El Ayuntamiento de Barcelona tiene 30 empresas municipales; el Ayuntamiento de Madrid, 10. Atendiendo a la lógica actual que pide a gritos más austeridad, este desfase debería perjudicar económicamente a la capital catalana y beneficiar a la capital española. Pero no, Madrid, que no tiene cinco veces más habitantes que Barcelona, quintuplica la deuda barcelonesa (7.429 millones frente a 1.178).
Los números aquí revelan algo incuestionable: la cantidad de empresas funcionando en una localidad no es directamente proporcional al afán ahorrador de los ayuntamientos. Barcelona tiene el triple de organismos que Madrid y, sin embargo, solo tres de las 10 empresas locales madrileñas acumulan la misma deuda que la Ciudad Condal.
Son la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), Madrid Espacios y Congresos (Madridec) y la Empresa Municipal de Transporte (EMT). Las primera debe 640 millones, la segunda más de 300 y la tercera roza los 200 millones. En total, más de 1.100 millones de euros, casi lo mismo que la deuda de Barcelona.
Hay quien dice que el espejo de Barcelona es la Comunidad de Madrid, y que el espejo de Cibeles es la Generalitat. En la megalópolis catalana, los proveedores cobran a los 32 días. En la castiza Madrid tardan más de medio año, a veces hasta nueve meses. Los delirios de Gallardón se siguen notando, y nada parece que vaya a solucionarse a corto y medio plazo.
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