Tras más de medio siglo de historia, las cabinas de teléfono desaparecerán de manera definitiva en este 2022. Aunque este servicio ya estaba de capa caída (hay unas 15.000 repartidas por todo el país) desde la irrupción de los teléfonos móviles, el Gobierno seguía manteniendo este servicio como básico en cada municipio de más de 1.000 habitantes. Pero esto, con la nueva Ley de Telecomunicaciones, ha cambiado.
Este nuevo escrito exime a Telefónica de mantener el servicio de cabinas, algo que la compañía llevaba reclamando desde hacía tiempo. Desde principios de siglo, el negocio era deficitario y ahora, en 2022, está obsoleto: en la actualidad hay más de 54 millones de móviles conectados a la red, lo que supone que haya más teléfonos de este tipo que población.
A Telefónica le costaba 4,5 millones de euros al año mantener el servicio y no recibía apenas retorno: de media, se utilizan una vez por semana, a lo que hay que sumar que la mitad de las cabinas no se usan en ningún momento.
Desde la compañía cuentan a Vozpópuli que en estos momentos se está elaborando el plan de desmantelación de las cabinas, pero advierten que será un proceso progresivo a lo largo de 2022. Se han mostrado sorprendidos por la enorme repercusión que está teniendo el fin de este servicio.
No es para menos: las cabinas forman parte del paisaje urbano de nuestro país y aunque no se utilizaran desde hace año, formaban parte de nuestra historia. Salvo los más jóvenes, prácticamente todo el mundo tiene algún recuerdo o anécdota con las cabinas, de ahí que decirles adiós cause cierta nostalgia.
Por fin se cumplen los deseos de Telefónica
Telefónica lleva pidiendo desde hace años que el Gobierno le 'liberase' y le permitiese desmantelar las cabinas. En teoría, 2018 debió ser su último año de actividad, pero el Gobierno, de manera unilateral, decidió prolongar la obligatoriedad un año más. Después, Telefónica abrió un recurso contencioso-administrativo que no tuvo sentencia hasta julio de 2020 por parte del Tribunal Supremo.
De hecho, la nueva Ley de Telecomunicaciones del Gobierno, en lo relacionado a las cabinas, surge a raíz de esa sentencia, que dio la razón a la operadora y revocó el Real Decreto que exigía a Telefónica prolongar el servicio, lo que dejó en un 'limbo' su supervivencia. Desde entonces y hasta ahora, no había ningún escrito que estableciera la situación de las cabinas.
Telefónica está elaborando el plan para desmantelar las cabinas para comenzar el proceso, con toda probabilidad, en el segundo semestre del año. Se desconoce si las carcasas y los postes seguirán vivos para darles otro uso, una estrategia que por ejemplo sí se ha seguido en Reino Unido con las famosas cabinas rojas, diseñadas por el arquitecto Sir Giles Gilbert Scott, ya que por otro lado suponen un gran atractivo turístico.
El objetivo de los británicos es mantener un elemento clásico de su urbanismo, aunque es cierto que las cabinas en España no tienen un diseño tan distintivo y único, por lo que las posibilidades de seguir contando con estos 'quioscos' para darles otro uso no es muy probable. Pese a ello, existen proyectos para reutilizar las estructuras.
La historia de las cabinas: casi un siglo de vida
La primera vez que se pudo hablar por teléfono de manera pública fue en 1928, en Madrid. La capital instaló el primer sistema de telefonía en el Parque del Retiro, en el edificio que se corresponde actualmente con Florida Park. Por entonces, el teléfono era un lujo que solo unas pocas familias poseían y no sería hasta los años 60 cuando este servicio se popularizara en los hogares españoles.
Por ello, contar con un servicio público de telefonía era necesario para democratizar su uso, aunque por entonces hubiera pocos lugares a los que llamar. Lo instaló la Compañía Telefónica Nacional de España, es decir, la Telefónica original, que por entonces solo poseía 4 años de vida. Esa fue la primera vez que se instaló un servicio similar al de las cabinas, aunque no sería hasta 1963 cuando se empezasen a ver en las ciudades y pueblos las cabinas tal y como las conocemos.
A partir de esa primera cabina, Telefónica arrancó su expansión por todo el territorio nacional. Llegó a haber más de 65.000 a finales de los 90, lo que facilitó la comunicación entre personas de todo el país y permitió, especialmente, que las zonas rurales estuviesen comunicadas con las grandes urbes. Una vez los telefónos móviles fueron accesibles para las clases más populares, las cabinas comenzaron a perder sentido y su declive comenzó hasta llegar a 2022, año en el que definitivamente morirán.
La única que quedará, al menos de forma segura, será la réplica que se encuentra en la plaza del Conde Valle de Súchil en Chamberí, que homenajea a 'La Cabina', producción de Antonio Mercero.
Otros puntos de la Ley de Telecomunicaciones
La Ley de Telecomunicaciones, además de eliminar la existencia obligatoria de las cabinas telefónicas en municipios con más de 1.000 habitantes, trae otras novedades de interés, como la eliminación de las guías telefónicas.
También se introduce la banda ancha como servicio universal, se limita la duración de las permanencias a 25 meses y se amplía los derechos en el ámbito de la portabilidad móvil. Así, se permitirá conservar el saldo de un móvil de prepago si se cambia de operador, y se regula la accesibilidad de las personas con diversidad funcional a los contratos.
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