España

El arquitecto que cobró en negro la obra de la sede del PP y su socia tienen 9,4 M. en paraísos fiscales

El informe de la UDEF sobre la remodelación de Génova 13 revela que los dueños de la empresa que hizo los trabajos movían grandes cantidades de dinero entre Suiza, Cánada y Luxemburgo a través de empresas 'pantalla' y que regularizaron 2,18 millones con la amnistía fiscal de Montoro.

El último informe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía sobre las obras en la sede principal del PP en Madrid no sólo deja en mal lugar al partido presidido por Mariano Rajoy, sino que coloca en una situación legal muy delicada al propietario de la empresa Unifica Servicios Integrales SL que hizo las obras, el arquitecto Gonzalo Urquijo, ya imputado en el 'caso Bárcenas'. El documento policial, de 250 páginas de extensión, dedica un capítulo especial a las "posiciones bancarias en el extranjero" tanto de él como de su socia, Belén García, en el que destaca que se acogieron en 2012 a la polémica amnistía fiscal de Cristobal Montoro para regularizar cerca de 2,18 millones de euros de los 9,4 millones que atesoraban en cuentas en el extranjero. Parte de estos depósitos estaban a nombre de empresas 'pantalla'.

Gonzalo Urquijo y Belén García tenían sendas cuentas en el Banco Santander de Ginebra donde atesoraban los 2,18 millones que regularizaron con la amnistía fiscal de Montoro

Los países en los que ambos empresarios tenían cuentas eran Suiza, Cánada y Luxemburgo, algunas de ellas a nombre del propio estudio de arquitectura que compartían. Así, y gracias a los correos eletrónicos intervenidos en el registro realizado en las oficinas de Unifica el pasado mes de septiembre, la UDEF ha descubierto que Belén García poseía un depósito en el Banco Santander-Suisse de Ginebra desde el año 2007 y que tanto ella como Gonzalo Urquijo hicieron la Declaración Tributaria Especial en 2012 para regularizar el dinero que ambos tenían en esta entidad en el país helvético. Así, en el caso del arquitecto, el informe policial destaca que ingresó 109.445 euros para regularizar la situación de una cuenta que a finales de 2010 contaba con 534 euros de saldo, un depósito fiduciario con 130.791 euros, una cesión de capitales a terceros por cerca de 850.000 euros y otros "bienes y derechos" por 115.349 euros. Cantidades similares y en productos indénticos poseía su compañera, quien pagó 109.440 euros para poder acogerse también a la amnistía fiscal. Entre ambos, 2,18 millones de euros.

En Cánada, ambos tenían cuentas en el Mirabaud de Montreal, aunque las mismas no estaban a nombre de ellos, sino de dos empresas 'pantalla' cuyo país de registro aún no ha podido ser determinado por la Policía. En concreto, Urquijo utilizaba la mercantil Tonson Internacional, mientras su compañera Belén García se ocultaba tras Mapro Services Inc. No obstante, cada uno aparecía con poderes en la empresa del otro. El 31 de diciembre de 2012, repartidos a partes casi iguales, había 2,2 millones de euros entre ambos depósitos. No obstante, el dinero duró poco ya que, como destaca la UDEF en su informe, ambos ordenaron vaciar dichas cuentas, algo se que realizó de modo escalonado y se finalizó en marzo de 2013. El destino de esos fondos fue supuestamente una cuenta en Luxemburgo de la entidad Pictet & Cie Europe SA. Las mercantiles' fantasmas' fueron también disueltas.

Tres cuentas en Luxemburgo

La documentación intervenida en los equipos informáticos del estudio de arquitectura revelan que los dos socios han tenido en este banco al menos tres cuentas diferentes. Dos de ellas, abiertas en diciembre de 2012, poco antes de que finalizase el plazo de la amnistía fiscal, a nombre de cada uno de ellos. Es en estas donde se recibió parte del dinero que hasta aquel momento ocultaban en Canadá. En concreto, la cuenta de Belén García recibió en tres transferencias algo más de 402.000 euros, mientras que la de Urquijo engrosó su saldo hasta los 763.000 euros. El resto del dinero, se movió entre al menos otras dos entidades financieras en Suiza, el Miraboud de Ginebra y el Credit Suisse AG de Zurich, aunque el informe policial no concreta las cuantías.

