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Bruselas acusa a Sánchez de "debilitar" a la UE con su cambio de postura sobre los aranceles a los coches eléctricos chinos

La Comisión Europea rechaza la propuesta de los fabricantes chinos y recuerda que la política comercial es exclusiva de Bruselas

El presidente chino, Xi Jinping, se reúne con Pedro Sánchez Europa Press

La Comisión Europea ha expresado su descontento con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, por su reciente llamamiento a reconsiderar los aranceles impuestos a los coches eléctricos chinos. Bruselas acusa a Sánchez de "debilitar" la posición de la Unión Europea (UE) en su enfrentamiento con Pekín, lo que amenaza con romper la cohesión necesaria para enfrentar los desafíos comerciales planteados por China.

En un discurso clave, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, instó a los líderes europeos a resistir los intentos de Pekín de dividir a los Estados miembros, enfatizando que "una política sólida europea hacia China depende de una fuerte coordinación entre los Estados miembros y las instituciones de la UE".

La Comisión Europea, que ha liderado la investigación anti-subsidios contra los vehículos eléctricos chinos, determinó que Pekín concede ayudas ilegales a sus productores, lo que les permite competir deslealmente en el mercado europeo.

Como medida provisional, Bruselas impuso en julio tarifas de hasta el 38,1% a las importaciones de automóviles de batería eléctrica procedentes de China, arancel que se suma al 10% ya existente. Sin embargo, esta medida deberá ser ratificada por una votación en el Consejo de la UE el próximo 30 de octubre. Para convertirse en permanente, necesitará el apoyo de una mayoría cualificada de Estados miembros, es decir, 15 países que representen al menos el 65% de la población de la UE.

El giro de España y Pedro Sánchez

España, que inicialmente había apoyado estas medidas, ha dado un giro inesperado en su postura. Durante una visita a China, Sánchez sorprendió al anunciar un cambio de posición y pedir a la UE "reconsiderar" los aranceles, argumentando que "no se necesita otra guerra comercial". Este viraje llega en un momento delicado, ya que la confirmación de los aranceles depende del apoyo de países clave como España, que representa el 10,67% de la población de la UE. Además, Alemania, con un 18,7%, también ha mostrado reticencias hacia las medidas, aunque se ha abstenido en las preliminares.

El portavoz de Comercio de la Comisión Europea, Olof Gill, subrayó la importancia de que cualquier solución pase por respetar las normas comerciales internacionales y "compensar plenamente los efectos dañinos" de los subsidios chinos. Gill también reveló que, aunque varios fabricantes chinos han propuesto respetar precios mínimos de importación para evitar los aranceles, ninguna oferta ha sido considerada suficiente para corregir el daño del sector europeo.

El vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, se reunirá el próximo jueves en Bruselas con el ministro de Comercio chino, Wang Wentao, para discutir no solo esta disputa, sino también otros asuntos de interés bilateral. Dombrovskis reiteró la disposición de la UE para buscar una solución negociada, pero enfatizó que la política comercial es competencia exclusiva de la Comisión Europea, corrigiendo así la intervención de Sánchez.

El cambio de postura del Gobierno español ha generado preocupación en Bruselas. Desde el equipo de Ursula von der Leyen, ya se había anticipado que China podría intentar dividir a los Estados miembros más grandes, afectando a sectores estratégicos como el porcino español y el coñac francés, sectores que China ya ha amenazado con sancionar en respuesta a las medidas europeas.

Este intento de Pekín de aplicar la estrategia de "divide y vencerás" no es nuevo; en el pasado, ya consiguió debilitar la respuesta europea en el caso de los paneles solares, donde presionó a Francia y Alemania para que cedieran, dando así Bruselas marcha atrás.

El futuro de España dentro de la UE

Analistas como Alicia García Herrero, economista de Asia-Pacífico para Natixis, han advertido que el cambio de Sánchez no solo complica la postura de la Comisión, sino también la posición de la propia España dentro de la UE. "El 55% de las exportaciones chinas de vehículos eléctricos se dirigen ya a la UE, y una mayor flexibilidad en los aranceles podría significar que Europa acabe absorbiendo aún más el exceso de capacidad de China", señaló García Herrero.

Además, destacó el riesgo para la industria automotriz tradicional de España, el segundo mayor productor de vehículos de la UE, que podría verse afectada por la entrada de coches eléctricos chinos.

El viaje de Sánchez a China también ha tenido como objetivo atraer inversión, tanto en el sector automovilístico como en otras áreas estratégicas, presentando a España como un puente entre Pekín y la UE. No obstante, esta actitud más conciliadora hacia China, que incluye la invitación a empresas chinas a participar en proyectos financiados con fondos europeos, ha sido vista con escepticismo.

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