Isabel Díaz Ayuso venció a Félix Bolaños en 'la batalla del 2 de mayo' y puso, de esta forma, fin a una guerra que venía de lejos. Algunos en Moncloa y Sol apuntan que el hoy ministro de Presidencia lleva 'maniobrando' en el PSOE de Madrid contra la presidenta regional desde hace más de dos años, pero el día que la lideresa puso la cruz a uno de los más estrechos colaboradores de Pedro Sánchez es más reciente. Concretamente, hace siete meses: en plena negociación entre el Gobierno y el PP para renovar el CGPJ.
Desde el primer momento, la líder madrileña vio con desconfianza esa vuelta a las conversaciones con Moncloa, que Esteban González Pons calificó, en su día, como una "última oportunidad de pareja" para que ambas partes llegaran a un acuerdo. Ayuso guardó silencio al principio, pero finalmente contactó con Feijóo para advertirle de que Bolaños no era de fiar apenas unas horas antes de que el líder del PP hablara con Pedro Sánchez y pusiera fin a las negociaciones.
En los días previos a esa decisión, desde Moncloa se filtraba a los medios afines el plan del Gobierno para rebajar el delito de sedición, una exigencia de ERC en plena negociación de los Presupuestos de 2023. Pese a esas informaciones, Félix Bolaños negó de forma constante la mayor ante un González Pons con el que tenía casi todo cerrado para renovar el CGPJ.
Tal y como aseguraron a Vozpópuli desde Génova una vez rotas las conversaciones, "Bolaños nos mintió hasta el final" y solo Feijóo, tras hablar con Ayuso, Moreno y otros dirigentes del PP primero, y con Pedro Sánchez después, decidió romper las negociaciones cuando el presidente del Gobierno le confirmó que, efectivamente, iba a reformar el Código Penal para rebajar el delito por el que fueron condenados los líderes del procés.
La cruz de Ayuso a Bolaños
El líder del PP, de esta forma, puso fin a los únicos días de tensión interna que ha vivido desde que preside el partido. Desde Génova sabían que destacados dirigentes del partido, entre los que se encontraba Isabel Díaz Ayuso, estaban en contra del acuerdo, pero apostaron por mantener abiertas las conversaciones entre Félix Bolaños y un González Pons que, tras el fiasco de las negociaciones, está desaparecido en combate: solo una comparecencia posterior en Génova -en el ya lejano mes de noviembre- contra los nombramientos al TC del Gobierno.
El rechazo de Ayuso al acuerdo por el CGPJ fue utilizado por Pedro Sánchez, días después en el Senado, para acusar a Feijóo de no tener autonomía y de decidir según lo que publicaba "la prensa conservadora" de las opiniones internas de su partido. Moncloa quiso, de esta forma, resucitar la 'guerra Sol-Génova' que tanto explotó en la etapa de Casado. Para entonces, la presidenta madrileña ya le había puesto la cruz a Bolaños.
La 'venganza' se sirvió, como reza el título del mítico 'spaghetti western' que dio origen a la expresión, en "plato frío", meses después, y en la ceremonia del Dos de Mayo en Madrid. El ministro de la Presidencia buscó la confrontación con Ayuso auto-invitándose al acto, pero Sol logró abortar los planes de un Bolaños que quedó retratado, y grabado, tratándose colar en la tribuna de autoridades y siendo frenado por la jefa de protocolo de la Comunidad.
El resultado de esa batalla es claro: Ayuso ha recibido el respaldo de toda la dirección del PP, Bolaños ha sido silenciado por Moncloa y ni Pedro Sánchez le ha nombrado pese a ser preguntado por la polémica del Dos de Mayo. De esta forma, la presidenta de la Comunidad de Madrid ha salido victoriosa de una guerra que llevaba librándose, en la sombra, más allá de las últimas dos semanas.
"Ayuso no hace prisioneros"
Los que conocen de cerca a Ayuso afirman que la líder madrileña "no olvida ni hace prisioneros", y comparan esta victoria frente a Bolaños con la de hace dos años en las urnas contra Pablo Iglesias, uno de sus principales azotes durante la pandemia por la gestión de las residencias de ancianos.
En el 4-M de 2021, Ayuso acabó con el vicepresidente de Sánchez, y en el 2 de mayo de este 2023, parece haber sentenciado a un ministro clave del presidente que, además, tal y como ha asegurado recientemente Iván Redondo en Espejo Público, tenía aspiraciones en la política madrileña.
Pablo Iglesias y Félix Bolaños, no obstante, no son los únicos con los que Ayuso ha ajustado cuentas. Dentro del PP, y más allá de su guerra con Pablo Casado, muchos analizan en clave de 'castigo' la composición de las listas para el 28M, con el 'destierro' al Ayuntamiento de los 'casadistas' David Pérez y Carlos Izquierdo, entre otros damnificados.
La madrileña, por tanto, "no hace prisioneros", como tampoco los hace Pedro Sánchez: solo hace falta preguntar al ya citado Iván Redondo, a Carmen Calvo, a José Luis Ábalos o a Susana Díaz. Quizá esa sea la única coincidencia entre ambos. Pero no es, en absoluto, baladí: basta con recordar hasta dónde ha llegado un diputado raso del PSOE de Madrid que era un perfecto desconocido 5 años antes de convertirse en presidente del Gobierno…
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