España

La caída de la educación en España y el desastre PISA: solo nueve regiones superan las medias de la UE y la OCDE

Como respuesta a los negativos resultados obtenidos en el último informe PISA, Sánchez ha anunciado un plan de refuerzo en matemáticas y comprensión lectora que busca remontar esta caída

Los malos resultados en los últimos informes PISA han dejado mella en la sociedad y uno de los principales focos del actual Ejecutivo se halla en la educación. Así lo ha demostrado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien este pasado domingo ha anunciado en la convención del PSOE celebrada en A Coruña un nuevo plan de refuerzo en matemáticas y comprensión lectora.

Este nuevo plan está compuesto por tres pilares: una reducción del ratio de estudiantes por aula, la inclusión de profesorado de refuerzo y un programa específico para su formación. Una nueva reforma educativa que busca recuperar al país de estas peores notas que denotan un empeoramiento en la educación.

España llevaba consiguiendo una puntuación progresivamente ascendente desde el 2006 -a excepción de ciencias, que en 2012 subió ocho puntos, pero, desde entonces, está en caída-. La Ley Celáa, la cual entró en vigor en 2020 y es la actual vigente, parece no haber conseguido dejar en buen lugar al país, en materia de educación, frente a la OCDE. Hemos descendido catorce puntos en lectura en los últimos diez años, ocho en matemáticas y doce en ciencias -aunque, respecto a la edición de 2018, ha ascendido un punto-.

Torciendo una vara a favor de España, el último informe PISA ha evidenciado un retroceso en la educación europea. De hecho, la media tanto de la Unión Europea (UE) como de la OCDE se sitúa en cifras similares a la española. La UE nos supera por un punto en matemáticas y lectura -474 y 475 respectivamente-, pero la media en ciencias es inferior a la española, 484 frente a 485. Por su parte, la media de la OCDE en matemáticas se sitúa un puesto por debajo de España (472), la de lectura dos por encima (476) y en ciencias ambas están en 485.

En Europa parece haber una tendencia generalizada de descenso según demuestran los resultados de los últimos informes PISA. Incluso Estonia, que ocupa el primer puesto en el ranking a nivel europeo y el cuarto a nivel internacional, ha visto puntuaciones inferiores a las obtenidas en la anterior edición de 2018. Algún país ha conseguido mejorar en una o dos modalidades, pero ninguno en las tres pruebas.

Pese a que las tres medias sean prácticamente iguales -OCDE, UE y España-, diferenciando por comunidades autónomas no se encuentran los mismos resultados. Tan sólo la mitad de comunidades han conseguido una puntuación superior a la UE o la OCDE en las modalidades de matemáticas, lectura y ciencias del informe PISA. Cierto es que aún quedan pendiente los resultados en las pruebas de pensamiento creativo, que se publicarán en junio de este 2024, y en la evaluación de la competencia financiera y en el aprendizaje a lo largo de la vida, que se publicarán a lo largo de este año.

Los resultados del informe PISA en las CCAA españolas

Sólo cinco comunidades autónomas conseguirían entrar dentro del top 10 de la OCDE en los informes PISA: Castilla y León, Asturias, Cantabria, Madrid y La Rioja. Las cinco han obtenido puntuaciones que oscilan entre 490 y 500 en las tres modalidades, superando la media de España, la UE y la OCDE. Otras cuatro comunidades también han conseguido resultados mejores: Galicia, Aragón, Navarra y la Comunidad Valenciana.

Por debajo de la UE, la OCDE y la media nacional se encuentran las restantes diez regiones españolas -contando con Ceuta y Melilla-. Han sorprendido especialmente los resultados de Cataluña (número 14 de España) y País Vasco (puesto 10º).

Los catalanes han bajado 24 puntos en matemáticas en la última década, de los cuales han perdido 21 en la última edición. En comprensión lectora han descendido 38 puntos en los últimos diez años. De esta manera, Cataluña lidera las caídas en España. La Generalitat ha señalado a los inmigrantes como la causa de este catastrófico resultado.

