¿El desafío separatista que lidera Artur Mas está suponiendo una fractura social, incluso entre miembros de una misma familia? La respuesta afirmativa se ha escuchado durante los últimos meses a los partidos constitucionalistas, que han querido dar la voz de alarma. Por su parte, los partidarios del proceso secesionistas han negado cualquier aspecto en este sentido. El libro Jo ara votaré sí (Yo ahora votaré sí), del periodista Jofre Llombart (Angle Editorial), recoge ahora esta versión a través de nueve testimonios de la sociedad catalana, entre ellos los de familiares de personajes muy conocidos. Dos nombres sobresalen por encima del resto: Montse, hija de Enric Millo, portavoz del PP en el Parlament, y María Antonia, hermana del cardenal Lluís Martínez-Sistach.
Según el autor del ensayo, “debido a la tradición familiar y a circunstancias personales, estos perfiles parecían abocados a votar no”. Sin embargo, sostiene, son “un ejemplo inequívoco de la evolución que vive nuestra sociedad”. Ninguno de los entrevistados, explica Llombart, ha dejado de hablarse con sus parientes por el hecho de considerar mejor la independencia. “Si había tensiones familiares, eran de antes; y a la inversa: si la familia mantenía buenas relaciones, el independentismo no las ha empeorado”, sentencia.
La hija de Millo, de 19 años, defiende que “la consulta al pueblo es necesaria para saber lo que quiere”. “Y si nos tenemos que esperar a las próximas elecciones, nos esperaremos, pero no creo que sea muy difícil hacer una consulta. Y hacerla bien”, señala esta estudiante de Ciencias Políticas y Derecho de la Universidad Pompeu Fabra. Se autodefine como “idealista” y revela que votará sí, “pero con matices”. En este sentido, afirma que “no ve la necesidad de una Cataluña independiente en un mundo global, porque en éste no hacen falta fronteras”.
La visión que tiene Montse de la realidad calatana es bien distinta de la de su progenitor, Enric Millo. El presidente del PP de Gerona deseó el pasado diciembre que este 2014 sirviera para superar la fractura social en Cataluña. Así, dijo: "Nosotros pondremos sobre la mesa propuestas de solución para los problemas que vivimos, que hagan posible vivir juntos, trabajar juntos, cohesionar la sociedad catalana y trabajar por un futuro mejor". Todo ello, manifestó, para que este proceso soberanista "no separe en estas fiestas de Navidad a familias, amigos, que no sea motivo de discusión".
María Antonia Sistach aboga por "tirar por derecho, como hizo Kosovo" si el Gobierno de Mas no consigue llegar a un "acuerdo con el Estado español" sobre la consulta
También el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, diputado del PP por Barcelona, ha insistido en la idea de que se está produciendo una “quiebra social, familiar” en la sociedad catalana por la aventura secesionista, que, según ha remarcado, va “en perjuicio de Catalunya” y “en contra de los intereses del conjunto de España”. Fernández Díaz también aseguró que hubo familias que no se reunieron en Navidad. “Lo digo desde el conocimiento de quien vive en Barcelona”, comentó.
En cuanto a María Antonia Martínez-Sistach, no hay tanta sorpresa en que sea favorable a la consulta, por mucho que el autor le presuponga un perfil contrario a la misma, ya que su hermano, el arzobispo de Barcelona, ha manifestado su apoyo al “derecho a decidir” en el proceso independentista del Gobierno de Artur Mas. Además, la pariente del prelado reconoce que forma parte de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), el aparato civil del proceso separatista. Señala que le agradaría que la consulta se pudiera llevar a cabo mediante un “acuerdo con el Estado español”. En caso contrario, aboga por “tirar por derecho, como hizo Kosovo”. Esta vía pasa por adelantar las elecciones para que una coalición CiU-ERC presente la declaración unilateral de independencia como único punto.
La incomodidad con Duran i Lleida
Otros de los entrevistados es Marc Carrasco, nieto de Manuel Carrasco i Formiguera, fundador y presidente de Unió Democràtica de Cataluña (UDC). En una de sus respuestas, enfatiza: “No comparto la idea, bastante extendida, de que queremos la independencia de Cataluña para solucionar los problemas. El discurso --continúa-- ha de ser que la queremos porque no somos españoles”. Y añade: “No tengo nada contra España, es un país cojonudo, pero no es el mío. Es tan simple como eso”. Preguntado sobre si Josep Antoni Duran i Lleida, líder el partido que fundó su abuelo, es catalanista pero no independentista, Carrasco contesta: “Lo vivo con una cierta incomodidad. No soy militante de Unió, y mi padre lo es sin planteárselo. En la familia hay pocos militantes. No conozco mucho a Duran, sólo hemos hablado varias veces. Es una persona encantadora, pero…no lo entiendo”.
Por su parte, Daniel Vázquez, hijo del escritor Manuel Vázquez Montalbán y la historiadora Anna Sallés, ve el proceso “muy complicado” y cree que se debe “reconducir”. “Me agradaría un Estado independiente, pero eso sí, bilingüe; es la única forma de ganar”, recalca. “Hay que calcular mucho las palabras que se dicen y los gestos que se hacen. Ser inteligente y no ser agresivo”, apostilla.
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