España vive una de las mayores crisis migratorias de su historia. Esto es debido a que este verano, entre los meses de junio y agosto, han llegado de forma irregular a sus costar un total de 12.035 migrantes.
En este sentido, del 1 de junio al 15 de agosto del 2024 han entrado en España de forma irregular 9.229 migrantes, según el último balance del Ministerio del Interior. A estos, hay que sumarles 2.806 que han arribado del 16 al 30 de este mes.
Cabe también destacar que el principal destino al que han arribado los migrantes a España son las Islas Canarias, llegando a concentrar el 60% de las llegadas de cayucos. Esto supone que más de la mitad de la migración en España llega al archipiélago canario.
Baleares, nueva ruta migratoria
No obstante, y a pesar de que Canarias sea el principal destino migratorio de nuestro país, Baleares comienza a emerger como una nueva ruta alternativa para la llegada de cayucos. Los constantes controles en los 'focos calientes', su cercanía con Argelia y, también, su posición en el Mar Mediterráneo, son los principales motivos que llevado a las mafias que trafican con personas a comenzar a 'lanzar' cayucos a este enclave.
Este crecimiento ha despertado una gran preocupación en el Ejecutivo Balear. Esto es debido a que tanto Ibiza como Formentera reciben un gran número de turistas todos los veranos, por ello, la llegada masiva de cayucos puede aumentar la sensación de inseguridad entre los visitantes.
El Govern balear y los Consells insulares han lanzado un grito de auxilio ante la llegada de menas y la saturación de los recursos. "Puede que lleguen menores no acompañados las próximas semanas y no tendremos donde ubicarlos", afirmó la presidenta del Govern, Marga Prohens.
Junto con esta petición, tanto Prohens como los cuatro presidentes insulares, piden al Exteriores y, también, al Ministerio del Interior poner medidas para abordar esta situación, que empieza a ser "límite" en el archipiélago balear
"Si no nos dejan más espacios, nos tendremos que obligar a buscar soluciones habitacionales alternativas, como podrían ser tiendas de campaña, aseveran desde el Consell de Mallorca.
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