Todos los veranos contenemos la respiración por los incendios que asolan España. Cada año parece peor que el anterior. Y ya sabemos que las perspectivas de futuro no son muy halagüeñas: el cambio climático hará que los veranos sean cada vez más calurosos y, por lo tanto, que los incendios sean más virulentos y frecuentes.
Pero los inviernos tampoco se quedarán ajenos a los cambios. Los expertos explican que no solo serán más cálidos, algo más que repetido, sino que también se sucederán con más frecuencia fenómenos climatológicos extremos, como lluvias torrenciales o, incluso, grandes nevadas como 'Filomena'.
"Los modelos climáticos que observamos habitualmente llevaban muchos años demostrando que los otoños se van a convertir en verdaderos "veroños" y los inviernos serán muy cálidos", explica a Vozpópuli David Vieites, director del Departamento de Biogeografía y Cambio Global del CSIC. Los datos del IPCC lo confirman: para el año 2.100, las temperaturas habrán subido entre dos y cuatro grados, en los casos más extremos, tal y como también destaca, coincidiendo con Vieites, Cayetano Torres, coordinador del Área de Información Meteorológica y Climatológica de la AEMET.
El aumento de las temperturas, también en invierno, es algo conocido y de lo que los expertos nos han avisado con frecuencia. Pero desde hace tiempo también destacan otro problema: pese a que las temperaturas bajen, los fenémenos extremos, relacionados con inviernos muy duros, se van a repetir con más frecuencia. Lo más habitual serán las lluvias que, aunque disminuirán un 5% en el próximo siglo, serán mucho más torrenciales.
El experto de la AEMET añade otros cambios climatológicos que se podrán sufrir en los próximos años. Entre ellos, un avance del clima mediterráneo hacia el norte de España o el traslado del clima tradicional de primavera al otoño. También se sucederán con más frecuencia, como recalca Vieites, fenómenos poco frecuentes como la gran nevada de 'Filomena'. "Pero que se vayan a suceder con más frecuencia no significa que vaya a ocurrir todos los años ni que vaya a ser el día a día. Si antes la probabilidad de que ocurriera era del 1%, con los años este porcentaje irá aumentando progresivamente. Pero seguirá siendo un fenómeno extraño", añade.
Debilitamiento del vórtice polar
El motivo principal de estos cambios climáticos, que mezclarán inviernos más cálidos con fenómenos extremos, coinciden ambos expertos, es el debilitamiento y desplazamientos hacia latitudes más bajas del vórtice polar, una barrera que separa el aire polar del resto de corrientes. Esto provoca que se creen corrientes de aire muy frías que provoquen heladas o fuertes nevadas en zonas donde no son tan habituales.
La clave para comprender porqué los inviernos serán más cálidos a la vez que se suceden fenómenos de frío extremo radica en la diferencia entre clima y meterología. Mientras que el clima habitual en España será de inviernos más calientes, con temperaturas más altas, el cambio que está sufriendo el vórtice polar, "que todavía no puede relacionarse con el cambio climático", provocarán que en esa nueva normalidad se sucedan más frecuentemente fenómenos climatológicos que normalmente no tienen lugar en España, como precipitaciones torrenciales o incluso, grandes nevadas.
En cualquier caso, ambos destacan que este hecho no significa que los inviernos vayan a cambiar de una manera radical. "En realidad, nosotros en nuestro día a día no vamos a notar mucho cambio. Seguirá habiendo días de mucho frío, con olas heladoras y nieve cuando tenga que ocurrir. El cambio va a ser progresivo y notaremos que poco a poco el clima del norte de España se parecerá cada vez más al de la zona mediterránea, que lloverá menos pero más torrencialmente y que las temperaturas variarán más entre los días normales y los días de olas de fríos", agregan.
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