Filólogo y periodista. Así se presentó al todavía alcalde de Gerona, Carles Puigdemont, cuando su nombre empezó a sonar como posible candidato a la presidencia de la Generalitat de Cataluña para desbloquear la situación enquistada tras unas negociaciones abocadas al fracaso. Filólogo y periodista. Formación humanista. Pero a veces la realidad no es como se intenta pintar.
Carles Enric López, en su blog No lo veo claro, que publica en Crónica Global del Pensamiento, nos saca del error inducido por los que quieren engrandecer ese currículum. Puigdemont, ¿un licenciado o un bachiller? es el título del post. Ni filólogo ni periodista. Así de claro. Bachiller y punto. Y no hay demérito alguno ni le imposibilita para ejercer como presidente. Pero alardear de lo que no se tiene esconde complejos y sobre todo genera desconfianza.
"Filólogo de formación aunque no haya acabado la carrera". Así le definen en Diari de Girona
El avispado bloguero propone teclear en Google 'Carles Puigdemont, licenciado en filología': "Así lo indicaban en La Vanguardia o El Periódico. Si tienen más paciencia, tiren de hemerotecas como las de La Vanguardia o el Diari de Girona. Pero, curiosamente, con el paso de las horas, Puigdemont ya no era filólogo, ni de formación ni de licenciatura. Su perfil se aclaraba. Ahora tenía sólo 'estudios', y era borrado aquello de 'filólogo de formación'. Excepto, claro, en Diari de Girona donde es -tomen nota- 'filólogo de formación aunque no haya acabado la carrera'.
A la profesión periodística se puede acceder por la licenciatura universitaria o por acreditar durante dos años la profesión en medios. Y este es camino elegido por Puigdemont. Pero en cuanto a estudios está igualado con otro 'president', Josep Montilla: bachiller. La diferencia es que el socialista no escondía su cartilla de notas.
También afirma que no se dedicó a la política hasta 2006, pero años antes había creado la Agencia Catalana de Noticíes
Otro trampantojo de su biografía es la afirmación de que no se dedicó a la política hasta 2006. Pero años antes ya había creado la Agencia Catalana de Noticíes (ACN), organismo de la Generalitat pagado con dinero público, como nos recuerda López. Encargo del Govern o iniciativa suya, lo cierto es que manejó miles de euros para la gestión de una sociedad pública. Y en 2002 comenzó a dirigir la Casa de Cultura de Gerona. ¿Tampoco es política?
Igual es marca de la casa. Porque la vicepresidenta Joana Ortega mintió en su currículum con su carrera de psicología. Y no pasó nada.
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