La falta de sintonía entre el actual ministro de Justicia, Rafael Catalá, y el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, ha pasado de ser un rumor más o menos extendido a un clamor entre los magistrados del Alto Tribunal. Lesmes fue el hombre elegido por el anterior ministro del área, Alberto Ruiz-Gallardón, para controlar al órgano de gobierno de los jueces, así como los grandes asuntos judiciales a los que se enfrenta el PP e, incluso, la propia Jefatura del Estado. Pero ahora Lesmes no sintoniza con el nuevo ministro de Justicia.
“Rafael Catalá ya no confía en Lesmes”, afirman a Vozpópuli fuentes de la magistratura, que aseguran que es total la falta de sintonía entre el ministro y el presidente del Supremo, sobre todo después de que Lesmes fuera incapaz de solucionar sin traca final el relevo del juez Pablo Ruz en el Juzgado Central de Instrucción número 5; es decir, en el juzgado que tramita el ‘caso Gürtel’ contra el PP, incluyendo el ‘caso Bárcenas’ que tantos quebraderos de cabeza le está dando al Gobierno y a la directiva popular.
La ruptura sentimental entre Catalá y Lesmes se produjo después de que el ministro de Justicia recibiera una ácida crítica por parte de Rajoy
Fuentes del Supremo consultadas por este periódico corroboran lo anterior, y añaden que la ruptura sentimental entre Catalá y Lesmes se produjo sobre todo después de que el ministro de Justicia recibiera una ácida crítica por parte de Rajoy por haberle vendido algo que no pudo cumplir: Lesmes le había asegurado a Catalá que la sucesión de Ruz en el Juzgado Central número 5 era un hecho y que contaba con un candidato ideal que ya le había dado el ‘sí’: el juez de instrucción número 14 de Madrid, Carlos Valle. La buena nueva se la trasladó Catalá a Rajoy, pero, al final, Valle se retractó, todo quedó en el aire, hubo que buscar una salida precipitada y el Gobierno recibió una gran crítica política, con su correspondiente desgaste en credibilidad.
Según esos medios judiciales, al fallar las previsiones sobre Valle y el relevo ordenado de Ruz, Rajoy se sintió molesto con Catalá, su flamante ministro de Justicia que había sucedido al dimisionario Ruiz-Gallardón, y éste, a su vez, trasladó su enfado a Lesmes.
Lesmes no consigue controlar a los jueces
Lo cierto es que llovía sobre mojado. Según fuentes del CGPJ avaladas por otras versiones de la carrera judicial, Lesmes mantiene el máximo control sobre el Consejo del Poder Judicial, pero no controla a los jueces, pese a que dispone del mayor poder que recuerda la historia reciente en lo relativo a la política de nombramientos, ascensos, etc. dentro de la judicatura, así como el aparato para sancionar.
Le reconocen a Lesmes que para atar en corto al actual Consejo –como se sabe, sólo es operativa la Comisión Permanente después de la reforma de Gallardón-, ha desplegado todo su poder de convicción y ha convertido en aliados fieles a personajes tan dispares como el magistrado Ángel Juanes, que presidió la Audiencia Nacional, y el vocal del sector progresista Álvaro Cuesta. Una connivencia, por cierto, la de Cuesta, que no todos comprenden.
Pero, a pesar de todo ese poder, para algunos dirigentes populares Lesmes ha fallado en diversos asuntos que le habrían sido encomendados ya desde la etapa de Gallardón: no controla a los jueces en términos generales, ni la causa contra la infanta Cristina, ni ha conseguido imponer sus tesis en asuntos complejos que se tramitan en la Audiencia Nacional, ni ha podido sustituir de buenas maneras a Ruz, ni ha controlado todo el espinoso asunto de la supuesta paternidad del rey Juan Carlos, y ni mucho menos ha hecho sentir su peso entre los magistrados del Tribunal Supremo. Un desastre, en definitiva, según comentan los medios jurídicos próximos al PP consultados por Vozpópuli.
Los progresistas le acusan hasta de saltarse las leyes en su beneficio
En el lado progresista el comentario es aún peor, sólo que en sentido contrario: a Lesmes le acusan de saltarse las leyes, incluida la reforma del CGPJ que llevó adelante Ruiz-Gallardón para que el gobierno controlara plenamente el Consejo General y, de paso, lo intentara con los jueces. Es decir, que Lesmes acumula ya detractores en ambos lados.
Las críticas de los progresistas se han acerado ahora después de que Lesmes haya logrado imponer su criterio y frenar la renovación total de la Comisión Permanente del Consejo, el órgano en el que se toman la mayoría de decisiones relevantes del Poder Judicial. Hace unas fechas el pleno del Consejo acordó, por 14 votos a siete, mantener en el cargo a los dos miembros propuestos por el PP (Francisco Gerardo Martínez Tristán y Juan Manuel Fernández Martínez) y a los dos del PSOE (Mar Cabrejas y Álvaro Cuesta) y cubrir con Nuria Abad, vocal a propuesta del PP, el hueco dejado en diciembre por Mercè Pigem, de CiU, que dimitió después de que se conociera que había entrado en España desde Andorra con 9.500 euros en efectivo.
Mantener a Martínez Tristán, marido de una consejera de Ignacio González en la Comunidad de Madrid, y a Álvaro Cuesta ha sido muy criticado por el PSOE
No deja de ser curiosa esta renovación: Martínez Tristán es el marido de una consejera de Ignacio González en la Comunidad de Madrid, y Álvaro Cuesta ha sido muy criticado por el PSOE –el partido que le propuso y en el que milita- por apoyar de forma incondicional a Lesmes y su política de neoconservadurismo.
Frente a ellos, siete vocales (los cinco propuestos por el PSOE que no forman parte de la Permanente: Roser Bach, Victoria Cinto, Clara Martínez de Careaga, Rafael Mozo, y Pilar Sepúlveda, más la vocal de IU, Concepción Sáez, y el del PNV -Enrique Lucas) firmaron un escrito en el que acusan a Lesmes y a los miembros que secundaron su propuesta –incluido el socialista Cuesta- de saltarse la ley "sin sonrojo". Y es que la reforma de Gallardón establece que la permanente deberá rotar de forma anual, y Lesmes se ha saltado esta norma por pura conveniencia.
Desde este sector progresista se dice que Lesmes, tras el enfriamiento de sus relaciones con Catalá, está haciendo méritos para romper el hielo, y en este punto citan su rechazo a tramitar ante Mariano Rajoy la carta de protesta contra las injerencias del Gobierno firmada a finales de diciembre pasado por 13 magistrados del Supremo. Por toda respuesta, Lesmes ha remitido a estos magistrados a la ley orgánica del Poder Judicial y al reglamento de la carrera judicial, que establece que quienes se consideren “inquietados o perturbados” en su independencia puedan solicitar amparo al órgano de gobierno de los jueces. Pero el órgano de gobierno de los jueces es, justamente, el que Lesmes controla. Es decir, que no tienen nada que hacer.
Por su parte, medios próximos al ministro de Justicia han rechazado que exista ningún tipo de frialdad, o incluso de sombra, en las relaciones entre Rafael Catalá y Carlos Lesmes. A preguntas de Vozpópuli sobre esta cuestión han asegurado que "no consta" ningún tipo de enfrentamiento.