Dirigentes políticos catalanes de los dos grandes partidos nacionales no se cansan de repetir que la sociedad catalana está “secuestrada” por el soberanismo, como lo demuestra que tenga miedo a hablar en algunos lugares públicos en contra de los planes que acaricia Artur Mas. El silencio sigue siendo la pauta predominante en amplios sectores de la población, los mismos que ahora pretenden movilizar el PP, el PSC y Ciudadanos, y tiene también su traslación al mundo empresarial. Consciente de ello, desde diferentes instancias de la Generalitat se han transmitido en los últimos días mensajes intimidatorios a la patronal Fomento, al Círculo de Economía y al resto de las organizaciones que preparan una gran demostración de fuerza en contra de la secesión, para intentar boicotear el acto. “Ante una declaración de guerra, responderíamos rompiendo toda relación institucional”, se les ha advertido.
"Ante una declaración de guerra, responderíamos rompiendo toda relación institucional", ha amenazado Mas a las patronales
Fuentes de Convergencia reconocen estos avisos, pero no los interpretan como una amenaza. “Hay que tener en cuenta que en el Círculo de Economía, también en Fomento, hay empresarios con todo tipo de sensibilidades políticas. Sería imprudente que sus dirigentes se adueñaran solo de una de ellas y entraran en campaña. Lo único que se ha hecho es prevenirles de que deben atenerse a las consecuencias, pues las relaciones institucionales quedarían muy deterioradas”. Fomento tiene pruebas más que suficientes de cómo se las gasta la Generalitat, la última sufrida el pasado julio cuando canceló el reconocimiento que tenía Fepime como representante mayoritaria de las pequeñas y medianas empresas, ajuste de cuentas que ha dado mayor presencia a pimec, compañera de viaje del plan secesionista, en los organismos públicos donde se ventilan decisiones que mueven mucho dinero.
Las presiones de Artur Mas para que antes de las elecciones del día 27 no confluyan en una sola voz todas las manifestaciones que en las últimas semanas han surgido en contra de la independencia, han empezado a surtir efecto. Desde el Círculo de Economía que preside Antón Costas, se transmitió ayer a personas de la confianza de Mas que es altamente improbable que esta organización, un lobby en el que operan empresarios, directivos y académicos con intereses económicos en Cataluña, se sume finalmente a esta gran demostración avalada por altos representantes del Ibex. Joaquín Gay de Montellá, también ha empezado a poner serios reparos porque la patronal que preside, Fomento del Trabajo, tampoco respira unanimidad a la hora de valorar qué respuesta se le da al desafío secesionista. “Fomento es menos transversal que el Círculo en su composición, pero afronta un debate interno sobre si es más eficaz pronunciarse antes de las elecciones o después, una vez se conozcan los resultados y pueda hacerse un cálculo más aproximado de los daños”, aseguran fuentes empresariales.
Resignación ante la ambigua salida a escena del Círculo
Hay otras organizaciones que trabajan claramente a favor de que el acto finalmente se celebre, como Sociedad Civil Catalana, pues no le dan tanta importancia al número de asistentes como al estreno de una movilización que, de agravarse el proceso, iría cada vez a más después del 27-S. “Lo importante es que esta gran demostración se celebre con lo que hay, entre otras cosas porque quien decida, finalmente, no subirse al carro, quedará retratado”. La plataforma que preside José Ramón Bosch analizó ayer con resignación la salida a escena del Círculo de Economía a través de un documento que da una de cal y otra de arena y en el que reclama una consulta específica sobre el encaje de Cataluña en España en caso de que dentro de dos domingos, las formaciones partidarias de la independencia alcancen un apoyo mayoritario.
Algunos empresarios defienden que el acto contra la independencia se celebre aunque no esté el Círculo de Economía
Mas no solo está enviando recados a la gran empresa catalana para que se abstenga de intervenir en plena campaña electoral sino que también está movilizando a través de sus consejeros a las patronales provinciales que le bailan el agua y viven de las subvenciones de la Generalitat –es el caso de Pimec, Cecot o FemCat– para que, en un momento dado, si hiciera falta, se pronuncien de nuevo con claridad a favor del plan independentista y evidencien que la empresa catalana no es una piña y está respondiendo a este reto con sensibilidades diferentes.
El propio Mas ha comentado a los suyos que estas patronales son mucho más rentables para sus propósitos que el gran capital a la hora de arañar votos a favor de la causa, pues representan a miles de pequeñas y medianas empresas. “Nos movemos entre empresarios veleta, su influencia para frenar la independencia es nula”, se le escuchó comentar recientemente al presidente de la Generalitat en alusión al nulo influjo que algunos de los grandes apellidos de referencia contrarios al proceso soberanista, pueden llegar a tener sobre sus planes.
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