La Policía Nacional mantiene todas las hipótesis abiertas en torno a la desaparición y posterior muerte de los dos primos, Ángel y Fernando, en el vertedero de Toledo. Por el momento, no hay indicios de criminalidad pero los agentes apuran todas las pesquisas. Desde el inicio del caso, los investigadores han tomado declaración en cuatro ocasiones a Lucía, la expareja del mayor, quien ha negado ver a los menores, según han informado fuentes del caso a Vozpópuli.
Este lunes, la familia de Ángel recibió la confirmación de la peor de las noticias ya que la prueba de ADN ratificaron que los restos hallaron en el vertedero de Toledo pertenecían al menor de 11 años. Los agentes ya habían advertido a las familia de que el pie pertenecía a un niño y el pantalón correspondía con la talla y el modelo que portaba en el momento de su desaparición.
Cuatro declaraciones ante los investigadores
Los investigadores del caso tienen como hipótesis principal que los menores murieron de forma accidental. Están revisando todas las pruebas y dentro de las diligencias han hablado en cuatro ocasiones con Lucía, la exmujer de Fernando, la chica a la que presuntamente acudían a ver a Toledo.
Precisamente, la casa de Lucía, ha sido inspeccionada en dos ocasiones por la Policía Nacional. La última vez fue el pasado jueves. Esta vivienda, que estaba okupada, fue pintada recientemente pero los agentes que se encargan de las diligencias desligan este suceso con la desaparición o muerte violenta de los dos menores, según fuentes policiales.
Tres años casados, cinco meses sin hablar
Lucía y Fernando llegaron a estar casados unos tres años. Sin embargo, según la versión de la joven, llevaban sin hablar más de cinco meses tras romper su relación. Es más, este joven, de 17 años, estaba con otra mujer en el momento de los hechos.
Esta joven defendió ayer en Telemadrid su inocencia y apuntó a la familia de los primos desaparecidos. Afirmó que habían recibido amenazas y agresiones. Además dijo que no mantuvo ni quedó con Fernando en los meses previos a este suceso.
Unas declaraciones que contrastan con algunos de los testigos del caso, incluso de su propia familia. Esta personas declararon que días antes de la desaparición Lucía y Fernando se habían visto. Las investigaciones de la Policía Nacional se centran en seguir peinando la zona del vertedero de Toledo para recuperar más restos de Ángel.
Más búsqueda en el vertedero
El objetivo es reunir todas las diligencias posibles para saber qué pasó durante la estancia en Toledo de los dos primos. Todo ello permitirá concretar si detrás de este mediático suceso hay un crimen violento, como sostiene la familia, o una muerte accidental, principal hipótesis de los agentes.
Las indagaciones de los agentes han permitido aclarar que la última imagen de los menores fue en la estación de autobuses donde perdieron el transporte de vuelta a Madrid. El último fotograma de los primos corresponde a las imágenes de seguridad de la estación de Toledo. Los chicos perdieron el autobús de vuelta a Madrid. Momentos antes fueron captados por las cámaras de un hotel, el día que llegaron. En ese alojamiento no se pudieron quedar porque los dos eran menores y no tenían un tutor legal que les ayudara.
Al ver las dificultades para poder contratar una habitación compraron una botella de agua y se marcharon del lugar a la espera de acontecimientos. Las familias de Ángel y Fernando tienen que claro que los dos primos viajaron de Madrid a Toledo para encontrarse con la expareja del menor de 17 años.
El miedo de una familia
Una vez que se localizó el cadáver del mayor de los chicos en el vertedero, la familia de esta chica se marchó de sus casas y ahora denuncian haber sufrido agresiones y amenazas de muerte. "No nos escapamos de la justicia, nos vamos por miedo porque nos quieren matar", asegura la madre de esta joven.
El abogado de la familia Marcos García Montes ha asegurado que pedirán que el secreto de sumario de la causa ya que existen declaraciones que podrían propiciar la creación de testigos protegidos y quieren preservar su intimidad. Defienden que no fue una "muerte accidental" y que hay hechos delictivos detrás.
Los agentes creen que los primos se metieron dentro de un contenedor para resguardarse del frío. En su interior murieron asfixiados sin la injerencia de terceras personas. Esa conjetura está marcada por la autopsia de Fernando. Una línea de investigación que choca de forma frontal con la idea de la familia.
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