Algo se mueve en la política española tras el desastre que ha supuesto constatar la brutal caída de un 18,5% del Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre de 2020, la mayor desde la Guerra Civil. Nada más conocerse el dato este viernes, en la Conferencia de Presidentes y ante la plana mayor de los barones de PSOE y PP reunidos para analizar cómo se van a repartir los 140.000 millones europeos de reconstrucción -72.700 en proyectos a fondo perdido-, Pedro Sánchez formuló una llamada a la unidad del país porque "nos esperan meses duros".
La Dirección del PP admite que el propio formato de la cita, presencial en el monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja) en lugar de conformarse con otra videoconferencia como las que se mantuvieron a lo largo del estado de alarma, revela que el presidente del Gobierno buscaba arrinconar a Pablo Casado en uno de los días, sin duda, más complicados para el Ejecutivo. De hecho, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y otros mandatarios regionales populares criticaron en privado semejante desplazamiento oficial en plena oleada de rebrotes de covid-19.
Sin embargo, todas las fuentes consultadas en el principal partido de la oposición reconocen que España no puede seguir transmitiendo una imagen de marasmo económico con la no aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado 2021 -seguirían vigentes los aprobados por Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro en 2018- y admiten que Casado se encuentra ante una encrucijada. En este sentido, la moción de censura anunciada por Vox para septiembre no hace sino añadirle presión a la decisión que tome.
"Desde luego, para hacer los presupuestos que quiere Podemos con nosotros que no cuenten", insiste una fuente muy próxima a Casado
"Primero que el Gobierno presente el proyecto de ley de presupuestos y luego ya veremos", señala a Vozpópuli una fuente próxima a Casado en alusión a que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero no ha iniciado ni contactos preliminares con el PP -la ex ministra Elvira Rodríguez es su interlocutora-. "Desde luego, para hacer los presupuestos que quiere Podemos con nosotros que no cuenten".
El líder del PP confía en que el tiempo sea su gran aliado, que el apoyo de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se desvanezca y el deterioro económico tan brutal que no le quede más que plantear un presupuesto de emergencia nacional. Si eso ocurre, ese será su gran momento porque el PSOE se vería en la tesitura de cuadrar el círculo con unas cuentas públicas de la mano de los de Pablo Iglesias y Ciudadanos; hoy por hoy, algo menos que imposible, como se encarga de recordar insistentemente el líder morado.
Es la única forma de explicar a sus votantes la abstención de los 90 diputados del PP, un giro muy arriesgado para Casado ante su electorado porque prácticamente coincidirá en el tiempo con la moción de censura de Vox; a cambio, le proporcionaría imagen de hombre de Estado y al PP de oposición útil, aunque alargará la legislatura más allá de 2021. El líder popular lo sabe y por eso el gesto, que no está ni mucho menos decidido, en ningún caso será "gratis", avisan todas fuentes populares.
El 'recuerdo' de Rajoy pesa
Incluso algunos de los barones del partido que estuvieron este viernes con Sánchez en San Millán de la Cogolla, y que quieren el pacto porque sin cuentas del Estado se les complican sus propios presupuestos regionales, están de acuerdo con él en que la subida de impuestos directos a las clases medias y ricos que quiere incluir Podemos, y que el PSOE no ve con malos ojos, es una linea roja que el PP no debe traspasar.
El recuerdo del desgaste que supuso en su base electoral el incumplimiento por parte de Rajoy, nada más llegar al poder, de su promesa electoral (2011) de no subir los impuestos a los españoles, pesa mucho en los equipos que rodean a Casado en Génova. Y además, recalcan, el escenario es propicio para la teoría popular de no subir la presión fiscal en exceso porque lo último que necesita ahora la economía española, en pleno shock y con todos sus indicadores en negativo, es una subida de impuestos que frene aún más el consumo.
Lo que hay que hacer, insiste el PP, es racionalizar el gasto público a partir del año próximo haciendo justamente lo contrario de lo que defiende Podemos "y Pedro Sánchez le está dejando hacer".
España sufre una debacle histórica del 22% del PIB. La crisis no es simétrica, sino que afecta más a los que peor la gestionan, y despilfarraron y se endeudaron antes de la pandemia. Es lamentable que Sánchez se aplauda tanto en una catástrofe social de 7 millones de desempleados pic.twitter.com/97koL9xcKP
— Pablo Casado Blanco (@pablocasado_) July 31, 2020
Un destacado economista de la órbita del PSOE cree que con una caída de las rentas empresariales del -26% en el segundo trimestre de 2020 por la pandemia, "el impuesto de sociedades no recaudará en mucho tiempo hasta que las empresas compensen las pérdidas de este año con beneficios futuros". Y el impuesto de sociedades, mejor dicho, su subida del 15 al 18% de tipo efectivo -anulando exenciones- era la medida estrella del programa conjunto PSOE/Podemos de noviembre, junto a la subida progresiva del IRPF a quienes ganen más de 130.000 euros.
Todo, incluido eso, está ahora mismo en el aire, porque como adelantó este periódico hace mes y medio, Pedro Sánchez ha ordenado a la ministra de Hacienda que negocie con Ciudadanos y el PP sin los "límites" que le imponía el pacto de investidura firmado con Pablo Iglesias. De hecho, en los acuerdos económicos de reconstrucción aprobados hace dos semanas por el Congreso ya no figuró el impuesto a los ricos, precisamente para facilitar el acuerdo con el lado derecho del arco parlamentario.
"Pedro Sánchez tiene que elegir entre subirnos los impuestos a los españoles, tanto los directos como IVA y otros o ponerse en serio a desarrollar un plan de contención del déficit y la deuda, que están desbocados y más que lo van a estar por este camino", señala un barón popular.
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