Los dos empresarios tenían una cuenta en Luxemburgo con 5 millones de euros a nombre de Unifica, la sociedad que hizo las obras de Génova 13

Para entonces, sin embargo, la pareja tenía ya otra cuenta en Luxemburgo, también en el banco Pictet, aunque en este caso a nombre de Unifica Servicios Integrales SL, la sociedad que facturó las obras de remodelación de la sede del PP. A ella transfirieron 5 millones de euros desde España en junio de 2012. Eso sí, supuestamente de manera legal y declarándolo al Banco de España. La apertura de este depósito, en el que mayor volumen de dinero han llegado a tener los dos socios, se realizó después de que ambos consultaran los costes de al menos otras cuatro entidades financieras. Días después ya habían transferidos la importante suma de dinero.

Sin embargo, el dinero en la misma no duró mucho, según el cruce de correos entre Urquijo, García y su gestor suizo. En unos mensajes fechados en diciembre de 2012, este último se mostraba"preocupado", precisamente, por la cuenta abierta a nombre de Unifica y, sobre todo, "con el tema de las declaraciones al Banco de España". Un mes después, en el depósito sólo quedaban 200.000 euros de los 5 millones de euros que tenía, tras una serie de transferencias, una de ellas de 1,8 millones de euros, supuestamente realizadas hacia las cuentas personales en Pictet de ambos empresarios españoles. Días después, la cuenta era finalmente vaciada y el 20 de febrero de 2013 cerrada. Ese mismo día, 700.000 euros fueron transferidos a una cuenta de la sociedad Unifica en España, en concreto en el Banco Santander. El concepto: pago a proveedores.

Mientras tanto, los documentos intervenidos revelan también un importante movimiento inversor por parte de ambos. Así, en mayo de 2013, Gonzalo Urquijo fue requerido por la representante de Pictet, el banco luxemburgués donde tenía gran parte de su dinero en el extranjero, para que firmara las órdenes de inversión en tres fondos por un total de 420.000 euros. En ese momento, su cuenta en este país europeo atesoraba 1,1 millones de euros. Los agentes de la UDEF han localizado también un borrador en el que se detalla que tanto el arquitecto como su socia tenían inversiones a través del banco luxemburgues en Irlanda, Gran Bretaña, Francia, Holanda, Estados Unidos, España y el pequeño país europeo, "entre otros".

LAS OTRAS TRAMPAS DEL ARQUITECTO 

La investigación sobre los supuestos pagos en B de las obras de remodelación de la sede del PP ha permitido a la UDEF destapar otras irregularidades presuntamente cometidas por el estudio de arquitectura y su máximo responsable, Gonzalo Urquijo, en otros trabajos. Así, el informe policial destaca que Unifica Servicios Integrales SL realizaba "operaciones simuladas mediante la creación de documentos ficticios 'ad hoc' a petición de un cliente para su presentación ante la Administración y optar a obtener una subvención pública" en la región de Murcia.

Además, supuestamente realizaba cambios en el "emisor de la facturación de un proveeor con el fin [de] que éste eluda el embargo de las cantidades cobradas por sus servicios" y también obtenía "facturación irreal de proveedores mediante cambios en los elementos esenciales de las facturas" para falsear el "gasto contable y el IVA soportado". De este modo, Urquijo reducía la cantidad a pagar a Hacienda.

Para obtener estos documentos contables falsos, el estudio de arquitectura 'remuneraba' a la sociedad emisora de la factura falsa y al intermediario que le había ayudado a conseguirla con un 9% y un 1% de su cuantía respectivamente. El dinero resultante de la trampa pasaba entonces a engrosar su propia caja 'B' que utiliza para "complementar los sueldos de los empleados en concepto de bonus, gratificaciones o liquidaciones como finiquitos".

La Policía sospecha que parte de esos fondos estaban ocultos en una caja de seguridad en la sucursal de la Banca March con la que el estudio de arquitectura trabajaba habitualmente. Una caja que, aparentemente, se les había quedado pequeña ya que cuando estalló el escándalo se habían puesto en la 'lista de espera' de una oficina de La Caixa para abrir una segunda.

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