episodios de sublevación impulsados por los secesionistas catalanes, ahora en el dique seco. Rajoy ha dado un paso al frente y ha abierto una serie de conversaciones telefónicas con los principales líderes políticos, tanto PSOE como Podemos y Ciudadanos, así como con el presidente del Gobierno vasco. Artur Mas ha quedado fuera de estas conversaciones, aunque desde la consellería de Interior se aseguraba este miércoles que se mantienen contactos habituales con el ministerio que dirige Fernández Díaz.

Iglesias se derritió en elogios hacia la actitud de Rajoy: "He percibido al presidente más consciente de la gravedad y complejidad de la situación que Albert Rivera"

El terremoto que sacude a Francia desde el viernes pasado tiene unas réplicas evidentes en toda Europa, que no es capaz de mantener una postura unívoca frente a los trágicos episodios de París. El Gobierno español insiste en todas sus declaraciones en que no piensa participar en ninguna operación de castigo aéreo contra Siria al margen de lo que se acuerde por parte de la comunidad internacional, bajo el amparo de la ONU y la OTAN. El ministro de Exteriores, García-Margallo, fue mucho más allá al referirse, '"a título personal", en que no piensa que sea ahora el momento de adoptar este tipo de decisiones y que habrá que esperar a que se conforme el nuevo Gobierno surgido de las elecciones del 20D. Esta posición no resulta difícil de mantener ya que es la misma que están adoptando buena parte de los gobiernos europeos, en especial Alemania o Italia, e incluso los Estados Unidos que se muestran obsequios en palabras con el atribulado presidente Hollande pero que consideran precipitado cualquier tipo de reacción bélica a la masacre perpetrada por los yihadistas en París. 

Rajoy conversó telefónicamente el martes con Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, quien se descolgó luego con unas declaraciones, de neto sesgo electoral, en las que reclamaba al Gobierno más claridad en su posición frente a este escenario, casi urgiéndole a mostrarse partidario de dar un paso al frente y abandonar su postura de mero compromiso político y diplomático con el vecino francés. Mucho más receptivo se mostró Pablo Iglesias, quien se derritió en elogios hacia la actitud de Rajoy, de quien alabó su prudencia y sensatez en este asunto: "He percibido al presidente del Gobierno más consciente de la gravedad y complejidad de la situación que Albert Rivera", de quien subrayó sus "actitudes belicosas, similares a las de Aznar en las Azores". Las palabras del líder del Podemos estaban cargadas de toxicidad preelectoral. Podemos, pese a esta curiosa coincidencia de criterios con Rajoy, mantiene una actitud muy crítica hacia el pacto antiyihadista, hasta el punto de que ha elaborado una alternativa denominada "Consejo por la paz", preparada por el general Julio Rodríguez, en el que se plantea un plan alejado de todo tipo de belicismo para atajar el terror islamista y la guerra de Siria.

Un movimiento peligroso

En Moncloa se vive con enorme intranquilidad este momento de inestabilidad en Europa, en especial por los paralelismos que algunos pretenden forzar con lo ocurrido en el 11M. Por las redes circulan, impulsados por dirigentes o simpatizantes de Podemos y de otros movimientos sociales, un cascada creciente de mensajes muy agresivos no sólo contra la actitud de François Hollande, a quien se le reprochan sus medidas judiciales y legales contra la actividad terrorista, sino también su decisión de intensificar los bombardeos contra el territorio sirio ocupado por el Estado Islámico. Un 'no a la guerra' late en esta corriente de opinión en internet, que se considera impredecible y peligrosa a tan sólo un mes de los comicios generales. Cualquier suceso descontrolado o cualquier paso en falso puede producir un vuelco en los sondeos, que por el momento se muestran muy favorables a las opciones del PP. En Moncloa se observan estos movimientos con particular atención y con una mal disimulada inquietud. Rajoy ha sugerido que no se opine al respecto más que lo estrictamente imprescindible. Austeridad de comentarios y sobriedad en los gestos. Los titulares de Defensa, Exteriores e Interior son los encargados de emitir opiniones cuando sea necesario. La vicepresidenta Sáenz de Santamaría, también, por supuesto, como pudo comprobarse el pasado lunes con ocasión del "Foro de la Razón".

En Moncloa se vive con enorme intranquilidad este momento de inestabilidad en Europa, en especial por los paralelismos que algunos pretenden forzar con lo ocurrido en el 11M

Rajoy no ha tardado un minuto en salir al paso de esta tentación, de ahí sus llamadas telefónicas y su actitud diametralmente opuesta al que mantuvo Aznar con ocasión de la guerra de Irak y del atentado que segó la vida de casi doscientas personas en la matanza de los trenes de Atocha. Albert Rivera ha sido otro de los dirigentes informados por el presidente, con quien mantiene una relación sin aristas en este aspecto y ha mostrado su voluntad de sumarse al pacto antiyihadista suscrito entre el Gobierno y el PSOE. El líder de Ciudadanos ha declarado en esas últimas horas que habrá incluso que reflexionar sobre una limitación al uso de las redes sociales. "Hay que unirse ante los que atacan nuestro modo de vida". Y añadió que "odio la guerra pero odio más el terrorismo".

Además, el presidente ha mantenido una conversación con Íñigo Urkullu, jefe del Gobierno vasco, para informarle de estas medidas, habida cuenta de que en esa comunidad están transferidas las competencias en asuntos de Interior. También lo están en Cataluña pero desde Moncloa aún no se han puesto en contacto con Artur Mas, pese a que todavía ejerce su cargo, aunque a título interino hasta que se resuelva la incógnita surgida de los comicios de septiembre.

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