Cunde el caos en la sanidad de Melilla mientras el Ministerio de Sanidad mira hacia otro lado. En Melilla solo hay un hospital activo y funciona sin gerente. En solo un año, el centro hospitalario ha tenido tres gerentes distintos. La última gerente en funciones, Elisa Perlado, ha interpuesto una denuncia por acoso al director territorial del Ingesa, Omar Haouari. Por si fuera poco, la huelga médica persiste en la ciudad autónoma melillense, y ya van tres meses.
El Ministerio de Sanidad subraya en declaraciones a Vozpópuli que Haouari "no tiene constancia de ninguna denuncia", que "Ingesa mantiene las negociaciones abiertas desde el principio" y que "el seguimiento de la huelga a día de hoy es de cero personas".
Los recursos humanos están bajo mínimos en la sanidad de Melilla. Este factor, precisamente, ha impulsado la huelga médica, que lleva convocada desde el 9 de marzo y es la más larga que ha habido en España. Melilla es la región de España con peor tasa de médicos por habitante (3,86 facultativos por cada 1.000 habitantes). Se han cancelado más de 5.000 consultas y de 200 intervenciones quirúrgicas, y mientras las autoridades sanitarias, que dependen del Gobierno de Pedro Sánchez, siguen impasibles, las listas de espera no han dejado de crecer.
Perlado llegó al Hospital de Melilla contratada como directora médico en mayo de 2022, y uno de sus retos fue diagnosticar las necesidades de personal que necesitaba el centro. Ella y su pareja, José Antonio Martínez, fueron contratados prácticamente a la par por Omar Haouari. A Martínez se le asignó el cargo de gerente. Ambos contaban con una dilatada experiencia en gestión habiendo trabajado en el propio Ingesa.
"Nos lo ofrecieron en febrero del año pasado. Estábamos cómodamente asentados en Soria, pensando más en la jubilación que otra cosa. Haouari nos llamó jueves, viernes, sábado, domingo, lunes… Ibamos a irnos a esquiar y en vez de eso vinimos a Melilla y nos convenció", cuenta Perlado.
El inicio del conflicto
El reto de poner en marcha un nuevo hospital - el Hospital Universitario, al que se debía trasladar el Hospital Comarcal- llamó la atención profesional de ambos. Llegaron a rechazar cargos directivos en la sanidad de Castilla y León porque se habían comprometido ya con Melilla. Perlado y Martínez llevaron a cabo un estudio completo sobre el hospital y llegaron a la conclusión de que era necesario contratar a 150 profesionales más entre médicos, enfermeros, celadores y otro personal.
Este plan fue el que inició el conflicto entre la gerencia del hospital y la Dirección Territorial de Haouari. Según la dirección, hacían falta "muchos menos". "Intentaron obligarnos a quitar gente y nos resistimos. Hasta amenazaron con contratar a una empresa externa 'más profesional". Según Haouari y el Ingesa, la plantilla tenía que aumentar en 57 profesionales, tres veces menos de lo que habían calculado Martínez y Perlado.
En ese momento, los sindicatos convocan la huelga médica y Martínez dimite para presionar a Haouari. Por ley, el trabajo de gerente lo asume la dirección médica cuando se produce una dimisión. Es entonces cuando empezó el calvario de Perlado, que fue ignorada de manera sistemática por Omar Haouari. "No me comunicó que era la nueva gerente y mantenía reuniones con otros miembros del equipo de gestión. Ni siquiera me dijo nada en el momento del cese".
Escoltada en su propio hospital
La gerente en funciones denuncia que recibió la carta de su cese sin el motivo del mismo, algo que incumpliría la normativa vigente. Le impidieron convocar al personal para despedirse el día que se tenía que ir y cuando quiso entrar en su ordenador ya habían cambiado las claves, por lo que no pudo ni rescatar sus cosas personales.
En el momento de irse, apareció un alto cargo "por órdenes de Haouari para vigilar que no me llevase documentos, ni papeles. Llevaba en una carpeta mis papeles de la jubilación y me llegó a preguntar que qué llevaba ahí. Llamaron a seguridad para acompañarme a la puerta".
Al día siguiente, Perlado acudió a una consulta al hospital como paciente, y la seguridad del centro quería impedirle pasar. "Les dije que si querían me acompañasen a la consulta, pero me sentí como una delincuente. Al final me dejaron pasar", explica.
Según la ex gerente en funciones, Omar Haouari tiene otras denuncias pendientes: "Una de ellas por entrar en los despachos de la dirección el 31 de marzo. Las cámaras le vieron entrar con un maletín y salir. No se sabe si fue para llevarse algo o para dejarlo. El gerente anterior a mí lo ha denunciado por este motivo. Nos consta que se intentaron borrar esas imágenes pero la Policía las tiene en su poder".
El silencio de Ingesa
Perlado trató de contactar con el Ingesa para exponer la situación. Tras varios intentos consiguió ponerse en contacto con la dirección general, que le transmitió que "no tenían nada que decir". "No puede ser que una aparejadora sea la subdirectora del Ingesa y que la directora sea una letra de Prisiones. Son cargos en los que debería estar al frente un médico. No saben nada de gestión, ni de Melilla", denuncia.
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