La mano tendida de Ciudadanos a Pedro Sánchez en la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE), incluso después de los pasos que el Gobierno ha dado para tener los votos de ERC y Bildu, es el principal motivo por el que el Partido Popular ha decidido no reeditar en Cataluña el acuerdo de coalición que hubo en julio en el País Vasco.
La formación de Inés Arrimadas había dado un ultimátum a Génova, tal y como desveló Vozpópuli este fin de semana, para que de aquí a final de mes diese una muestra inequívoca de querer ir juntos a los comicios catalanes que, presumiblemente, se celebrarán el próximo 14 de febrero. Sin embargo, la respuesta de Pablo Casado a primera hora de este lunes fue recibida en la dirección naranja como una ruptura en toda regla.
El líder del PP recordó en La Cope que tanto Cs como Vox ya dijeron 'no' hace un año a su propuesta de formar una 'España Suma' ante las elecciones generales del 10-N, por lo que ahora su partido estaba "en otra etapa" que, básicamente, supone recuperar votantes en los caladeros de las otras formaciones del centro-derecha.
"Yo he intentado en el ultimo año hacer una alianza de constitucionalistas del centro y la derecha con esa 'España Suma' que rechazaron tanto Cs como Vox. Creo que estamos en otra etapa, en una etapa de unir a los votantes de estos partidos en un proyecto que es la única alternativa a Pedro Sánchez", aseveró Casado.
Un jarro de agua fría
Sus declaraciones cayeron como un jarro de agua fría en Ciudadanos, donde estaba a punto de empezar la reunión semanal del Comité Permanente, el núcleo duro de Arrimadas del que forman parte Marina Bravo, Carlos Cuadrado, José María Espejo, Edmundo Bal y Melisa Rodríguez. Desde el equipo negociador de Cs se llamó al del PP para aclarar las palabras de Casado y ante la confirmación de las mismas, la Ejecutiva naranja dio por concluida la negociación.
No habría vuelta atrás. La propia Arrimadas quiso salir en rueda de prensa ante los medios para dar la noticia, cuando es Rodríguez la que suele comparecer los lunes en su condición de portavoz nacional. La líder de Cs se quejó de que los populares solo piensen en pasar "de cuatro a seis o siete escaños" con su renuencia a ir de la mano con Cs, que en 2017 logró 36 escaños y fue la primera fuerza parlamentaria en Cataluña, aunque no le sirvió para intentar formar un Gobierno.
En Génova saltaron las alarmas al ver cómo Vox subía en las encuestas y cundió la preocupación de que el ir de la mano de Ciudadanos les penalizase en Cataluña
Desde el equipo de Alejandro Fernández, el cabeza de cartel del PP para las autonómicas catalanas, se niega la mayor y se lamenta que Cs "sólo atice al PP" y no incluya en sus críticas a los socialistas catalanes, a los que también ofreció ir en una amplia coalición constitucionalista, si bien Arrimadas tuvo palabras contra el PSC en dicha rueda de prensa, al que acusó de solo pensar "en formar un tripartito que lo lidere ERC".
"Es una cosa bastante sorprendente. Se han empeñado en hacer una coalición con la gente que pacta con Bildu y con ERC. Con el PSC son todo alegrías y a nosotros sólo nos meten caña. Ese es el problema", subrayan fuentes del PP catalán a Vozpópuli.
"El principal obstáculo", a juicio del equipo de Fernández, es que Ciudadanos ha mantenido a la formación de Miquel Iceta en su ecuación electoral a pesar de que el Gobierno de Sánchez ha mostrado su deseo de pactar con los independentistas catalanes y vascos. "Nosotros no podemos ir en coalición con el PSC después de haber pactado con Bildu. A partir de aquí, que Ciudadanos explique por qué han roto ellos", hacen hincapié.
En Ciudadanos no lo ven así y, sobre todo, culpan al PP de no querer alcanzar un acuerdo. "Por activa y por pasiva llevamos 11 meses proponiendo, con generosidad y altura de miras, una coalición constitucionalista para ofrecer una alternativa ganadora a los catalanes que quieren una Cataluña para todos, no solo de los nacionalistas", destacan fuentes de la dirección naranja.
"Todos los catalanes lo saben y han visto como tanto el PSC como el PP han ido mostrando reticencias hasta cerrar la puerta", añaden al respecto. "Nosotros hemos insistido (en un pacto) tanto en público como en privado. Y durante todos estos meses, la respuesta del PP en privado ha sido reacia a cualquier tipo de suma constitucionalista".
"El PP ha cerrado la puerta"
A juicio de las citadas fuentes de Cs, el PP nacional, tanto en público con las palabras de Casado como en privado, con las gestiones posteriores por teléfono entre los dos equipos negociadores, "han cerrado la puerta a la suma constitucionalista".
El intento de formar una coalición electoral en Cataluña ha pasado por altibajos en los últimos meses. En un primer momento, el PP se comprometió a analizar, provincia a provincia, una posible lista conjunta con Cs como había ocurrido en el País Vasco. Pero la tramitación parlamentaria de los PGE provocó recelos en Génova al ver cómo la formación de Arrimadas no tenía ningún complejo por buscar el acuerdo con PSOE y Podemos.
Las posiciones entre ambos partidos del centro-derecha comenzaron a alejarse en octubre, pero siempre se mantuvo la puerta a un acuerdo in extremis en Cataluña en aras del constitucionalismo. La fumata blanca pasaba por una papeleta conjunta y que cada partido hiciese su campaña electoral por separado y promocionase a sus respectivos candidatos.
El principal punto de fricción era que la formación naranja quería un pacto en las cuatro provincias que lo liderasen los cabeza de lista de Cs, siguiendo el ejemplo del acuerdo PP+Cs del País Vasco que benefició a los populares. Sin embargo, Génova únicamente veía viable una lista conjunta en Gerona y Lérida, las dos provincias en las que el constitucionalismo es más débil.
En los comicios del 21-D de hace tres años, el PP tuvo 11.600 votos en Gerona y 10.900 en Lérida que no le sirvieron para obtener escaño en estas provincias. Así que una eventual unión de populares y naranjas en ambos sitios podía beneficiar al constitucionalismo sin grandes costes.
Pero en Génova saltaron las alarmas en los últimos días al ver cómo Vox subía en las encuestas -la última del CIS catalán le da entre siete y ocho diputados al partido de Santiago Abascal- y en el PP cundió la preocupación de que les penalizaran en Cataluña por ir de la mano de Ciudadanos. Es decir, que fuese una víctima colateral del ofrecimiento de Cs a PSOE y Podemos para pactar las cuentas públicas. De ahí que Casado cortase este lunes por lo sano.
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