En la Península Ibérica a hay un total de 47 provincias españolas. Y de todas ellas, solo 24 tienen Alta Velocidad. Únicamente la mitad de España disfruta de este privilegio de los trenes AVE: Alicante, Albacete, Barcelona, Castellón, Ciudad Real, Córdoba, Cuenca, Girona, Granada, Guadalajara, Huesca, León, Lleida, Madrid, Málaga, Ourense, Palencia, Segovia, Sevilla, Tarragona, Valencia, Valladolid, Zamora y Zaragoza son las ciudades a las que se puede llegar de manera rápida y accesible. La última "privilegiada" ha sido Orense, la primera ciudad gallega que tiene acceso a este medio de transporte.
Pero en el territorio español de la Península Ibérica todavía quedan otras 23 provincias a las que es imposible ir en este tipo de tren de Alta Velocidad. De hecho, en muchas de ellas los políticos y los ciudadanos denuncian que si no es en coche, es muy difícil llegar. No es por falta de promesas de los gobiernos, que siempre se comprometen a llevar el AVE al menos a todas las provincias de España. Es, más bien, fruto de malas de gestiones.
Por ejemplo, Bilbao lleva esperando su prometida estación de trenes "más rápidos" más de quince años. Y, todavía ahora, no hay fecha exacta para el final de su construcción, aunque las últimas promesas dicen que para 2027 estará completamente construido.
En pleno siglo XXI, con la tecnología como nuestro pan de cada día, todavía hay comunidades a las que es realmente complicado llegar si no se dispone de coche. De la zona cantábrica de España, solo se puede ir en tren (y desde el pasado 20 de diciembre) a Orense. El resto de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y La Rioja cuentan únicamente con opciones mucho más lentas y de peor comunicación. Por ejemplo, para ir a Gijón en tren se tarda como mínimo 5 horas, un tiempo que sería mucho menor si hubiera conexión de AVE.
Tampoco tienen acceso a este servicio tan necesario hoy en día provincias como Teruel (este es precisamente uno de los territorios que más solicita trenes AVE, ya que denuncian que solo favorece las diferencias económicas y sociales entre provincias), Murcia y la práctica totalidad de la zona este de España. En los últimos años, se ha puesto de relieve la difícil conexión entre Extremadura y el resto de territorio español. Pese a los planes, que llevan activos desde hace casi 25 años, parece que todavía no han encontrado el impulso definitivo para iniciar la construcción.
Orense, la última incorporación al AVE
La última en incorporarse a esta lista de ciudades con AVE ha sido Orense. Este lunes 20 de diciembre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el rey Felipe VI inauguraron la estación de A Gudiña, la primera en territorio gallego, que comunica la ciudad con Madrid. A su llegada a la estación, después de un viaje que salió de la estación de Chamartín-Clara Campoamor con rigurosa puntualidad, el Rey descubrió una placa conmemorativa. Junto a Sánchez y el rey viajaban las ministras de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, y de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, aparte de otras autoridades autonómicas y estatales.
La construcción de esta nueva conexión ha supuesto una inversión de más de 10.060 millones de euros a lo largo de los últimos 16 años. Solo la estación de A Gudiña ha costado 3,6 millones de euros, según informó Europa Press basándose en informaciones de Adif. El nombre oficial de la misma será A Gudiña-'Porta de Galicia', al ser la primera estación por la que discurre el AVE en esta comunidad. El martes a las 6.30 de la mañana, salió desde Orense el primer viaje comercial con destino Madrid, con un total de 169 han sido las plazas ocupadas. Por primera vez, se puede llegar a la capital en dos horas y cuarto.
Vertebración interna
Otro de los asuntos que defienden los políticos y, sobre todo, los ciudadanos afectados es el tema de las conexiones internas dentro de las propias provincias. En muchas ocasiones, se tarda lo mismo en ir desde la capital a cualquier ciudad que de ésta a otra cercana. De hecho, en la inauguración del tren en Orense, las autoridades gallegas tuvieron que ir a la inauguración del AVE en autobús.
Se trata de una realidad que fomenta las diferencias entre las provincias españolas, ya que la mala comunicación entre ellas hace muchas de las perjudicadas por este "atraso" de las promesas de los diferentes gobiernos ven como pierden posibles ingresos por turismo.
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