ERC se rearma y cierra filas para un convulso año electoral que le obliga a asentar su núcleo duro y calcular bien el tiro. En esa organización de cara a la campaña electoral, los republicanos han dado su apoyo total a la candidatura del actual presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, para que revalide su mandato en las elecciones catalanas que se prevén en febrero de 2025 si no hay adelanto. Sin embargo, esta elección y reorganización de los roles internos ha tenido de telón de fondo la proposición de ley que se debatirá el próximo 30 de enero en el Congreso. La gran protagonista del pacto de investidura: la amnistía.
Después de la celebración de su Consell Nacional este sábado, los tres grandes beneficiados del partido por la ley que les suprimiría las penas se han quedado en segunda fila. El presidente del partido, Oriol Junqueras, cuya candidatura estaba en el aire tras saberse que el redactado de la ley le libraría de la inhabilitación y podría presentarse a las elecciones, ha escenificado un apoyo total al presidente de la Generalitat en el acto del partido y se quedará en la sala de máquinas junto a Rovira, la otra gran beneficiada por la amnistía. El tercero es Raül Romeva, que directamente deja la Ejecutiva para centrarse en la presidencia de la Fundació Irla.
Es una decisión prudente. ERC no ve claro que la amnistía llegue a tiempo ni cómo va a ser el trámite tras su paso por el Senado. Menos aún, y aunque las enmiendas quieran evitar a toda costa que los órganos judiciales tumben la ley, si se da la intervención del Constitucional o el Tribunal de Justicia de la UE. Ante un año de alto voltaje e incierto en Cataluña, Junqueras como candidato es un caballo ganador electoral pero también es un riesgo de desgaste por la incertidumbre de su inhabilitación y el ruido interno que esto pueda generar en el partido y, sobre todo, con Aragonés. El mismo criterio se puede aplicar a Rovira y Romeva.
Junqueras como candidato es un caballo ganador electoral pero también es un riesgo de desgaste por la incertidumbre de su inhabilitación y el ruido interno que esto pueda generar en el partido y, sobre todo, con Aragonés
Sin embargo, este paso atrás beneficia sobre todo a Pedro Sánchez en su mensaje de una Cataluña que ha superado el vaivén del procés. Un acuerdo que bien podría haberse dado entre ambos partidos en el pacto de investidura. Amnistía, cesión de Rodalíes y condonación de la deuda a cambio, entre otras cosas, de empezar un nuevo capítulo pactista con las caras del procés al margen. Al menos en ERC. El salto más grande en este sentido es, por ahora, el de Romeva, que sale de la Ejecutiva del partido republicano para tomar otra trayectoria.
Fundació Irla
Eurodiputado en los 2000, el exconseller de Acció Exterior, cuyo cargo estrenó él con el fin de internacionalizar el secesionismo catalán, toma ahora el mando de la Fundació Irla. Una fundación privada y vinculada a ERC que promueve la defensa de la libertad, la autodeterminación y la proyección de la lengua catalana. Se sitúa en el mismo lugar de la sede del partido, en la calle Calabria 166. Según datos que se reflejan en el apartado de transparencia de su web, la fundación recibía 957.744 euros en donaciones y 52.388 en subvenciones públicas en el último informe del Tribunal de Cuentas, fechado en 2017. En el texto también se recoge que tiene desde 2017 tiene un convenio de 10 años con ERC por el que recibe 452.604 euros para le ejecución un proyecto de memoria histórica.
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