El enfado de los hosteleros y comerciantes de Barcelona va in crescendo por el retraso de la campaña comercial de Navidad en Barcelona llevado a cabo por la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, a quien algunos empiezan a ver como el Grinch, el emblemático personaje de ficción creado por el Dr. Seuss.
Con el mismo propósito que su homóloga en Madrid, Manuela Carmena, ha propuesto esta semana que los hombres no usen traje en verano, es decir, para ahorrar energía, Colau ha decidido aplazar la iluminación de las calles hasta el próximo 1 de diciembre, diez días más tarde de lo habitual y dejando fuera al conocido como Black Friday, el popular viernes de descuentos que tendrá lugar el 27 de noviembre.
Se trata de una iniciativa que pretende concienciar sobre el consumo responsable y descentralizado y que, en concreto, trata de ahorrar un 20% de energía. Sin embargo, la idea del equipo de Colau ha sublevado a varios ciudadanos y al comercio local, que en algunas zonas exige una rectificación para evitar que el fin de semana del viernes de las ofertas quede fuera del período navideño.
Época clave para el comercio local
La oposición tampoco encajado demasiado bien la idea de retrasar el encendido navideño. Así, el presidente del grupo Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, acusó a la alcaldesa de "censura navideña al recortar en días y horas el encendido de las luces de Navidad, cuando lo que habría que hacer –a su juicio– es ampliarlos".
Para Fernández, Colau "debería abandonar su prepotencia y su autoritarismo para consensuar con el comercio de Barcelona el encendido de las luces y otras medidas que les ayuden en Navidad, una época que es clave para sus ventas anuales".
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