Ignasi Garcia Plata, secretario de Políticas Educativas, apunta que "en 2012 teníamos un 14%, y ahora un 24%. Esto dificulta tener resultados más óptimos. Pero hablaremos con PISA para las próximas ocasiones". El informe PISA demuestra que los inmigrantes obtienen peores resultados que los nativos. A nivel nacional la diferencia llega a ser hasta de 36 puntos en ciencias -33 en matemáticas y 32 en lectura-, en Cataluña esta diferencia asciende a los 47 puntos en la modalidad de ciencias -43 en matemáticas y lectura-.

Cataluña ha obtenido resultados inferiores a la media nacional en las tres modalidades. Desde Educación han reconocido que el sistema catalán "es muy complejo y con mucha diversidad". Pero los catalanes no son los únicos que han liderados las caídas en las puntuaciones del informe PISA en España: los vascos y los navarros completan el pódium.

El País Vasco ha sufrido una bajada de 23 puntos en matemáticas entre 2012 y 2022, respecto a la anterior edición de 2018 ha perdido 20 puntos. En comprensión lectora, al igual que en Cataluña, la caída es aún mayor. Los vascos han perdido 32 puntos en lectura en los últimos diez años y, ciencias, más de lo mismo, 26 puntos menos que en 2012.

Esta región solía ocupar los puestos altos de la tabla en los informes PISA, pero en esta edición ha pasado de la tercera posición a la novena en matemáticas, la duodécima en ciencias y la catorceava en lectura. Son las peores puntuaciones de los vascos en todas las ediciones del informe PISA. En esta ocasión, el País Vasco atañe el nefasto resultado al "efecto covid" y la tendencia de descenso generalizada que ha habido en la UE.

Otras bajadas que destacan son las de Navarra: una caída de 24 puntos en matemáticas entre 2012 y 2022, 31 puntos menos en lectura y 25 en ciencias. Por otro lado, Melilla lidera la caída en matemáticas respecto a la edición de 2018 con 28 puntos menos.

En ciencias, el tercer mayor descenso de la última década proviene de la Comunidad de Madrid con 15 puntos menos. Respecto a la anterior edición, Melilla vuelve a ser la mayor bajada con 24 puntos, seguida de Cataluña con 11 puntos y Castilla La-Mancha con 10.

Aunque la tendencia general ha sido de descenso, hay algunas regiones que han mejorado su puntuación. Entre 2012 y 2022, Extremadura ha subido ocho puntos en matemáticas, Cantabria tres puntos y Murcia uno. Referente a la edición de 2018, los ascensos en matemáticas se han visto en Madrid -con ocho puntos- y en Asturias -con cuatro-.

En la modalidad de comprensión lectora, Extremadura vuelve a liderar las mejoras en la última década con once puntos más; le siguen Cantabria con nueve y Murcia con siete. Estas dos últimas regiones también han sido las que más han subido en ciencias -tres puntos y dos puntos, respectivamente-.

Ciencias es la prueba que mejor resultados ha demostrado tanto a nivel nacional como europeo. Respecto a la edición del informe PISA de 2018, once regiones españoles han obtenido puntuaciones más alta en 2022. La Comunidad de Madrid lidera las subidas con 15 puntos, le sigue de cerca La Rioja con 13 puntos más y Cantabria con 9. Asturias (+7), Aragón (+6), Extremadura (+6), la Comunidad Valenciana (+5), Castilla y León (+5), Canarias (+3), Murcia (+3) y Andalucía (+2) también han conseguido resultados más positivos que la edición anterior.

Las reformas educativas en España: sin avanzar lo suficiente para alcanzar a los mejores de Europa

Aunque la tasa de analfabetismo se ha reducido bastante desde mediados del siglo pasado (de un 15% en 1960 a menos de un 2% en la actualidad) y cada vez más niños son escolarizados, el nivel educativo que hay en España parece no alcanzar el europeo. Distintas reformas se han impuesto a lo largo de las décadas buscando solucionar los distintos problemas que hay en las aulas, pero ninguna ha obtenido un resultado óptimo.

