Pablo Casado mueve ficha. El líder del PP ha forzado un adelanto electoral en Castilla y León con el que busca consumar la destrucción de Ciudadanos, sostener el impulso de la victoria en Madrid y asentar la sensación de que el ciclo de Pedro Sánchez y la coalición PSOE-Unidas Podemos ha terminado.
El órdago de Casado, sin embargo, es arriesgado. El PP se enfrenta a un escenario electoral poco concluyente en esta comunidad, en la que lleva gobernando 34 años. La convocatoria en plena sexta ola del coronavirus, la forma en la que se cesado a los consejeros de Ciudadanos sin mediar una crisis de por medio y la incógnita de la España vaciada en las urnas convierten esta cita en un todo o nada del líder popular contra Sánchez.
El resultado; bien la victoria, bien la derrota; provocará un efecto dominó tanto en Andalucía -siguiente cita electoral- como en el tablero nacional. "Todo adelanto electoral supone un riesgo", admite un diputado relevante del PP en el Congreso a Vozpópuli. "Pero en este caso parece inevitable y hasta cierto punto lógico".
Casado frente a la España vaciada
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha sacudido este lunes prenavideño con un tuit en el que anunciaba el cese de los consejeros de Ciudadanos y la convocatoria electoral para el 13 de febrero. La sorpresa ha sido relativa. Es cierto, como ha informado este diario, que el PP había situado esta comunidad en el punto de mira de un adelanto dentro de su estrategia nacional para acabar con Ciudadanos y desgastar a Sánchez. Pero la mala evolución de la pandemia y la negociación para aprobar los Presupuestos autonómicos que mantenían populares y naranjas hacía pensar que las urnas estaban más lejos que hace unos meses.
Génova, sin embargo, no ha cedido a las dudas. Y Mañueco ha terminado por aceptar la convocatoria que quería Casado y su secretario general, Teodoro García Egea. El PP parte con unas encuestas favorables, siempre y cuando logré un acuerdo con Vox para gobernar. La mayoría absoluta parece lejana. Pero esta victoria que Casado da por segura se enfrenta a varios imponderables. El PSOE, a diferencia de Madrid el 4-M, mantiene un candidato estable en Luis Tudanca, que ya ganó las elecciones del 2019 aunque no pudo gobernar, y su base electoral es sólida. Algunos sondeos recientes también mantenían a Ciudadanos en las Cortes con entre el 5 y el 6% de los apoyos.
Por otro lado, no está claro si Yolanda Díaz será capaz de levantar una candidatura de unidad a la izquierda del PSOE en Castilla y León y qué impacto podría tener en número de escaños y el juego de mayorías. Lo que ya se sabe es que Soria Ya concurrirá a la cita como segundo experimento de la España vaciada tras Teruel Existe. La provincia de Soria aporta cinco procuradores a las Cortes castellano y leonesas. Y podría haber hasta cinco o seis listas en otras provincias. Formaciones como Por Ávila -que ya tiene un escaño- están también en condiciones de incrementar su representación el 13-F.
El relato del PP
La fecha tampoco está elegida al azar. Es un mes antes de algunas citas judiciales de presuntos casos de corrupción que afectan al PP en esa comunidad. Y que podrían castigar a Mañueco en las urnas. "La expectativa de cambio existe", aseguran fuentes socialistas. "Es la primera vez en la historia democrática que Castilla y León celebra unas elecciones autonómicas en solitario, sin municipales que es donde reside el verdadero poder del PP, y con todo el foco nacional encima. Veremos cómo le sale este apuesta", aseguran desde Ciudadanos. "No creo que el PP lo tenga tan ganado como Casado piensa".
La negociación de los Presupuestos con el diputado de Por Ávila has sido una de las excusas que ha esgrimido el PP para romper la baraja con Ciudadanos. El episodio ha sido esperpéntico. El tuit del presidente castellano y leonés anunciando las elecciones ha llegado minutos después de que su vicepresidente Francisco Igea defendiera en los micrófonos de Onda Cero la buena salud de la coalición PP-Ciudadanos era plena. Apenas unas horas antes, el domingo por la noche, Mañueco garantizó a la líder nacional de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que no habría elecciones en una conversación telefónica. Nada más lejos de la realidad. Igea ha pedido reincorporarse a su plaza de médico de forma inmediata por el avance del coronavirus en toda España.
Casado ha respaldado la decisión de Mañueco. En su opinión, "había indicios de que a partir de marzo podría haber una moción de censura". El líder del PP ha citado el precedente de Murcia. Pero Ciudadanos insiste en que no había operación alguna en marcha. Fuentes del partido naranja recuerdan además que ya sumaron sus votos a los del PP para derrotar una moción de censura del PSOE en Castilla y León en marzo. "Ha sido una traición total", dicen desde la formación naranja.
Ciudadanos, frente al abismo
La sensación en las filas de Arrimadas era muy diferente a la de Murcia y Madrid de hace nueve meses. Muchos afiliados y dirigentes naranjas criticaron lo ocurrido en aquellas fechas. En esta ocasión, no reprochan nada al partido. "Cualquier relato que vendan es falso", dicen. "Les dimos el Gobierno cuando perdieron las elecciones y les respaldamos en la moción de censura. Ha sido una deslealtad. Solo les preocupa acabar con Ciudadanos".
El PP ha echado a Ciudadanos de tres de los cuatro gobiernos autonómicos que pactaron entre 2018 y 2019. Solo queda en pie Andalucía. Fuentes del partido consideran que este adelanto impacta directamente sobre la comunidad andaluza, donde Ciudadanos se abría en las últimas semanas a integrarse en listas conjuntas con el PP. "Ciudadanos tiene que llegar muerto a Andalucía y para eso había que pasar antes por Valladolid", dicen estas fuentes.
La estrategia de Juanma Moreno ha quedado condicionada por lo que ocurra en Castilla y León, para lo bueno y para lo malo. Andalucía debe ir a las urnas en 2022, pero el resultado del 13-F influirá en la decisión que tome Moreno, que tendrá muy difícil sostener cualquier acuerdo con Ciudadanos si, como vaticinan los sondeos, Ciudadanos también desaparece de Castilla y León.
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