Cuando ETA anunció el “cese definitivo de la actividad armada”, allá por octubre de 2011, ahora se cumplen diez años, gobernaba el País Vasco el PSOE con apoyo del PP y, por ello, el lehendakari era Patxi López, en gran medida gracias a que los partidos de la izquierda abertzale no eran legales. Una década después, el panorama es radicalmente distinto: el PNV es la formación hegemónica y Bildu, coalición abertzale que lidera Sortu, heredera de Batasuna, es la única alternativa de gobierno.
Solo hay que echar un vistazo a los datos de los resultados electorales para comprobar que hoy en Euskadi los nacionalistas suman más votos que cuando la banda terrorista atentaba. Esa evolución del mapa político del País Vasco está claramente influenciada por la desaparición de ETA. Porque la creación de Bildu y su marchamo de legalidad están íntimamente relacionados con el final de los atentados.
En las elecciones autonómicas de 2009, el PNV logró la primera plaza, con 30 escaños, el PSE fue segundo, con 25, y el PP quedó en tercer lugar, con 13. Por detrás quedaron Aralar (4), EA (1), IU (1) y UPyD (1). La suma de los partidos constitucionalistas sirvió para que López fuera lehendakari durante esa legislatura. Claro que no puede eludirse que en aquellos comicios las candidaturas de D3M y Askatasuna, ambas de la tradicional izquierda abertzale, fueron anuladas en los tribunales por ser continuación de Batasuna, ilegalizada por su negativa a condenar a ETA. Arnaldo Otegi y los suyos pidieron el voto a esas listas anuladas y se registraron 100.000 votos nulos.
En las elecciones vascas del pasado año, los soberanistas alcanzaron su techo, con 31 asientos para el PNV y 21 para Bildu. Más de dos tercios del Parlamento de Vitoria son nacionalistas
En los comicios autonómicos de 2012, los primeros tras el final de los atentados de ETA, el PNV volvió a ganar, con 27 parlamentarios, y la coalición Bildu -que engloba a la antigua Batasuna, rehecha en una nueva formación, Sortu, y a los partidos Aralar, EA y Alternatiba- alcanzó la segunda posición, con 21. Esa clara hegemonía nacionalista continúa desde entonces. En las elecciones vascas del pasado año, los soberanistas alcanzaron su techo, con 31 asientos para el PNV y 21 para Bildu. Más de dos tercios del Parlamento de Vitoria son nacionalistas.
Sin condenar el terrorismo
Es evidente que las alianzas entre nacionalistas, ya organizados en solo dos grandes partidos, contrastan con la fragmentación entre los constitucionalistas, ahora divididos entre PSE (10), Podemos (6), PP+Cs (6) y Vox (1). Y es igualmente evidente que la negativa de Sortu, matriz de Bildu, a condenar el terrorismo de ETA no está erosionando, ni mucho menos, las posibilidades electorales de la coalición, que ya no cuenta con Otegi como candidato y que intenta remarcar su perfil de izquierdas.
Si ahora se celebrasen elecciones autonómicas en Euskadi, el PNV repetiría en la primera posición, otra vez con 31 escaños, y Bildu seguiría sólidamente en el segundo puesto, con un crecimiento hasta los 23 asientos (dos más)
Hace una semana que se publicó el Sociómetro del Gobierno vasco. Los resultados son elocuentes. Si ahora se celebrasen elecciones autonómicas en Euskadi, el PNV repetiría en la primera posición, otra vez con 31 escaños, y Bildu seguiría sólidamente en el segundo puesto, con un crecimiento hasta los 23 asientos (dos más) en la Cámara de Vitoria. El PSE, socio de gobierno de los peneuvistas, seguiría en tercer lugar, con 11 parlamentarios (uno más).
Además de la subida de los bildutarras, otra novedad es que, al contrario de lo que ocurría con los resultados de 2020, ahora sí sería posible un tripartito formado por Bildu, PSE y Podemos. Según los datos del citado Sociómetro, los morados bajarían desde los 6 hasta los 4 escaños, pero su apoyo sería suficiente para respaldar un hipotético gobierno de Bildu y PSE, ya que entre los tres partidos llegarían a los 38 votos necesarios para la mayoría absoluta.
Los números dan, pero la ética tal vez no. Porque recientemente el más que probable nuevo líder del PSE, Eneko Andueza, ya se abrió tímidamente a pactar con Bildu, pero siempre y cuando los bildutarras den el paso de "condenar la violencia" de ETA.
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