"Estoy convencido de que la legislatura la vamos a agotar". Así de seguro se muestra el ministro de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, sobre el futuro del Gobierno de coalición. Todo ello a pesar de los choques del PSOE con Unidas Podemos y de los "agoreros que pronosticaban" una legislatura "corta".
En una entrevista para EFE publicada este domingo, Bolaños ha defendido que la coalición se mantendrá hasta las elecciones generales, que se celebrarán "cuando tocan", a finales de 2023 y que coincidirán con el semestre de la presidencia española en la Unión Europea. El ministro también asegura que el 'procés' independentista en Cataluña "está terminando", dando lugar a una nueva etapa de "soluciones" y de colaboración entre el Ejecutivo central y el autonómico.
Al ser preguntado por la relación con su socio de coalición, Bolaños ha afirmado que no teme que Unidas Podemos intente intente atribuirse como propios los logros sociales del Ejecutivo porque está convencido de que la ciudadanía conoce la "hoja de servicios" del PSOE en este ámbito y recalca que todo es fruto de las políticas progresistas de un Gobierno socialdemócrata.
Respecto al auge de la figura de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, el responsable de la Presidencia ha señalado que tampoco hay ningún temor dentro del ala socialista del Gobierno a la imagen que según las encuestas se está forjando la también ministra de Trabajo.
Bolaños asegura que los socialistas no temen el ascenso de la figura de Yolanda Díaz ni que Podemos se apropie de los logros sociales del Ejecutivo
Así, afirma que se alegra de que cualquier miembro del Consejo de Ministros "tenga buena imagen y buena prensa" porque eso significa que están haciendo las cosas bien. Eso sí, Bolaños ha aprovechado esta cuestión para lanzar un aviso: quien está por encima de todos los ministros es el presidente del Gobierno, que es quien lidera la acción del Ejecutivo y quien fija las prioridades.
En cuanto a la reforma laboral, Bolaños ha apelado al diálogo ya que lo que se pretende es acabar con dos grandes problemas estructurales de mercado de trabajo español: la temporalidad y la precariedad. La posibilidad de que la reforma de 2012 sea derogada en su totalidad o no, es a su juicio "un debate nominalista que no lleva a ninguna parte" y que lo importante es trabajar para conseguir un consenso.
Al plantearle si la reforma nacería tocada en caso de no contar con el apoyo de los empresarios, estima que sería muy raro que alguien se descolgara del acuerdo.
No cree Bolaños que la propuesta del ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, de aumentar las cotizaciones sociales afecte a la negociación de la reforma laboral, recuerda que la de las pensiones tiene su propia mesa de diálogo y señala que se trata de una fórmula para garantizar la sostenibilidad del sistema. Pero precisa que puede haber otras propuestas y que el Gobierno está abierto al diálogo.
El final del procés
Por otro lado, Bolaños, ha defendido el papel del Gobierno central en sus relaciones con el Ejecutivo catalán y los sectores independentistas. De hecho, considera que "el proceso soberanista está terminado" y gracias a ello se está abriendo en Cataluña la "etapa de las soluciones".
Para el titular de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, es muy positivo que el Govern, y en general las instituciones catalanas, estén cumpliendo la ley, la Constitución y haya un trabajo coordinado para intentar mejorar las condiciones de vida de los catalanes.
Una situación que contrasta con la "tensión insoportable" que se vivía hace sólo cuatro años y que resalta que no llevaba a ninguna parte.
"Tenemos que hablar; tenemos que ser conscientes de que partimos de posiciones muy diferentes y que probablemente el proceso de diálogo va a ser muy complejo, pero tenemos que abordarlo (...) Es -apostilla- la única manera de hacerlo. No hay otra".
No confirma el anuncio de la portavoz del Govern, Patrícia Plaja, de que habrá una nueva cita de la mesa de diálogo a principios de 2022 y se limita a señalar que las reuniones serán "cuando correspondan", cuando lo acuerden los dos gobiernos y cuando se crea que puede haber algún avance.
Insiste en que el diálogo es la única forma de superar las tensiones "y un período negro para Cataluña que fue el que produjo el enfrentamiento del proceso soberanista".
"El proceso soberanista -señala- creo que está terminado. Lo que se está abriendo es una nueva etapa, la etapa de las soluciones que vienen de la mano del diálogo, de encarar el problema, de buscar una política útil y valiente".
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