Por segunda vez en poco tiempo, el Gobierno ha salvado una votación estratégica con el apoyo de Bildu, que sin ser socio prioritario como ERC o PNV, ha hecho de muleta ante el alejamiento de los republicanos que dan por rotas las relaciones con el PSOE y que en las últimas leyes se han posicionado en el no.
La formación abertzale, que inició el periodo de sesiones de 2022 haciendo bloque con ERC y unificando casi siempre el sentido de sus votos, marcó un punto de inflexión frente al decreto anticrisis derivado de la guerra en Ucrania. Entonces Bildu salvó con su abstención un paquete de medidas que fueron rechazadas por ERC, PP, Vox y Ciudadanos, por diferentes motivos.
En la última semana, por segunda vez, Bildu a vuelto a erigirse protagonista con la ley de planes de pensiones de empresa, que ha sostenido con sus votos y no ha dejado caer a cambio de un pacto con el Ministerio de Seguridad Social que dirige José Luis Escrivá para subir un 15 % las pensiones no contributivas.
Mientras, los republicanos siguen evidenciando su alejamiento con el Gobierno agudizado por el caso de espionaje a políticos independentistas y dan por rotas las relaciones al considerar que los socialistas "van cerrando todas las puertas" y "no cumplen sus acuerdos". "La confianza está rota", recalcan fuentes del grupo parlamentario a EFE.
Porque aunque Pegasus levantó el malestar también en otros aliados parlamentarios como PNV, Más País o Compromís, lo cierto es que ERC insiste en que el PSOE "solo entiende" el castigo del voto.
"De momento no hay movimientos para reconducir esta situación", señalan desde el grupo parlamentario que critican que el PSOE incumpla el acuerdo de presupuestos en cuanto a la inversión en Cataluña, no reúna a la Mesa de Diálogo catalana y "nos cuele por la puerta de atrás la Ley Audiovisual".
Una ley pactada con el Gobierno precisamente a cambio del apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado de 2022 y que sin embargo ha tenido que pasar su trámite gracias a la abstención del PP y a los apoyos del PNV y los partidos minoritarios, ya que mientras ERC votó en contra, también Unidas Podemos se desmarcó por primera vez del PSOE ante una ley del Gobierno.
Con este escenario, los socialistas se esfuerzan día a día en salvar leyes y niegan que exista un distanciamiento con ERC. "No jugamos ni más con Bildu ni menos con ERC o con Más País", recalcan fuentes socialistas, que insisten a EFE en que "no hay relaciones rotas" pese a los "amagos" que hacen ver los republicanos.
Sin embargo, la ley Mordaza, la de Memoria Democrática o la ley de Vivienda siguen paradas y los apoyos de los socios de investidura son claves para sacarlas adelante.
"Todavía no se dan las condiciones", justifican desde el PSOE en medio de la campaña por las elecciones andaluzas, mientras argumentan que todas las negociaciones no pasan por los portavoces Héctor Gómez y Gabriel Rufián, y puntualizan que las negociaciones en las ponencias en comisión con ambos partidos sí que avanzan.
Los socialistas tienen claro que el objetivo es que salgan adelante las leyes, "y quién no las apoye que dé sus explicaciones".
La última prueba superada ha sido de la mano de Bildu aunque el ala socialista del Ejecutivo prefiere no ponerle el foco al considerar que los socios de Sánchez son los de la investidura y luego hay partidos prioritarios como PNV o ERC. "Después otros grupos nos apoyan habitualmente", inciden.
Pero Bildu saca pecho de sus logros y su portavoz parlamentaria, Mertxe Aizpurua, afirma que harán "todo lo posible para agotar la legislatura" aunque "eso no supone un cheque en blanco".
También, la formación abertzale cerró filas con el Ejecutivo en la ley general de Presupuestos de 2022 cuando el propio coordinador general de la formación, Arnaldo Otegi, anunció que votarían a favor y movió ficha antes que el PNV al pactar medidas de protección social para colectivos vulnerables.
Ahora, a un año y medio de las nuevas elecciones generales, la debilidad parlamentaria del Ejecutivo de coalición se hace más patente y obliga a los socialistas a negociar constantemente con todas las fuerzas políticas, "menos con Vox", puntualizan las fuentes socialistas.
Las aritméticas parlamentarias ya no sólo dependen de los socios de investidura, sino que las abstenciones tanto del PP, Cs o Bildu entran de lleno en el juego, y hasta los partidos más pequeños con un solo diputado, como Teruel Existe o PRC son vitales.
Unas cuentas que se complicarán aún más a partir de septiembre cuando el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, ceda su escaño a una diputada de Coalición Canaria según el pacto electoral que cerraron ambas formaciones en las últimas elecciones generales.
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