España

La tierra crece: la lava que llega al mar cambiará la cartografía de La Palma

Normalmente, el mar supera en fuerza y control a la tierra. Pero en ocasiones, pocas pero impactantes, es la tierra la que le gana terreno al mar. Estos días estamos

Normalmente, el mar supera en fuerza y control a la tierra. Pero en ocasiones, pocas pero impactantes, es la tierra la que le gana terreno al mar. Estos días estamos viviendo una de esas singulares situaciones. La lava del volcán de La Palma, que entró en erupción el pasado domingo 19 de septiembre, llegó al mar el martes de madrugada, dejando a su paso una "península" en el mar. La superficie ocupada por tierra está creciendo, en desventaja para el mar.

Este fenómeno va a modificar la orografía de La Palma, ya que el magma que ha llegado al Océano Atlántico cubre, por ahora, una superficie que equivale a unos 20 campos de fútbol. A lo largo de los años se han producido situaciones similares en las que una erupción volcánica ha provocado cambios en la superficie terrestre. Una de los más importantes fue la del volcán de Teneguía de 1971. Entonces, las coladas ganaron al mar 290.000 metros cuadrados, según los datos oficiales a los que ha tenido acceso este periódico.

Desde el departamento de Cartografía y Observación del Territorio del Instituto Geográfico Nacional explican a Vozpópuli que es difícil saber qué se puede esperar de esta erupción en La Palma, porque depende de dónde se produzcan nuevas coladas, de la orografía por la que discurra el magma y de la parte de mar que finalmente alcance. Lo que sí está claro es que la lava ya se ha "comido" unos 250.000 metros cuadrados de mar, por lo que se acerca bastante a la situación que se vivió en Teneguía. "Podría darse el caso de nuevas coladas que aumenten ese delta todavía más", apuntan desde la institución.

Cambios en la cartografía y en las rutas marítimas

Esas alteraciones bruscas en el relieve terrestre pueden provocar también cambios en la cartografía de la isla. Así ocurrió, por ejemplo, en la erupción de 1948 del volcán de San Juan (La Palma), cuando aparecieron nuevos cráteres que antes no estaban en los mapas. El departamento del Instituto Geográfico Nacional asegura que ya se han producido cambios suficientes como para que se modifique la cartografía de la isla: "Hay algunos elementos que desaparecen y otros nuevos que aparecen, por lo que se tiene que reflejar en la toponimia que compone los mapas". Aunque saben que se van a producir variaciones, todavía hay que esperar a que cese la erupción para analizar los cambios reales.

La navegación de cabotaje tendrá que actualizar sus mapas tan pronto como sea posible

Una de las cuestiones que puede surgir con estos cambios cartográficos es si va a afectar de alguna manera a la navegación o a las rutas marítimas. Como ocurre con la topografía, se irá analizando y actualizando a medida que la situación en La Palma se vaya normalizando; por ahora es muy temprano para "bautizar toda la nueva geomorfología". Pese a ello, los expertos explican que, aunque en las grandes rutas no se va a sufrir un gran impacto, sí tendrán que actualizar sus mapas tan pronto como sea posible la navegación de cabotaje.

Esto se explica porque cuando se crea un delta como el que ha generado la llegada del magma al mar, el relieve y la superficie submarina también se modifica, por lo que es necesario actualizar las cartas náuticas.

Por ahora, el único cambio real que se ha sufrido en las rutas marinas es la exclusión de dos millas de zona marítima, por las que no se puede navegar.

Propiedad del Estado

Por otro lado, otra de las cuestiones que se están debatiendo tras la erupción del volcán de La Palma es la propiedad de toda esa delta que se está formando con la llegada del magma al mar. Según la Ley de Costas, ese terreno pertenece automáticamente al Estado, ya que se ha formado por causas naturales.

Por eso, pese a que el fenómeno ha ocurrido en territorio canario, será el propio Estado el que tendrá que hacerse responsable de todos esos kilómetros cuadrados que le han quitado al mar. Para ello, tendrán que regirse por la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, ya que se convierte en patrimonio geológico.

En cambio, todas las propiedades que han quedado sepultadas dentro del territorio de la propia isla, seguirán siendo de propiedad privada.

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