Cuando Josep Antoni Durán i Lleida regrese hoy a España procedente de Chile se encontrará con el ‘caso Pallerols’ algo más desinflado, pero con una fuerte resistencia en su partido, reflejada en el comité de gobierno celebrado este lunes, a secundar con los ojos cerrados la ruta soberanista improvisada por Artur Mas en Cataluña. Consciente del malestar creado en Unió, el equipo de confianza del presidente de la Generalitat ha decidido congelar provisionalmente la declaración a favor de la independencia pactada con ERC que iba a votarse dentro de dos miércoles en el Parlamento autonómico. El objetivo de Mas, aunque algo tardío, es sumar a la propuesta a los socialistas catalanes y a Iniciativa para que el acompañamiento parlamentario sea más holgado y la aventura suscite menos alergias en el mundo empresarial y en la propia coalición nacionalista.
Los democristianos de Unió se niegan a secundar con los ojos cerrados la ruta soberanista que ha improvisado Artur Mas para Cataluña
La declaración aparcada es un canto a la independencia que no solo ha provocado rechazo en el PP, en el PSC y en Iniciativa, sino que ha soliviantado también a los sectores más moderados de Convergencia y ha generado un profundo desasosiego en Unió, hasta el punto de que, a pesar de las apariencias, en el comité de gobierno celebrado ayer por los democristianos algunos de sus miembros concluyeron que el camino emprendido por el presidente de la Generalitat aboca a CiU y a la misma Cataluña a un estrepitoso callejón sin salida.
El malestar de Unió con Convergencia crece por días porque a medida que el partido que encabeza Durán i Lleida analiza con mayor precisión la secuencia de capítulos previstos hasta la hipotética convocatoria del referéndum, más convencido está de que asiste a una película de final pantanoso. Según fuentes de CiU, el primer capítulo llegará con la aprobación por el Parlamento de una nueva ley de Consultas que ofrezca una aparente cobertura legal a un referéndum, el segundo con la solicitud de permiso al Gobierno de Mariano Rajoy para convocar el plebiscito, el tercero con el viaje del conflicto al Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo y el cuarto y último con una doble alternativa: la celebración de la consulta soberanista contraviniendo la legalidad o la convocatoria anticipada de unas nuevas elecciones en Cataluña.
Fuentes de Unió recuerdan que Mas está dispuesto protagonizar esta andadura con el apoyo, siempre inestable e impreciso, de los republicanos, a espaldas del mundo empresarial y financiero y envuelto, por si fuera poco, en abundantes sospechas de corrupción que cercan no solo a CiU sino al núcleo familiar más directo de la familia Pujol.
Mas está dispuesto a protagonizar la andadura independentista con el aval inestable de los republicanos, a espaldas del mundo empresarial y financiero y con CiU envuelta en abundantes sospechas de corrupción
En las filas democristianas se especula, incluso, con la posibilidad de que si las cosas se le complican demasiado al Gobierno catalán y Artur Mas no puede cumplir el grueso del pacto de legislatura, ERC opte tarde o temprano por pegar la espantada y precipitar una nueva convocatoria electoral para rentabilizar el espacio que su líder, Oriol Junqueras, aspira a ganar en Cataluña bajo un mensaje muy nítido que mezcla un proyecto independentista sin tapujos ni matices con una trayectoria pública exenta, de momento, de corruptelas probadas.
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