Cataluña decidirá su futuro en las urnas el próximo 12 de mayo, aunque el tablero político lleva meses en campaña electoral. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, se ha visto abocado a adelantar las elecciones, que estaban fechadas para febrero de 2025, después de que los comunes echaran por tierra las cuentas catalanas con su 'no' tajante al megacasino del Hard Rock. Las cuentas no han salido adelante por un voto y el presidente, antes que prorrogar las partidas de 2023 y ante el fracaso de no poder completar una legislatura sólida, vuelve a postularse como candidato a la Generalitat en mayo para conseguir más representación parlamentaria. ERC lleva desde enero preparándose para la campaña electoral, tras reestructurarse internamente en las áreas de comunicación y con la ratificación de Aragonés al mando con el beneplácito de Oriol Junqueras.
Ante el riesgo de que los comunes votaran que no, el Govern ya meditaba el miércoles a primera hora la opción de ir a las urnas. Los de Jessica Albiach se han mantenido firmes en su posición de no "desarrollar una agenda de derecha", en relación al Hard Rock pero también en los proyectos de la B-40 y la ampliación del Prat, proyectos propulsados por el PSC y que también estaban en el marco del pacto de las cuentas catalanas. El discurso de los morados también ha variado y se ha fortalecido en clave electoral. Votaron partidas presupuestarias para el Hard Rock en 2022, donde se incluía la operación de compraventa de los terrenos donde se iba a instalarse el macrocasino. Ahora, los 'morados' buscan erigirse como los valedores de la 'auténtica izquierda' en las autonómicas para arrebatar votos ERC.
Cordón sanitario a Junts en clave electoral
Bajo esta óptica también actuaba ERC. Aragonés buscaba un pacto progresista para sus cuentas públicas y mantener el cordón sanitario a Junts como rival en la agenda independentista. Los posconvergentes habían tendido la mano hasta el último momento a ERC para sacar adelante las cuentas, y lo volvían a hacer en el pleno de este miércoles con una propuesta fiscal que pasa, de nuevo, por la bonificación del impuesto de sucesiones y la bajada del IRPF. Para el Govern era una línea roja, y han preferido adelantar elecciones antes que ceder. La portavoz de ERC, Patrícia Plaja, ha sido la más contundente a la hora de marcar distancias en una rivalidad férrea con Junts, y ha criticado a los de Jordi Turull y Carles Puigdemont de estar enfocados en la cuestión fiscal sin consenso cuando el Ejecutivo catalán necesita los "1.200 millones" para "inversión en temas sociales". Lo cierto es que el impacto de esta medida supondría un recorte a las arcas públicas catalanas de 358 millones.
Así, Aragonés ha tirado de cálculo electoral, como ha denunciado además Junts, para conformar un "gobierno sólido" que pueda hacer frente a los retos que atraviesa Cataluña, que precisa de mayorías, como la extrema sequía qu eatraviesa la autonomía. Es una jugada meditada. Con Salvador Illa ahora en el punto de mira por el 'caso Koldo' y con la incertidumbre del candidato de Junts, jugar con los tiempos electorales es clave para que ERC no pierda rédito. Fijar las catalanas sacude así la preparación de electoral de Junts a un mes de las europeas, que era donde tenían centrado el tiro.
Aunque los posconvergentes dan por hecho que Puigdemont será su candidato el 12 de mayo, los de Aragonés saben que cuanto más margen haya dan recursos a Junts para el rearmarse con la amnistía en trámite y más, ahora, con la posición tan débil en la que se han quedado tras el pleno del miércoles. El de Waterloo depende de la amnistía para poder concurrir a las elecciones y es prácticamente imposible que los trámites parlamentarios lleguen a tiempo. El articulado llegará el 15 de marzo al Senado después de que este jueves se vote en el Congreso. Se evaluará en el Senado durante dos meses por lo que, por lo pronto, podría estar lista la segunda semana de mayo. Las candidaturas deben presentarse varias semanas antes de los comicios y, además, con total seguridad la amnistía volverá a quedar en el aire ante las cuestiones de inconstitucionalidad que se presenten en los tribunales. El secretario general del partido, Jordi Turull, era el primero que era consciente de estos márgenes cuando fijó julio como fecha para el retorno del expresidente de la Generalitat.
Illa, muy esperanzado
Los que más sonríen son los socialistas. Fuentes del PSC aseguran que Illa trabaja desde hace tiempo para este escenario y que la constitución de esa "alternativa sólida" basándose en la "política útil" es el eslogan que seguirán llevando por bandera. Los sondeos internos que manejan son positivos en intención de voto y mantienen que el electorado catalán sigue apostando por ellos como principal baza para liderar la Generalitat después de que arrasaran en las municipales. Crece en el partido la esperanza a la vez que crece la presión, porque el 12 de mayo también será un plebiscito que examinará las políticas de Pedro Sánchez en Cataluña y, como consecuencia, la credibilidad de Illa. Las encuestas con las que trabajan les siguen manteniendo a la cabeza con ERC pisándole los talones. Oficialmente, la última encuesta de noviembre del 'CIS catalán' relanzaba a los socialistas pero no medía ni el impacto de los pactos de cesiones para la investidura con Pedro Sánchez cargada de cesiones a Junts. Tampoco el 'caso Koldo'.
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