La relación de Alfredo Pérez Rubalcaba con el primer secretario del PSC, Pere Navarro, sigue sobre el alambre y sometida a continuos sobresaltos. Hasta la dirección del PSOE ha llegado la intención de los socialistas catalanes de apoyar la ley de Consultas que se tramita en el Parlamento catalán, a través de la cual Artur Mas quiere blindar legalmente el referéndum que aspira a convocar el próximo 9 de noviembre. De momento, el proyecto se encuentra en trámite de ponencia, pero la disposición del PSC a negociar su contenido es muy activa y continúa abierta.
La ley de Consultas centrará el foco de actualidad después de que el Congreso rechace la delegación de competencias a Cataluña para celebrar el referéndum
La visión que se tiene de la jugada en la dirección federal del partido es que los socialistas catalanes vuelven a mirarse al ombligo sin ponderar el daño que pueden ocasionarle al PSOE en el resto del Estado cuando acaba de arrancar un ciclo electoral tan largo y complejo. El objetivo con el que juega sus cartas Pere Navarro no es otro que evitar la fractura del PSC, donde el sector crítico hace tiempo que acaricia la idea de crear un nuevo partido con el que poder acompañar a CiU, Esquerra Republicana e Iniciativa en su caminata soberanista.
El objetivo prioritario de Pere Navarro es evitar una fractura del PSC
Fuentes socialistas interpretan que a Pere Navarro le será muy difícil, por no decir imposible, crear una equidistancia creíble en Cataluña entre el frente independentista y el PP. Su estrategia de incluir en el programa electoral de las europeas el derecho a decidir, su rechazo a la secesión y el doble juego que se trae con la futura ley de Consultas, le aboca a una especie de esquizofrenia que solo se explica por la existencia de varias corrientes dentro del partido, una que comparte sin disimulo el proyecto de Artur Mas, otra que lo rechaza sin ambages y una tercera que aspira a recrear un nuevo proyecto político desde la ambigüedad.
Convergencia y ERC tienen claro su criterio, el PP y Ciudadanos también, pero el PSC sigue navegando en la ambigüedad
El nuevo incendio le puede chamuscar a Rubalcaba en vísperas de las europeas de mayo, se teme en la cúpula del PSOE, ya que la ley de Consultas entrará en escena después de que el Congreso rechace el próximo 8 de abril la delegación de competencias a la Generalitat para la celebración del referéndum. Aunque el propósito inicial de CiU es aprobar esta ley lo más cerca posible del decreto con el que pretende convocar la consulta, entrado ya septiembre, el debate sobre esta norma centrará buena parte de la atención parlamentaria en Cataluña y también en Madrid. Convergencia y Esquerra tienen claros sus criterios, el PP y Ciudadanos también, pero los socialistas siguen ejerciendo de trapecistas.
Al final, si el Constitucional llega a tiempo de tumbar la ley de Consultas como este martes ha hecho con la declaración soberanista de Cataluña aprobada por el Parlament en 2013, todo quedaría en agua de borrajas si no fuera porque llegará la hora de la verdad para Artur Mas: nadie sabe si se atreverá o no a desafiar al Estado convocando a las urnas el 9 de noviembre.
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