Pescado ahumado, ratas gigantes o maíz tostado. Ese es el menú que proponen los grupos dedicados a la santería ante la desesperación de sus clientes que buscan cualquier esperanza para poder ver su futuro o sanarse de enfermedades crónicas. La Asociación de Víctimas de Santería lleva meses denunciando el incremento de este problema dentro de la sociedad. Sus 'ilusos' protagonistas con capaces de pagar alrededor de 5.000 euros por ritual, según explican fuentes de la entidad a Vozpópuli.
El mundo de la santería siempre ha vivido latente ocultos en la sociedad. "Se habla poquísimo y todo sucede dentro de las casas no como en otros países como Nigeria, donde se celebran este tipo de ceremonias en las calles", explica a Vozpópuli Victoria Vélez de Guevara, presidenta de la Asociación Víctimas de Santería.
Sacrificio de animales y huesos humanos
Esta entidad, que lleva poco tiempo, recibe cada semana una treintena de correos de potenciales víctimas que piden ayuda y solicitan información de qué pasos tienen que seguir. A veces los avisos de estos rituales vienen por los propios chillidos de los animales que matan para sus ceremonias. "Cuanto más sufre el animal es mejor según sus creencias", explica esta mujer que ha estado investigando por su cuenta durante años y también se ha infiltrado en estos grupos.
Esta asociación alerta de que en los últimos tiempos ha aumentado las intoxicaciones alimentarias por consumir productos relacionados con la santería. Sus delicatessen incluso se venden en páginas como Amazon. La estrella es la Jutia, unos mamíferos similares a las ratas. Son comestibles y su carne es bastante apreciada, la mayoría de las especies se encuentran en peligro de extinción.
Una de las zonas con más casas de santerías es Bravo Murillo, en el distrito de Tetuán. Desde pescado ahumado hasta dientes de tiburón se venden para estos rituales. Hace unos meses este tipo de ceremonias coparon los titulares porque localizaron huesos humanos a la venta en un local de Usera.
El negocio de la santería
"Lo que suelen hacer es saquear las tumbas. Mucha gente lo denuncia por redes sociales. Cada cierto tiempo acuden a pequeños cementerios y se llevan los huesos", explica Victoria Vélez de Guevara. Su principal pretensión es siempre la misma: buscan el dinero y el poder sobre la gente a la que influyen.
La captación de víctimas se produce de forma paulatina y por distintos niveles. En primer lugar se encuentra el padrino u Oriate que introducen en la comunidad a la persona. Después se encuentra el santero y en el nivel superior de estas pirámides se encuentra el Babalao, que es el sacerdote que controla e influye en el grupo.
Y es que la presidenta de la asociación de víctimas conoce al 'dedillo' este oscuro mundo. Llegó a pagar por una iniciación 1.500 euros. "Me dijeron que era una oferta. Al principio no me lo creía pero viendo después los otros precios comprendí que sí", resalta en la entrevista.
Las víctimas son captadas de forma paulatina como en las sectas. Comienzan con pequeñas consultas, relacionadas con el trabajo o la vida amorosa, y después les ofrecen el paquete entero: retiros y rituales en alojamientos en el ámbito rural.
Protesta frente a la embajada de Nigeria
Los promotores de estas estafas tienen como objetivo prioritario las personas que sufren enfermedades terminales y se agarran a cualquier esperanza para combatirlas. "Si una persona está enferma le van a sangrar todo lo que quieran", denuncia.
Otra de sus características es el casi obligado pago en metálico o en Bizum para que el dinero no se quede registrado. Esta norma dificulta las labores de investigación de la Policía Nacional cuando las personas ya hartas denuncian. En ese momento llega otro de los problemas: las amenazas que reciben por parte de los santeros cuando quieren abandonar la comunidad.
Para denunciar estos ritos y poner el altavoz en la sociedad, la Asociación Víctimas de Santería ha convocado este miércoles 6 de diciembre una protesta frente a la Embajada de Nigeria en España. Han reunido firmas para que sean entregadas a sus responsables. De momento no han tenido contestación a sus reclamaciones.
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