La crisis del aceite de oliva se agudiza. Tras unos meses de caída al vacío donde los principales afectados han sido los agricultores andaluces, Cataluña es el próximo nombre en el obituario. Las condiciones climatológicas han sido el verdugo del gremio, que ven con melancolía la situación tan desfavorable en la que se encuentran inmersos. Un paso fúnebre que ni el propio Gobierno, ni las propias medidas de la Unión Europea han sido capaces de revertir.
Y es que las caras largas y el pesimismo no son fruto de cábalas, sino que los propios datos confirmar el negro futuro que se le avecina al aceite de oliva. Las ventas durante los primeros ocho meses de este año han caído un 17,31% en comparación al 2022, según los datos revelados el pasado viernes 22 de septiembre por la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac).
En total salieron al mercado 170,6 millones de litros de aceite de oliva en ese periodo, de los que 72,84 millones eran virgen extra (lo que supone un descenso del 14,83 %); 54,89 millones, “suave” (-26,57 %); 22,55 millones, “intenso” (-19,53 %); y 20,31 millones, virgen (+12,79 %).
Unas cifras que confirmar la realidad que se vive en el sector. Por si fuera poco, la pérdida durante el mes de agosto ha hecho saltar todas las alarmas a nivel nacional, tras registrar una venta total de 23 millones de litros de aceites, lo que significa tres millones menos que en el mismo mes del 2022. Dentro de las cantidades comercializadas, 9.28 millones han sido de virgen extra, 7,48 millones de 'suave', 3,53 millones de virgen y 2,78 millones de 'intenso'.
El sector agrícola está siendo el gran olvidado de este 2023. No solo se ve reflejado en las cosechas y en el aumento exponencial del litro de aceite de oliva en los supermercados, sino que la contratación ha caído un 38%. Si a todo esto le sumas que la sequía ha lastrado el trabajo y el esfuerzo de los 'supervivientes' del sector, tenemos como resultado esta crisis que ataca y deja en estado de coma a todo el campo español. Y el último en unirse al auxilio generalizado ha sido Cataluña.
El aceite de oliva en Cataluña, un problema de producción que deja en jaque al gremio
La sequía, los precios, la falta de mano de obra... Cataluña ha llegado a un punto de no retorno y la única salida que les queda en la recámara es la ayuda estatal. Las lluvias durante el mes de septiembre no han sido suficientes. Ha llegado tarde y mal. Varios campos habían tenido una cosecha temprana, lo que ha provocado que las aceitunas, materia prima fundamental para la producción del aceite de oliva, ya hubieran caído antes de la aparición estelar de la DANA.
"El sindicato calcula que las pérdidas medias de cosecha serán entre el 60% y el 90%, aunque desiguales en función del territorio, cuya producción no superará las 7.000 toneladas, teniendo en cuenta que en una campaña normal es de unas 33.000, y que el pasado año fue de 16.000, también por la sequía. En olivos de secano, en algunas comarcas como el Alt Camp, la Terra Alta, el norte de la Ribera d'Ebre y Les Garrigues, las pérdidas llegarán entre el 95% y el 100% por la falta de lluvia", explicaba en una nota de prensa el portal Olimerca.
¿A qué se debe esta pérdida que podría rozar el 90% de pérdidas en la cosecha de este año? Principalmente por el pésimo estado de los árboles, tras un mes de abril marcado por temperaturas récords y que lastró el cultivo para el resto de 2023. Desde la Unión de Pagesos, reclaman a los poderes fácticos catalanes ayudas urgentes y eficaces para las explotaciones de aceite de oliva con el fin de lidiar los pronósticos tan negativos.
Dentro de la catástrofe, hay algunos puntos calientes donde los campos parecen desiertos. En concreto, el pantano de Riudecanyes, en el Baix Camp, ha tenido pérdidas generalizadas, llegando al 30% de la cosecha, sobre todo por las restricciones en cuanto al uso de agua.
"En el Tarragonès, la cosecha se prevé irregular, con una producción entre el 25% y el 30% en algunos secanos y entre el 50% y el 60% en regadío. La superficie de olivo de secano en Cataluña es de 80.979 hectáreas y la de regadío de 23.126, según datos del Departamento de Acción Climática", explica Olimerca.
Los pronósticos no son positivos, es más, si se cumplen las palabras de la Unión de Pagesos el aceite de oliva dentro de la comunidad autónoma registrarán unas pérdidas récord y que tendrá un impacto directo en el precio del litro.
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