Carolina Darias vuelve a casa y deja al Ministerio de Sanidad en manos de un quinto capitán en la era Sánchez. La canaria concluye un mandato de dos años al frente del Ministerio que dejó Salvador Illa en plena recepción de vacunas contra la covid-19. Darias se marcha dejando un sabor agridulce en un Ministerio que valora su capacidad resolutiva, pero que lamenta su escasa capacidad para la escucha. Llegó sin experiencia sanitaria previa y con la enorme responsabilidad de gestionar la distribución de millones de vacunas. Guardó en un cajón a Fernando Simón, que desapareció de la vida pública con su llegada, y tomó decisiones polémicas sobre el uso de la mascarilla, en muchas ocasiones sin escuchar a los expertos de la Ponencia de Alertas.
A la exministra hay que reconocerle que no era fácil el reto que le dejó Salvador Illa cuando este marchó a hacer campaña a Cataluña. Llegaban a nuestro país las primeras vacunas del coronavirus. Al principio, por cuentagotas. Luego, por cientos de miles. Sanidad tuvo que rehacer el documento con el que informaba a la población de la ubicación de las vacunas tras la denuncia de este periódico de que cientos de dosis no aparecían reflejadas y su paradero se ocultaba a la opinión pública.
Así se supo que el Ministerio de Defensa contó desde el principio con un número determinado de dosis cuando las personas vulnerables apenas empezaban a vacunarse. La "velocidad de crucero" anunciada por Illa para la distribución de vacunas tardó en llegar, pero finalmente lo hizo y España fue de los países europeos que alcanzó un mejor porcentaje de vacunación.
¿Lo que digan los expertos?
Uno de los mantras más repetidos por el Gobierno de Pedro Sánchez desde que estalló la pandemia de coronavirus es que se hará "lo que digan los expertos". La ciencia era el oráculo que señalaría el camino a seguir por el Ejecutivo de PSOE y Podemos. Sin embargo, se trata de una falacia, pues la ciencia nunca podrá tomar decisiones políticas, siempre supeditadas a preceptos éticos y morales. Esta estrategia sirvió al Gobierno para escudar sus decisiones más polémicas, como el uso de las mascarillas en exteriores, a lo que designaban los expertos en Salud Pública.
¿Hasta qué punto hizo Carolina Darias caso a los expertos? Lo cierto es que no tanto como se pudiera creer. Por ejemplo, en las Navidades de 2021, el Ministerio de Sanidad decidió tomar la medida opuesta a la que habían propuesto los miembros de la Ponencia de Alertas: retomar la mascarilla obligatoria en exteriores. Una medida que ningún experto en Salud Pública avalaba. Mientras los españoles tuvieron que llevar la mascarilla en la calle, en un bar podían quitársela. Una decisión poco científica.
Darias tampoco escuchó a los inmunólogos cuando le aconsejaron que la tercera dosis solo sería necesaria para mayores de 60 años, y que el resto de la población estaba protegido con dos dosis y la inmunidad natural adquirida por haber estado contagiado. Aun así, el Ministerio de Sanidad habilitó la tercera y cuarta dosis a toda la población. Este proceso de vacunación ha sido un fracaso en comparación con las dos primeras dosis (55% de vacunados con tres dosis). A Sanidad se le acumulan las vacunas en los almacenes, y pese a que ha impulsado su donación a otros países, se han destruido al menos 6 millones de dosis (más de 90 millones de euros perdidos). A pesar de ello se han destinado más de 1.000 millones de euros a comprar más vacunas este año.
El ejemplo más reciente de la falta de escucha a los expertos lo hemos tenido con la retirada de la mascarilla obligatoria en el transporte público. La Ponencia de Alertas quiso que hubiera sido antes, y acusó al Ministerio de Sanidad de estar politizando una medida de Salud Pública en beneficio de la candidata a la alcaldía de Las Palmas.
La fría relación con Fernando Simón
Quizá la mejor metáfora de la relación de Darias con los expertos es la que mantuvo con Fernando Simón. Desde su llegada al Ministerio, Darias retiró a Simón de la vida pública, dando ella misma la ruedas de prensa que solía ofrecer el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes). Fuentes cercanas al director del Ccaes reconocen que este tenía mejor relación con Salvador Illa. Entre otras cosas, a Simón le disgustaba que Darias le utilizase a veces como 'mono de feria', invitándole a cenas o llevándole a gente que le quería conocer, algo que, por cierto, también hacía el presidente Pedro Sánchez. El equipo más cercano a la ministra también tuvo dificultades para trabajar con ella, según afirman, por su manera caótica y autoritaria de funcionar.
La ley Darias y el pacto de Estado por la Sanidad
Darias se marcha dejando en el tintero la ley de equidad, un proyecto que genera verdadera preocupación en el sector de la sanidad privada porque limita la colaboración público-privada a casos específicos. No se explica cómo esto puede ayudar a disminuir unas listas de espera cada vez más elevadas en todo el territorio nacional.
Médicos, enfermeros y farmacéuticos ya mostraron en este periódico su disgusto ante el enésimo cambio de cromos en el Ministerio de Sanidad, pues consideran que así no se pueden afrontar los grandes retos que presenta la sanidad de nuestro país. Darias se va con la misma promesa incumplida por Salvador Illa, la de poner en marcha un pacto de Estado por la Sanidad con las principales fuerzas políticas, algo a lo que el Gobierno se comprometió en la Comisión de Reconstrucción. Al final, ha terminado siendo papel mojado.
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