España

Barcelona hace un paréntesis entre la marea rojigualda y el día D de la independencia

La ciudad condal tomó aire este lunes tras semanas de movilizaciones en las calles y con la incertidumbre de qué pasará este martes en el Parlament. 

Se diría que Barcelona volvió este lunes a la normalidad por un instante, sólo un día después de la manifestación sin precedentes en favor de la unidad que recorrió este domingo las calles del centro de la capital catalana. Las escenas habituales de una ciudad condal abierta y cosmopolita repleta de turistas rebrotaron tras jornadas de intensas movilizaciones y con una huelga general de por medio.

Cuando apenas faltaban ya 24 horas para la comparecencia del presidente Carles Puigdemont ante el Parlament, los barceloneses intentaron tomar aliento en lo que para muchos era el último día de un presente convulso y el primero de un futuro incierto. A las puertas de los colegios del barrio del Raval, los niños gritaban y correteaban a la salida de clase sobre las cinco de la tarde.

No hace ni una semana que las cargas policiales en algunos centros educativos para impedir la consulta ilegal del 1-O eran el único tema de conversación que inundaba aulas, terrazas y oficinas. Este lunes, sin embargo, la agenda independentista parecía haberse detenido por un instante, aunque con una única pregunta flotando en el ambiente. ¿Qué pasará mañana?

A pesar del grito de la denominada mayoría silenciosa del domingo, muchos catalanes que votaron por el sí en el referéndum comienzan a vislumbrar el abismo por el que ya se han dejado caer no pocas e importantes empresas que han decidido hacer las maletas para escapar de la incertidumbre generada por una hipotética declaración unilateral de independencia (DUI). 

A la incertidumbre generada en lo económico, habrá que aguardar hasta pasadas las seis de la tarde para conocer en qué se materializa eso que tanto ansían los partidarios de la ruptura con España. Los independentistas no soltaron prenda durante toda la jornada, conscientes de la división interna que reina el grupo parlamentario que sostiene al Govern. Por su parte, la CUP se dedicó a insistir en que no hay otra opción que declarar la independencia sin miramientos.

Una de las entidades soberanistas, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), decidía poner la guinda a media tarde haciendo un llamamiento a la movilización masiva este miércoles ante las puertas del Parlement para celebrar lo que tenga que salir de la boca de Puigdemont. Aunque nadie sabe a ciencia cierta qué será, los constitucionalistas continuaron haciendo todo tipo de cábalas. Pedro Sánchez incluso viajó a Barcelona para decir que respaldará "al Estado" en su "respuesta constitucional". Es decir, al Gobierno si decide aplicar el artículo 155 que permite suspender la autonomía. 

Mientras las declaraciones de unos y otros se entrecruzaban para decir nada y lo mismo que en las últimas semanas, Barcelona asistía atónita a la llegada del día D en medio de una 'calmachicha' que tal vez no termine este martes. 

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