Si algo ha demostrado la defensa de Luis Bárcenas en la primera sesión del juicio es que no se le escapa una. La Fiscalía Anticorrupción planteó por la mañana un cambio en el orden de declaración de tres acusados de los llamados secundarios: Jacobo Gordon, Alfonso García-Pozuelo y Roberto Fernández. Un detalle que el abogado del ex tesorero del PP cazó al vuelo y que le ha llevado a plantear, cuando le tocó plantear sus muchas cuestiones previas, una nueva petición: que se aclare si hay algún pacto con esos tres compañeros de banquillo de su cliente para los que ahora se plantea un ‘tratamiento’ diferente, aunque sea simplemente en el orden de sentarse a responder a las preguntas. Al fin y al cabo, la sospecha de una oleada de arrepentimientos de ‘última hora’ en plena vista se ha disparado desde que en la sesión de la mañana quedará claro que Francisco Correa, el cabecilla de la trama, ha vuelto a hacer gestos de que está dispuesto a tirar de la manta para conseguir una reducción de la pena de 125 años a la que se enfrenta.
Tampoco se le ha pasado por alto al abogado de Bárcenas las ‘cartas suizas’ que Anticorrupción se ha apresurado a esgrimir en el inicio del juicio para echar un jarro de agua fría sobre aquellos acusados que, como el ex senador, esperan que las autoridades de Berna se pongan definitivamente quisquillosos y no dejen finalmente utilizar los datos bancarios para acusar a nadie de delito fiscal. El letrado ha dejado claro que la ‘batalla de Ginebra’ no está, ni mucho menos, terminada y que aún queda una instancia judicial helvética a la que recurrir y que lo van a hacer. Hasta entonces, ha señalado, no está dispuesto a que se utilicen los movimientos bancarios de su cliente en el país centroeuropeo para acusarle de delito fiscal.
A partir de ahí, el defensor de Bárcenas ha vuelto a la ‘chuleta’ que traía preparada del bufete y ha enumerado una tras otra hasta ocho cuestiones previas que pretenden dejar casi en una chiquillada las graves acusaciones que pesan sobre el ex tesorero. Que si se ha vulnerado su derecho de defensa, que si han prescrito los delitos, que si son nulas tal y cuál actuaciones judiciales, que con los fondos bloqueados no hay quien pague los honorarios de un buen abogado, que nunca le han concretado las acusaciones y que alguno de los delitos de los que se le acusan son, en esencia, “imposibles”. Lo dicho, Bárcenas, además de “fuerte”, es más víctima que culpable.
Frente a ese alarde expositivo que ha hecho el abogado de Bárcenas, las intervenciones de la mayor parte de los otros abogados que han tomado la palabra este martes ha quedado en buena parte deslucida. Muchos se han limitado a pedir que se “dispense” a sus clientes de acudir al juicio. En pocas palabras, quieren ser como Ana Mato y el PP. Algunos, como Álvaro Pérez, ahora ‘El Barbas’, por problemas de salud. Otra, María del Carmen García Jurado, por una sordera que le ha impedido enterarse de casi nada de lo que pasaba en la sala. Varios o, mejor dicho, varias por la necesidad de cuidar a sus hijos pequeños y no tener fondos para contratar una ‘nani’. Algunos, por el riesgo seguro de perder su puesto de trabajo si sus jefes no les ven aparecer por la oficina durante los meses que va a durar la vista. Uno, Jacobo Ortiz, porque vive en Frankfurt con su mujer y venir a la Audiencia Nacional le pilla a trasmano. Y otro, porque eso de estar todos los días sentado en las incómodas sillas que hacen de banquillo es, en realidad, “una condena anticipada”.
Y entre peticiones de prescripciones de delito, vulneraciones del derecho de defensa, alegatos de defensa por adelantado y críticas a los informes de la Policía que tildan de “conjeturas”, la defensa de José Luis Peñas, el ex concejal del PP de Majadahonda que destapó la trama, ha sacado a relucir la paradoja de ver a su cliente como acusado cuando, en su opinión, debía ser sólo un testigo de cargo. Para defenderse sin perjudicar a la causa, el letrado ha echado mano de un detalle procesal ocurrido hace ya más de siete años. En concreto, el 29 de abril de 2009. Aquel día, Peñas acudió a declarar ante el entonces juez instructor, Antonio Pedreira, quien sobre la marcha le imputó. El letrado ha pedido al tribunal que visione el vídeo de aquella toma de testimonio y, más en concreto, sus primeros 15 segundos en los queda claro que no se le leyeron sus derechos. Un detalle que su abogado espera que le saque del banquillo, aunque, eso sí, para seguir “colaborando” con la justicia, como ha recalcado en varias ocasiones. Al fin y al cabo, él fue la pieza que puso en marcha la maquinaria judicial de lo que hoy todos conocemos como ‘caso Gürtel’. Ahora, parece que hay más ‘soplones’ en la sala.
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