3 de noviembre. Más de mil ciudadanos se reúnen para protestar contra una posible ley de amnistía que Pedro Sánchez pretendía aprobar para conseguir los votos del independentismo de cara a la investidura. Sin saberlo, comenzaron una saga de protestas, como una liturgía que se repite cada día al caer el sol. Un mes más tarde, la calle mantiene la presión sobre el líder socialista, con manifestaciones diarias en la sede nacional socialista y grandes concentraciones convocadas por PP, Vox y la sociedad civil en distintos enclaves de España.
La última se celebra este domingo en los alrededores de la sede del PSOE, a la que hay que sumar la que ya se ha vivido durante la mañana después del acto que el Partido Popular, con Alberto Núñez Feijóo, ha organizado en el Templo de Debod, a apenas 700 metros de la sede nacional socialista. Una presión nunca vista en democracia y que viene a remarcar el hartazgo de la ciudadanía ante las últimas cesiones de Pedro Sánchez a los independentistas.
Las distintas manifestaciones en la calle Ferraz comenzaron a crecer a medida que los pactos de Sánchez con los independentistas se iban convirtiendo en realidad. Un aumento que tuvo como punto más caliente el pasado 9 de noviembre, fecha en la que PSOE anunció un acuerdo de investidura con Junts. Según delegación del Gobierno, ese día 8.000 personas protestaron frente a la sede del PSOE. También una de las jornadas más conflictivas, ya que las protestas se saldaron con 24 detenidos.
Otro de los días 'calientes' fue el pasado 12 de noviembre. El Partido Popular reunió a medio millón de personas en la Puerta del Sol y sus alrededores para protestar contra la amnistía. Los manifestantes, después, marcharon hacia Ferraz a través de Gran Vía junto a Santiago Abascal, presente en el acto de los populares.
El pasado 18 de noviembre, las protestas se trasladaron a Cibeles, donde la sociedad civil llenó la plaza y sus alrededores para protestar contra la amnistía. Al acabar el acto, muchos manifestantes caminaron hasta Ferraz para continuar allí sus protestas. Después, estos comenzaron una marcha hacia La Moncloa, hasta el punto de cortar la A-6 durante horas. Fue otro de los grandes hitos de estas manifestaciones que se vienen celebrando desde hace un mes.
En Ferraz, la mayoría de jornadas han transcurrido con tranquilidad y sin detenciones, aunque si ha habido manifestaciones en las que los ultras tomaron la iniciativa: el día 7 de noviembre, 30 policías nacionales fueron heridos durante los disturbios, más que en el resto de días juntos. Mientras tanto, los vecinos de Ferraz viven una anormalidad constante: las 'lecheras' de los antidisturbios se han asentado en ambos lados de la calle y los locales sufren tras un mes sin poder abrir sus negocios con normalidad.
En estos momentos, las protestas en Ferraz viven sus horas más bajas, con jornadas excepcionales en las que se superan los 1.000 asistentes, aunque esto varía según la actualidad del día: tras el viaje de Santos Cerdán a Ginebra, la afluencia de manifestantes ha vuelto a aumentar.
Pese a ello, la frustración reina entre los manifestantes, ya que estas no han logrado un cambio de rumbo en Pedro Sánchez, aunque sí han conseguido que desde la Unión Europea ya no se le vea como el 'rockstar' que era hace meses. Ahora, un mes después la presión sobre La Moncloa persiste, algo solo visto una vez en democracia: en el 15-M. "Este año, las uvas en Ferraz", proclaman los manifestantes cada tarde frente a la sede socialista. Y por el momento, todo apunta a que así seguirá siendo.
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