España

Los cargos territoriales de Podemos maniobran para desprenderse del control de Pablo Iglesias y sobrevivir

Con la candidatura de Irene Montero en las europeas, el núcleo dirigente morado tiene asegurado un futuro político. Pero el resto pelea para obtener cargos institucionales

  • Pablo Iglesias, en una imagen de archivo. -

Podemos es un barco casi hundido. El partido del 15-M, comandado por Pablo Iglesias, llegó a tener 71 escaños hace tan solo nueve años. Estuvo a punto de superar al PSOE como fuerza hegemónica de la izquierda. Y hoy vaga por el Grupo Mixto con apenas cinco asientos. Los morados están firmando, en diferido, el acta de defunción de una fuerza que pese a todo quedará inscrita en los libros de historia, pero cuyos cargos tratan de reanimar por necesidad. Los dirigentes territoriales del partido maniobran para que el exlíder todopoderoso no se entrometa en su futuro. Muestra de ello son los oídos sordos de la dirección en Galicia al llamamiento de Iglesias, en un editorial, a coger la papeleta del BNG en las próximas elecciones gallegas del 18 de febrero.

Podemos, así lo anunció la propia secretaria general, Ione Belarra, tendrá papeleta gallega. Con la candidatura de Irene Montero en las elecciones europeas del 9 de junio, el núcleo dirigente morado tiene asegurado un futuro. Pero el resto pelea para obtener cargos institucionales que no maten la poca fuerza del partido. El problema es que Iglesias actúa en clave estratégica sin tener en cuenta su partido. Su consejo a las bases buscaba aglutinar al votante a la izquierda del PSOE en torno al Bloque Nacionalista Galego de Ana Pontón. Aunque el entorno de Iglesias explica que, en verdad, el sacrificio de los compañeros gallegos sirve para no castigar más al partido.

Y todo porque consideran que la dirección en Galicia parte con una gran desventaja: una candidata desconocida (Isabel Faraldo), sin representación en el Parlamento autonómico y fuera del Consejo de Ministros. Iglesias cree que la primera batalla con Sumar será una derrota para los suyos. Pero que las europeas del 9 de junio serán otro cantar, porque tienen una candidata potente (Irene Montero) y una circunscripción única con la que pueden arrancar ese anhelado escaño para la exministra de Igualdad. No obstante, y contra los agoreros, Podemos ratificó su coalición con Alianza Verde para las gallegas.

Ganas de acuerdo en Euskadi

Mientras, en el resto de territorios también se intentan apartar de los roces de la política nacional. Es lo que ocurre en el País Vasco, donde Podemos y Sumar se afanan en confluir pese al fiasco en Galicia. Ambas fuerzas tienen voluntad. Allí parten de un hecho claro: concurrir por separado mermaría en gran medida sus opciones por el auge de Bildu, que aspira a todo, y el ascenso del PSE tras ser primera fuerza en las elecciones generales del pasado 23 de julio. De manera que la idea es repetir la estrategia de entonces.

Pablo Iglesias e Irene Montero, miembros de Podemos
Pablo Iglesias e Irene MonteroEP

Solo hay un gran obstáculo: el fantasma de que la militancia morada pueda echar atrás el acuerdo que se presente, como ha ocurrido en Galicia. Pero hay más puntos de fricción que están dificultando el acuerdo y que tienen que ver, sobre todo, con la designación de la candidata o candidato a lehendakari y la cuota de representación de cada formación en las listas para unas elecciones que aún no tienen fecha

Las voces críticas con las directrices de Iglesias y Montero

Hace semanas que surgieron voces relevantes en la órbita del partido pidiendo a la secretaria general, Ione Belarra, que tome de verdad las riendas del partido y emprenda un camino distinto al de la rabia, la furia y la confrontación que representa el dúo Iglesias-Montero. Una de ellas es la del cofundador Juan Carlos Monedero, quien recomienda a los suyos no perderse en una "lucha cainita" contra Yolanda Díaz. El cofundador morado asegura que debe ser Belarra quien desarrolle el mensaje de nueva etapa, porque le corresponde a ella por ser la líder.

En cierta manera, el profesor, que conoce a todos y cada uno de los grandes rostros del partido, está pidiendo a quienes todavía hoy sustentan Podemos -bases y cargos de todo tipo- que vean más allá de las directrices de Pablo Iglesias e Irene Montero. La sensación que recorre a toda la izquierda del PSOE, integrada en Sumar, es que Iglesias y Montero están "echados al monte" y "decididos a romper todo", según conceden varias fuentes del grupo político de Yolanda Díaz. Tanto Podemos como Sumar emprendieron una competición por ver quién dice o hace la burrada más grande contra el otro, como dos amigos jugando a hacerse daño. Y que se ha saldado con la voladura del pacto entre ambas fuerzas en Madrid.

El exvicepresidente y exlíder de Podemos está avivando una guerra sin cuartel contra todo aquel que considere traidor por pasarse a las filas de Yolanda Díaz, a la que considera una vendida. Podemos ha decidido volver a los orígenes. Si el partido no está en el Gobierno, la coalición es casta, élite. Y toca asediarla y bombardearla. En cierta manera, con su salida del Consejo de Ministros, los morados van a replicar el experimento primigenio: forzar al PSOE a ser de izquierdas. Pero no solo al PSOE, también a Sumar. Porque casi nadie en Podemos cree que el partido de Yolanda Díaz represente una izquierda valiente, auténtica.

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