Delegada de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Concepción Dancausa declaró a principios de esta semana en la radio: “Madrid comienza a atisbar un crecimiento económico y la salida de la recesión. Los datos hacen prever que la economía tendrá crecimientos interanuales positivos ya en el primer trimestre de 2014 y no dejará de crecer en todo el año”. Esta proclama, en la que se confunden alegremente datos macro a nivel nacional con la situación de la capital española, que a finales de julio vio, como quien no quiere la cosa, aumentar su deuda municipal por encima de los 8.000 millones de euros, es de lo poco que se ha escuchado decir a Dancausa en agosto. La concejala, íntima de la alcaldesa Ana Botella, está desaparecida para otros actores –sindicatos, proveedores- y no se la espera hasta el próximo 8 de septiembre. No es la única edil que se ha esfumado.
La noche antes, el 7 de septiembre, se sabrá desde Buenos Aires si Madrid albergará los Juegos Olímpicos de 2020. También se sabrá si la ciudad y su equipo de Gobierno caen en una espiral depresiva o si el Ayuntamiento tenía un plan B del que, de momento, no hay ni rastro: todos los cambios previstos, todas las reformas económicas anunciadas están paralizadas en espera de una victoria olímpica que muchos, y no solo en Cibeles, dan por segura. “El día 8 sabremos en cuál de las dos ciudades posibles nos ha tocado vivir”, lamenta con ironía Pedro Delgado, portavoz de CCOO.
Ere a la vista en la nueva empresa
Delgado y el resto de sindicatos llevan tiempo persiguiendo a Dancausa, preocupados por las consecuencias laborales de la fusión de tres de las empresas municipales (Espacios y Congresos, Macsa y Visitors & Convention Bureau). Las tres conformarán una especie de mega-empresa-para-todo llamada Madrid Destino Turismo Cultura y Negocios, la cual emana de entidades locales que han padecido un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) antes de unirse. De momento, el delegado de Las Artes, Pedro Corral, ha dicho que 11 de los despedidos en Madridec podrían acabar volviendo a Madrid Destino, pero los sindicatos creen que el Ayuntamiento planea otro ERE sobre la empresa resultante, máxime si se pierden los Juegos. De la fusión y sus efectos no se sabe nada.
También están a la expectativa los trabajadores de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), tras los despidos de junio que afectaron al 15% de la plantilla. El Ayuntamiento prevé enviar a otra veintena larga de trabajadores a otra entidad municipal, Madrid Movilidad, así como vender 1.860 de sus viviendas en régimen de alquiler a un fondo de capital riesgo, Blackstone. Y quién sabe si habrá más despidos. Tampoco se sabe nada de todos estos planes.
Sacar directivos del organigrama
Así, todos los entes anteriores aguardan a una reorganización de sus organigramas, en los que abundan directivos. Solo la dirección de Madridec le sale al Ayuntamiento por casi 700.000 euros. La huida de personal de la EMVS a Madrid Movilidad también debería comportar un nuevo diseño en la cúpula de la Empresa de la Vivienda. Teniendo en cuenta que la consecución o no de los Juegos marcará la viabilidad de muchos de estos organismos, Botella prefiere esperar a que pase la primera semana de septiembre.
La oposición, mientras, se mueve. El PSOE defiende la opción olímpica para Madrid, aunque de forma crítica. “Necesitamos los Juegos porque serán buenos para la capital, pero no con esta alcaldesa”, zanja el edil socialista Gabriel Calles. El pasado miércoles, el portavoz Jaime Lissavetzky denunció en rueda de prensa “la suciedad acumulada en las calles durante el mes de agosto”, como resultado del recorte del 24% de la plantilla que han tenido que hacer las empresas encargadas de la limpieza ante los recortes municipales. Algunas voces hablan de un nuevo rescate del Gobierno para que Botella, la alcaldesa de la ciudad española con mayor deuda, pueda pagar a los proveedores.
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