El líder socialista se ha situado en el centro de la pista, aunque se haya visto arrastrado a ello. La posible presentación de esta moción de censura no ha sido debatida en la ejecutiva federal del PSOE, aunque sí ha sido barajada por Rubalcaba como una hipótesis a tener en cuenta entre su núcleo de confianza. Buena parte de las opiniones de sus más estrechos colaboradores siguen siendo contrarias a dar este paso, por muchos motivos: el posible efecto boomerang de presentar una alternativa no respaldada por la mayoría de los grupos de la oposición, el asomarse como candidato a la Presidencia del Gobierno cuando está tan cuestionado en las filas socialistas o la certeza de que es una moción condenada a chocar con la cómoda mayoría absoluta de la que disfruta el PP en el Parlamento. Desde el propio PP se reaccionó ayer con desdén a la iniciativa.
El núcleo más cercano a Rubalcaba sigue siendo reacio a presentar la moción ya que podría tener para el líder socialista un efecto boomerang
Rubalcaba ha sopesado en los últimos días todos estos inconvenientes pero, según fuentes socialistas, el criterio favorable de Felipe González a promover esta iniciativa y, sobre todo, la fuerte presión recibida de dirigentes territoriales como José Antonio Griñán, todavía presidente de la Junta andaluza y del partido, del madrileño Tomás Gómez o del castellano manchego Emiliano García-Page- "No se puede dejar pasar esta oportunidad"- le han llevado, al final, a decidirse a colocar esta posibilidad en la agenda política, condicionada a que el PP, como volvió a suceder ayer en el Senado, rechace otra vez la semana que viene la comparecencia del presidente en el Parlamento para explicarse por el ‘caso Bárcenas’.
Rubalcaba ha terminado por situar así, aunque haya sido a remolque y en contra de su criterio inicial, la pelota en el tejado del Gobierno. Fuentes socialistas anticipan que, en caso de formalizarse la moción de censura, se respetará el reglamento, que obliga a defender un programa de gobierno y presentar un candidato alternativo, aunque se volcará el esfuerzo en solemnizar la grave crisis política en que el ‘caso Bárcenas’ ha sumido al país y la necesidad de que Mariano Rajoy sea sustituido por alguien “que no tenga que estar cada día pendiente de qué bomba se desayuna en los periódicos”. Rubalcaba busca de esta forma un gesto testimonial que debilite al Gobierno y le ayude a salvar la cara ante los que dentro de su partido llevan meses exigiéndole mano dura con Rajoy y que se deje de pactos en los que el PSOE no obtiene ninguna rentabilidad.
Aunque se respetará el reglamento, la posible moción es concebida por el PSOE como algo testimonial que busca desgastar al Gobierno
En este clima interno, casi cuatro semanas después de hacerse la foto con el presidente para sellar el ‘pacto europeo’ contra la crisis, el secretario general del PSOE se encaramó este martes a una tribuna del Senado, donde celebró la reunión con su grupo parlamentario, para advertir de que la crisis económica, la territorial y la política, han conducido a España a una situación de bloqueo. Pero quizás lo más grave que salió de su boca fue que con la financiación irregular que achaca al Partido Popular, Rajoy le hizo “trampa” en las elecciones. Los diputados que le escucharon enseguida tradujeron que estaba quitando legitimidad a todos los procesos electorales en los que el PP ha concurrido con Luis Bárcenas como tesorero. “La permanencia de Rajoy en La Moncloa es un problema para toda España porque en los sms se dirige a su socio, a alguien que le puede poner en apuros”, sentenció Rubalcaba.
Rubalcaba restó legitimidad a todas las elecciones en las que el PP ha concurrido con Bárcenas como tesorero: "Hubo trampa"
Ningún grupo político de la oposición ha criticado la posible presentación de la moción de censura, pero eso no quiere decir que todos estén dispuestos a apoyarla. De hecho, se da por descontado que, de presentarse, no será votada a favor ni por CiU, ni por el PNV ni por Coalición Canaria. Tampoco las fechas de su discusión están claras, pues dependerían de cuando el PP acceda a convocar la Mesa del Congreso de los Diputados, una decisión que puede quedar vinculada a la evolución del ‘caso Bárcenas’ y a las nuevas sorpresas que alumbre. En cualquier caso, al menos en términos aritméticos, la moción está condenada al fracaso.
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