El Ayuntamiento de Barcelona asegura que hará todo lo posible para acabar con las Booze Cruise Barcelona: las fiestas con barra libre para turistas a bordo de golondrinas que zarpan desde el Port Olímpic, pero el problema es que aún no tiene del todo claro cómo hacerlo. Desde el consistorio se pueden denunciar actuaciones imprudentes de los ciudadanos cuando están en ‘tierra’, en estos casos, como los pasajeros van a bordo de un barco turístico no tienen ninguna competencia para denunciarles o controlar dichas fiestas.
Sabiendo que las aguas territoriales catalanas son competencia de la Guardia Civil, el Ayuntamiento empezará a actuar inmediatamente en aquello en lo que sí es su responsabilidad, tal y como informa el diario ‘La Vanguardia’. Actuará en cuestiones de vía pública como los puntos de encuentro de la clientela y la regulación de aglomeraciones y colas que puedan formarse en la zona del Port Olímpic desde donde se zarpa y se arriba.
Otro ámbito en el que el Ayuntamiento quiere incidir, y la intención es hacerlo cuanto antes, es en lo referido a la publicidad que se esté difundiendo de este servicio. Sus flyers y páginas web prometen cerveza y sangría sin límites, un tipo de promoción que no está permitido en Catalunya desde hace un lustro. Forn no descartó pedir ayuda a otras administraciones, "pero antes queremos contar con toda la información disponible, incluido el dictamen de los servicios jurídicos".
El teniente de alcalde también quiso subrayar que, a pesar de todo, el turismo de borrachera es una realidad reducida a la mínima expresión en tierra y que por eso sus promotores "buscan otras soluciones" para sortear la norma. "No es nuevo. Ya se ha intentado en otras ocasiones con asuntos de juego o prostitución", aclaró Forn para a continuación apuntar que el Ayuntamiento barcelonés hará todo lo posible para impedir este tipo de viajes en golondrina etílica.
Joaquim Boadas, presidente de la Fecasarm (patronal catalana de los negocios de ocio de la noche) expresó su preocupación por el crecimiento en Catalunya de este tipo de ofertas de ocio. Argumenta que estas fiestas son un problema de seguridad para el consumidor, y además son una competencia desleal para el resto de empresarios. "Lo normal es que no se cumplan unas normas de seguridad obligatorias en tierra, mientras que los empresarios del sector nos vemos obligados a cumplir con muchísimos trámites muy farragosos. No estamos jugando con las mismas cartas. Además, una cosa es que una gran embarcación con las instalaciones adecuadas celebre una fiesta, y otra muy diferente que se haga, por ejemplo, en un catamarán que para nada ha sido diseñado para ello. No está claro que si alguien tiene un problema en una de estas fiestas pueda ser evacuado del modo más adecuado". Boadas abunda además en que, en principio, las fiestas a bordo de una embarcación dependen del Departament de Interior, "pero Interior no tiene modo de actuar en el mar, no puede controlarlas". "No tenemos competencias en las aguas marinas", confirmaron en el departamento.
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