¿Qué pasó con Antonio Anglés?. Esta pregunta aún sigue siendo un misterio casi treinta años después del crimen de las tres niñas de Alcàsser. La ciencia está buscando respuestas y en las próximas semanas se conocerá el resultado de las pruebas que aún faltan por analizar, según han informado a Vozpópuli fuentes cercanas al caso.
El 27 de enero se cumplieron 29 años del hallazgo de los cadáveres de Miriam, Toñi y Desirée, las tres chicas de entre 14 y 15 años que desaparecieron el 13 de noviembre de 1992, cuando se dirigían a la discoteca Color en Picassent. Fueron dos apicultores los que encontraron los cuerpos en una zona del pantano de Tous, conocido como la Finca de La Romana.
Varios años después, en septiembre de 1997, la Audiencia de Valencia dictaminó que "Miguel Ricart, en compañía de otro varón identificado y que no se encuentra a disposición del Tribunal -en referencia a Antonio Anglés-, y posiblemente de alguna otra persona más", secuestraron a las tres adolescentes para satisfacer sus deseos sexuales, según informó Efe. Esa sentencia fue confirmada más tarde por el Tribunal Supremo.
Las víctimas fueron sometidas a violaciones y torturas extremas y al amanecer del día siguiente fueron ejecutadas y enterradas en una fosa que sus asesinos conocían, pues les había servido con anterioridad para ocultar una moto robada.
En 2029 el delito prescribe
Aunque la investigación judicial del crimen está agotada, el Juzgado de Instrucción número 6 de Alzira (Valencia) aún tiene una pieza abierta para conocer qué pasó con Anglés. Todo a contrarreloj ya que en 2029 el crimen prescribe y en el hipotético caso de encontrar a este hombre no podrían imputarle los homicidios.
La Guardia Civil continúa con las investigaciones pero, de momento, no está teniendo resultados. El Departamento de Biología del instituto armado no ha encontrado ADN en las 116 muestras obtenidas en los vehículos de Ricart y Anglés. Al no hallar restos genéticos, en el Opel Corsa de color blanco y el Seat Ronda azul, no se ha podido comparar el ADN con las de las víctimas y con otras siete personas relacionadas con los sospechosos.
Estos datos tienen una arma de doble filo ya que no incriminan al único condenado por los hechos Miguel Ricart. Este hombre salió de prisión en 2013 por la derogación de la doctrina Parot. Ahora este hombre tiene una vida alejada de los focos pero a principios del 2021 fue identificado por la Policía Nacional en unos narcopisos en Carabanchel.
Resultados en semanas
La Asociación Laxshmi, para la Lucha contra el Crimen y la Prevención del criminólogo Félix Ríos, se encuentra personada en la causa como acusación particular. Fueron los encargados de pedir estas nuevas pruebas, que aceptó el juzgado instructor.
No son las únicas pruebas que han pedido y aún quedan flecos pendientes. Faltan por analizarse los recortes de tapicería extraídos de los dos coches en los años 90, que sería responsabilidad de la Guardia Civil, según estas mismas fuentes. Estas muestras sería complementarias a la realizadas en las últimas semanas, que no han dado resultados positivos.
Además, el Instituto Nacional de Toxicología de Madrid y Barcelona practicará en las próximas semanas las pruebas de los pelos encontrados en las víctimas, sus ropas y los diferentes escenarios, como la fosa donde fueron encontrados los cadáveres, la alfombra con la que estaban cubiertos o la caseta de La Romana donde ocurrieron los asesinatos.
Usaba pastillas para dormir
Los investigadores siempre han sospechado que Anglés cambió su aspecto, se tiñó de rubio, antes de huir de España y embarcó como polizón a Dublín en el barco 'City of Plymounth'. En esa embarcación fue descubierto y se lanzó al agua. La hipótesis más segura es que a día de hoy está muerto.
A pesar de ello, el pasado mes de noviembre, la juez de Alzira autorizó la petición de la Sección de Fugitivos de la Comisaría General de Policía Judicial para realizar una campaña divulgativa internacional para intentar localizar a este hombre, que tendría ahora 55 años.
Sus identidades falsas podrían ir desde Francisco Partera, Rubén Darío, Enrique y utilizaría también alias como 'Asuquiqui', 'Rubén' o 'Sugar'. La Policía Nacional le califica como "desconfiado", "muy violento" y usuario asiduo del Rohipnol, unas pastillas para dormir.
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