La primera ley educativa aprobada en democracia, tras la Constitución de 1978, fue la Ley Orgánica por la que se regula el Estatuto de Centros Escolares (LOECE) en 1980. Este proyecto proponía la creación de entidades colegiales que agrupaban a todos los sectores de la comunidad educativa, como la A.M.P.A., y la aplicación de un sistema democrático en los colegios e institutos.

Sin embargo, la LOECE nunca llegó a entrar en vigor. El PSOE la recurrió por no respetar la Carta Magna. Además, el golpe de Estado del 23-F (1981) y la victoria del partido socialista (1982) impidieron que llegase a ver la luz.

Cinco años después el Gobierno socialista y su ministro de Educación, José María Maravall, propusieron la Ley Orgánica reguladora del Derecho a la Educación (LODE). Esta propuesta mantuvo el sistema de enseñanza aprobado durante el régimen franquista, la Ley de Educación de 1970 (EGB y BUP), pero cambiando el plan de subvenciones a los centros privados.

A partir de 1985 los colegios privados debían cumplir una serie de requisitos en sus trámites de admisión: tendrían preferencia los niños que viviesen más cerca del centro, que tuviesen algún hermano ya estudiando allí o que proviniesen de una familia con menor capacidad económica. Asimismo, la LODE incluía el impulso de los consejos escolares.

La LOGSE, en 1990, eliminó el sistema de EGB implantado en época franquista y estableció los ciclos educativos que conocemos hoy en día: educación infantil (de 3 a 5 años), educación primaria (de 6 a 11), educación secundaria (de 12 a 15) y bachillerato, que sería no obligatorio. De esta manera, se estableció la escolaridad obligatoria hasta los 16 años, la posibilidad de cursas materias impartidas por docentes especializados y se redujo el ratio de 40 a 25 alumnos por aula.

A través de la Ley Orgánica de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes (LOPEG), de 1995, los centros escolares adquirieron más autonomía y los niños provenientes de minorías sociales tendrían preferencia en el proceso de admisión. Con esta Ley también se alargó la duración de la vigencia en el cargo de director del centro y se adelantó la edad de jubilación del profesorado a los sesenta.

La LOCE fue impulsada por el Gobierno de José María Aznar en 2002 y entró en vigor en 2003, aunque estuvo vigente poco tiempo. Esta propuesta incluía diferentes itinerarios formativos en la ESO y Bachillerato, además de una prueba reválida al finalizar la última etapa educativa. La asignatura de religión pasó a ser computable y se hicieron ciertos cambios en el currículum formativo de educación infantil.

La LOE, de 2006, derogó las anteriores leyes educativas, a excepción de la LODE y el sistema establecido en la LOGSE. Con esta ley se permitió pasar de curso con dos asignaturas suspensas como máximo, constituyó unas enseñanzas comunes para todas las Comunidades Autónomas y la asignatura de religión pasó a ser opcional para los alumnos.

En 2013, el Gobierno de Mariano Rajoy impulsaría la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), que estableció el castellano como lengua vehicular. Esta Ley causó mucha polémica porque instauró de nuevo las reválidas al final de la ESO y Bachillerato. Asimismo, redujo las asignaturas optativas, eliminó la asignatura de educación para la Ciudadanía y Ciencias para el Mundo Contemporáneo y dio más peso a la religión.

La actual ley educativa vigente se propuso en 2020 y es conocida como la Ley Celaá. La Ley Orgánica de Modificación de la LOE (LOMLOE) contiene tres cambios claves: la eliminación del castellano como lengua vehicular, la obligatoriedad de los centros de adaptar los medios necesarios para escolarizar al alumnado de Educación Especial y que la asignatura de ética en 4º de la ESO sea optativa.

Según han demostrado los datos del último informe de PISA, uno de cada tres alumnos está por debajo del nivel mínimo en matemáticas, un 29% en lectura y un 24% en ciencias. Tan sólo el 5% de los alumnos tienen un nivel excelente en cualquiera de las tres modalidades. Esto demuestra que la educación española tiene todavía muchos problemas por solucionar.

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