El PP ya está en modo electoral. El miércoles quedó constituído el comité de campaña con Carlos Floriano como coordinador general, quien ha dado instrucciones a todas las organizaciones territoriales para que monten sus comités de campaña. Inevitable será el confirmar si hay salida hacia las listas europeas desde el Gobierno y desde las presidencias regionales. Quizás en Murcia se ha abierto la veda.
Murcia y Rioja
Después de cinco mayorías absolutas, Ramón Luis Valcárcel deja la presidencia de la Región de Murcia, sin sucesor claro y con el destino ya señalado: marcha a las listas europeas. Valcárcel era imbatible. Sin embargo su legado no es esplendoroso. Sus problemas con el déficit, con la deuda han derivado en profundas tensiones con el ministro Montoro. El último informe Pisa sobre la realidad educativa de nuestro país tampoco deja en demasiado buen lugar a su región. Este próximo 14 se le rendirá homenaje en su casa, con Mariano Rajoy desplazado expresamente con tal motivo. No tiene sucesor claro pero, en su opinión, aún hay tiempo.
Situación similar se vive en La Rioja donde Pedro Sanz cumple ya su quinto gobierno con mayoría absoluta y parece asímismo imabtible. Sus números y su gestión arrojan un balance muy positivo y nadie le hace sombra en la región. Ha insinuado en varias ocasiones que quizás haya llegado el momento de dar un paso al costado y dejar paso al relevo, también una incógnita. El PP ha hecho un fortín de la Rioja. Y en Génova no quieren ni oir la posible salida de su presidente. Por ahora.
El tercer veterano del panorama autonómico es Juan Vicente Herrera, que atraviesa su cuarto mandato y ya ha anunciado que sería el último. Lo dijó al tomar posesión de la Junta de Castilla y León, una comunidad de enormes dimensiones y de riqueza muy desigual. Herrera e sun hombre de fidelidades inquebrantables tanto a Rajoy como a su partido y seguramente, hará lo que le pidan. Pero su voluntad es desaparecer del primer plano de la política.
Dos preocupaciones graves
Las dos principales preocupaciones del PP en esta línea de liderazgos regionales se centran, ahora mismo, en la Comunidad Valenciana y en Cataluña. Génova quienre nombres nuevos, quiere apuestas sólidas, diferentes a lo que ahora tienen en estas comunidades.
La Comunidad Valenciana es un territorio simbólico para el partido, con enorme influencia en el corazón de la militancia. Alberto Fabra heredó una región crispada por los escándalos y las deudas. El nefasto gobierno de Camps precisaba, quizás, otro perfil, con mayor calado político y más habilidad en la gestión. El PSOE hace ya números en Valencia y cuenta con Iniciativa y con Compromís para montar un tripartuido que desaloje a las huestes de Rajoy de la presidencia. En Génova lo saben, y lo temen.
La alternativa se llama Pons
El presidente Alberto Fabra no consigue despegar en los sondeos. No logra despertar el interés de los valencianos. Y el tiempo pasa. Génova y Moncloa estudian alternativas. El nombre más caracterizado es Esteban González-Pons, actual vicesecretario del partido pero con una relación nada fluída con la secretaria general. Pons es hombre de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, quien le incluyó a empujones en la cúspide de la organización. Cospedal le arrebató la portavocía y se la entregó a Carlos Floriano, quien venía de sufrir una derrota en Extremadura.
Cospedal daría el visto bueno a Pons, porque así lo alejaría de la estructura de Génova, donde su relación no es en absoluto fluída. Pons goza de notable relevancia en su comunidad y ahora mismo sería una apuesta quizás con mayor activo que el actual presidente. La clave está, según fuentes de Génova, en intentar que Rita Barberá cambie de opinión y decida volver a presentarse. La eterna alcaldesa valenciana preferiría no intentarlo de nuevo porque la mayoría absoluta está muy difícil. Pero su partido la necesita. Un ticket con Pons podría funcionar.
Inestabilidad en Cataluña
Con Alicia Sánchez-Camacho el PP consiguió un resultado electoral sin precedentes. Pero la escalada irrefrenable de Ciutadans auguran problemas para el PP en la comunidad. Incluso podría quedar desplazado a un puesto irrelevante, el quinto grupo del Parlament. Sánchez-Camacho quedó "tocada" tras el escándalo de las escuchas de "Método 3". Un episodio tenebroso no del todo aclarado. La ex amante de un hijo de Pujol, el hombre fuerte del PSC, directivos del Barça... todo un embrollo. Camacho tampoco despertó la simpatía de sus homólogos en el partido con sus sugerencias de cambio del modelo de financiación autonómica, que insinuaba cierta excepcionalidad con Cataluña. En Génova creen que ha llegado el momento de pensar en su relevo. Se habla incluso de una salida rumbo a las europeas, a la espera de ver qué pasa con Mayor Oreja y los efectos de la doctrina Parot.
El resto de los barones no ofrecen mayores expectartivas de cara a la cita europea. Hay valores jóvenes, como Bauzá en Baleares, Monago en Exremadura y Feijóo, eterno "delfín" en Canarias, que muestran la eficacia de hacer relevos a tiempo. Andalucía sigue a la espera de liderazgo, tras la salida de Javier Arenas y de momento hay más candidatos que prisas. Rajoy ha mandado echar el freno y no ponerse nerviosos con el "efecto Susana". En la cornisa, tanto Cantabria como Asturias inquietan lo justo. Y en el País Vasco, la salida de Basagoiti todavía no ha dado paso a un equipo sólido. Más bien lo contrario.
Herederos con incógnita
Canarias se mantiene pendiente del ministro Soria, que sigue siendo su presidente, aunque en la distancia. En Navarra hay Yolanda Barcina para rato y lo importante es consolidarla. Castilla la Mancha es el territorio de la secretaria general del partido, cada vez más sólida. Su firmeza en el caso Bárcenas ha consolidado su perfil tanto en la interna del partido como ante el presidente. Y Madrid, finalmente, donde no hay barones que hayan pasado por las urnas. Ana Botella e Ignacio González "heredaron" el cargo por la salida inopinada de su titulares. Foco permanente de rumores. Objetivo de todas las quinielas. Nadie sabe nada, ni siquiera las encuestas. Pero hay dos nombres en danza y, según algunos, en la lista de espera: Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes.
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